“La vida sin música sería una tragedia” Nietzche
Estimado lector de LJA.MX con el gusto de saludarle como cada semana y agradeciendo enormemente su tiempo y atención para dar lectura a esta columna J, quiero destinar este espacio para referir de manera breve algunos apuntes sobre la magna obra de un filósofo que puso al mundo de cabeza, un pensador cuya visión excedió los límites que se presentaban en la sociedad. En su obra deja un legado imborrable para la filosofía, sin duda alguna hay un antes y un después de la obra de Nietzche, el hombre que se atrevió a matar a Dios.
El filósofo alemán tuvo su formación bajo la arista peculiar del dogma religioso, considero que ese hecho tuvo que ver con que su capacidad de análisis fuese mayor y de manera progresiva robusteciera su retórica y su antítesis sobre lo que serían sus obras posteriores. El mundo en el que le tocó vivir, era un mundo que iba despertando en revoluciones sociales y en el derrumbe de las monarquías, su punto de existencia se encontró en medio de grandes personajes, filósofos, escritores, y con una tesitura política bastante peculiar.
Estudió filología y del mismo modo considero que su vida fue marcada por dos relaciones, la primera con Lou Salome y la otra con Wagner, con Wagner tuvo una estrecha amistad, no obstante, con el devenir del tiempo tuvo un distanciamiento vituperable por las ideas religiosas con las que se vinculó.
Es complejo poder catalogar a Nietzchsche como un filósofo perteneciente a las corrientes establecidas, dado que no tenía un sistema impuesto ni diseñado para discurrir en sus obras, era un filósofo que señalaba, era el maestro de la sospecha, así le mencionó Ricoeur. Evidentemente el hecho de exponer la existencia sin un dios como tal, lo lleva a un plano y taxonomía de otra índole. Considero que el punto no era matar a dios, no tuvo un discurso antisistema, era una discurso de introspección, la esencia de que cada individuo se haga consciente de su vida y del mismo modo conferir la propia responsabilidad nihilista de la vida, sin recargarla en algo con supremacía jerárquica.
Cuando Nietzsche habla del eterno retorno, hago el apunte sobre lo que alcanzo a percibir, jamás me atrevería a decir, que él escribió algo de un modo queriendo decir algo adicional, considero, volviendo al punto del eterno retorno, lo entiendo como esa posibilidad de poder generar en la vida, la vida que se quiere, a la que se aspira, es decir, no importa que siempre sea lo mismo, en esa construcción existe la parsimonia y el gusto por vivir, de lo contrario se estaría viviendo lo mismo, en tanto que la vida nos enseña una y otra vez lo mismo, hasta que aprendemos o lo trascendemos.
Nietzsche era defensor de los animales. Tanto que, en una ocasión, y viendo cómo un cochero azotaba a latigazos a su caballo, se abalanzó sobre el animal, abrazándolo, y le pidió al cochero con lágrimas en los ojos que dejara que azotar al caballo. La virtud es un destino que tiene caminos poco entendibles, no obstante, ninguno disminuye su efecto. No cabe duda de que la grandeza de las personas también se puede medir por el modo en como trata a los animales, esta es una conciencia con el propio Pitágoras.
A los 44 años tuvo un colapso mental, cosa que resultó ser parte de la raíz de su demencia, que avanzó hasta el fin de sus días, del mismo modo desde temprana edad fue enfermizo y es evidente que dichas complicaciones le llevaron a formar su carácter y su modo de concebir al mundo.
La gran afirmación de Nietzsche será la vida. La vida tiene sentido si se entiende la existencia como un tiempo para hacer efectiva la libertad del ser humano: la vida hay que vivirla con optimismo, fuerza e ilusión por construirla por la voluntad de crear de cada ser humano (voluntad de poder o inocencia del devenir), algo que seguramente tomó de la antogonía de su maestro Arthur Shopenhauer.
Me resulta bastante irónico el cómo terminan los días de este gran filósofo, prácticamente tirada y en la demencia total, la vida es una devenir bastante complejo, inexplicable, completamente nihilista y determinista al mismo tiempo, los muros de la lógica se caen con el canto de un pájaro, las fábulas son estructuras de gobierno, y todos los himnos de las naciones son iguales, pero con sinónimos. Así fueron los últimos días de un filósofo que marca un antes y un después en la historia.
Las obras de este gran personaje siempre nos llevarán a una reflexión y nos llevaran a dudar, y eso en estos días ya resulta ser un acto de heroísmo, Albert Einstein expuso la teoría de la relatividad, José Saramago un ensayo sobre la ceguera, Frederich Nietzche un mundo y una vida más allá de un ser supremo, el nos dejo el dualismo del superhombre, pues como él decía “Todo lo que se hace con amor, va más allá del bien y del mal”.
In silentio mei verba, la palabra es poder.