Dios nos mandó Hackney Diamonds de los Rolling, para prepararnos de lo decepcionante que iba a ser la rola de los Beatles Now and Then, una pieza más bien de John Lennon, tal cual Free as a bird. Y no se equivocó, a pesar de sus más de sesenta años de carrera, el disco de sus satánicas majestades suena potente, vitalizado, al rock de antes, pero al mismo tiempo es fresco, moderno, delicioso, con sus featurings de Lady Gaga, Paul McCartney, Elton John y Stevie Wonder, solo por citar a los más importantes. La ausencia de Charlie Watts se siente pero no se siente, todos sabemos que falta, por eso es un sentidísimo homenaje, que nos emociona hasta los huesos.
El disco no tiene desperdicio, me hizo sentarme como hace años no lo hacía, solo y sólo a escuchar música, con esa efervescencia y pasión que se siente en la música de los Rolling, por un momento me sentí otra vez insatisfecho, coreando a toda voz Angry, esa rola que abre la obra y como dice la revista Rolling Stone “El tema es una creación por excelencia de los Stones, caracterizada por su contagioso e instantáneamente reconocible riff de guitarra, cortesía de Keith Richards. La inconfundible voz de Mick Jagger ocupa el centro del escenario, mientras teje una narración que explora las complejidades de las emociones humanas”.
Un recorrido sonoro en la historia del grupo británico, que nos dice: aquí está nuestro pasado y nuestro futuro, y sí, si alguien pensaba que los Rolling no darían algo más, este disco nos viene a demostrar por qué Mick Jagger tiene un pacto con el diablo, pintan un sonido innovador, sin olvidarse de las raíces del blues. La voz totalmente inglesa de su majestad no tiene parangón; se nota además, la mano del productor Andrew Watt, un jovencito de treinta y dos años al que no conocía, pero resulta ser un genio de la música que nos ha regalado esta joya de la mano de las composiciones de Richard y Jagger. Por cierto, en este regreso vi unos hermosos jerseys del Barcelona con la icónica lengua, carísimos, hubiera matado por una (ya se agotaron).
Al final, el disco cierra con una rola de Muddy Waters, esa que le dio nombre al grupo, un homenaje al gran blusero norteamericano pero al mismo tiempo una despedida; si bien los ingleses han declarado que este disco es el inicio de una nueva etapa de la banda, yo creo que es su franca despedida, así como siempre han sido: rebeldes, creativos, potentes, unas leyendas vivientes, de esas que prácticamente quedan pocas, como Bob Dylan, Jimmy Page, Robert Plant, Ringo Starr y Paul McCartney.
Hace mucho que no compro un disco en físico, probablemente unos cuatro años, este material me provoca esas ganas de olvidarme del Spotify y correr al BabyRock por el cd o mejor aún el elepé. ¡Qué maravilla! ¡Qué disco! ¡Qué rolas! Regresan la fe en la humanidad: ¡Que viva su majestad el rock! ¡Que vivan sus satánicas majestades! ¡Que god save the Rolling Stones y el diablo los mantenga con vida!