Como parte de las conferencias mensuales del Seminario Permanente de Ética Ambiental y Animal, el pasado 13 de octubre de 2023 se celebró la novena sesión cuyo tema fue “Animales comunitarios desde la criminología y la victimología”, impartida por Teresa Ambrosio Morales, técnica académica en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
La sesión dio inicio con una cita de la Ley General de Sanidad Animal que explica que “el ser humano se beneficia de los animales de muy diversas maneras, y en ese proceso, adquiere la responsabilidad de velar por su bienestar”, ésta implica la prevención de situaciones que afecten directa y negativamente a los animales en zonas urbanas.
A continuación, Ambrosio definió dos bloques de conocimiento que intervienen en el tema de la protección del bienestar animal: el primero, en un sentido científico, tiene que ver con cuestiones veterinarias etológicas, biológicas, ambientales y antropológicas; el segundo, en un sentido legal, se interesa por estudiar la figura jurídica del animal comunitario. Se señaló que, desafortunadamente, la violencia es un elemento transversal que está presente en todos los espacios sociales y que también involucra a los animales comunitarios, los que se conocen como el perro del barrio, es decir, aquellos que no están bajo la tutela de una persona particular, sino de los miembros de una comunidad, por lo tanto, es necesario que, a través de ambos bloques de conocimiento, se actúe para garantizar el resguardo de su integridad. Un paso importante para lograr este objetivo es la conciliación entre especies, ya que, por un lado, hay argumentaciones de carácter antropocéntrico que se centran en las necesidades humanas, y, por el otro, argumentaciones que tienen que ver con en el ecocentrismo, perspectiva que inclina la balanza hacia la cuestión ambiental. La clave está en equilibrar ambos enfoques, es decir, que el ser humano pueda desarrollarse de manera sostenible sin perjudicar el bienestar de las demás especies que habitan el medio ambiente.
Para esto, los derechos humanos y la bioética son muy importantes, ya que, en combinación con el ámbito normativo, pueden otorgar a los animales la protección necesaria para evitar los abusos en su contra. Es gracias a esta interdisciplinariedad que podemos hablar de sintiencia al referirnos a un animal, concepto que se combina en los lineamientos normativos cuando se habla de seres sintientes, de sujetos de derecho y de sujetos de protección especial. Estos términos jurídicos de seres sintientes van a utilizarse de manera diferente dependiendo de la ley, caso o situación concreta que se esté suscitando. Siguiendo esta misma línea, la jurista también refirió que la materia civil interviene en la protección de los animales cuando existen casos de divorcios, de derechos de daños, gestión de negocios, organizaciones de la sociedad civil, etc., además de que busca conciliar las diferencias dentro de las comunidades, con el fin de que a los animales que pertenecen a éstas se les garantice una vida digna estando siempre bajo el cuidado responsable de una tutoría.
Posteriormente, se nos compartió una cápsula informativa de César Nova Escudero, a partir de la cual la ponente cuestionó el que muchas personas siguen evitando hablar de los Derechos de los animales, ya que este término no sólo se refiere a todo el conjunto de ideas o normas en materia jurídica, sino que implica el reconocimiento de los animales como iguales al hombre frente a la ley, y el dejar de cosificarlos, reconociendo que éstos también pueden ser sujetos de derecho cuya vida tiene valor por sí misma. Pero, ¿qué animales tienen derechos, de qué tipo y bajo qué condiciones? Saber esto implica investigación, doctrina y jurisprudencia que argumente, desde la interpretación de las normas, la práctica de estos derechos. Un animal de compañía (como perros, gatos, aves, conejos, etc.), por ejemplo, puede pasar a ser comunitario en caso de abandono, pero su bienestar debe asegurarse siguiendo protocolos como la vacunación y esterilización, con el fin de evitar consecuencias graves no sólo para el animal, sino también para la ciudadanía.
En cuanto al tema de la criminología, Ambrosio aclaró que los animales también pueden ser vistos como víctimas. De hecho, la llamada victimología verde es una corriente que se preocupa y vela por el bienestar del medio ambiente y de los animales, y que considera que un animal comunitario puede ser victimizado, pues, además, su sufrimiento es compartido indirectamente por lo grupos de personas que están a su cargo, y que tienen el derecho y la obligación de presentar su denuncia a las autoridades correspondientes. Así pues, con el fin de evitar que se perpetúe la violencia contra los animales (no sólo comunitarios o de compañía), es necesario expandir una cultura de educación y prevención, además de generar una política pública con la que les acompañe para salvaguardar su integridad desde la legalidad. Una parte fundamental de este objetivo consiste en suprimir toda forma de violencia, lo que conlleva el diseño de políticas públicas en macro, meso y micro niveles de profundidad, de acuerdo con los ámbitos en los que se presenten casos de abuso. Asimismo, la investigadora señaló que, cuando esas políticas públicas no funcionan, se generará una política criminal acorde a los derechos de los animales a través de la Ley Penal, método que ya ha provocado cambios importantes en México, aunque aún es necesaria la creación de instancias específicas con protocolos que apoyen a las organizaciones de la sociedad civil.
Por otro lado, la ponente también explicó que una de las causas fundamentales de la violencia contra los animales en México, y por la cual surge la necesidad de tomar tantas acciones legales, es el hecho de que, según las estadísticas, el 90% de la población en nuestro país sigue normalizando la violencia en sus entornos familiares, y que además sigue funcionando como medida pedagógica en muchos hogares. En este punto, Ambrosio trajo a colación la llamada Teoría del patrón geográfico, según la cual, cuando se comete un acto de maltrato contra un animal, también suele haber diversos delitos implicados detrás de esa falta, lo que se traduce como impunidad y falta de procesos judiciales adecuados.
Queda claro que la problemática del maltrato animal contiene capas más profundas que develan problemas sociales que pueden derivar en delitos mucho más graves, como la falta de conciencia humanitaria, la violencia muchas veces interiorizada o normalizada, la falta de empatía, la falta de educación moral y ética, entre otros. Conocer esta información nos coloca en la responsabilidad de divulgarla y fomentar el respeto a nuestros semejantes, así como al medio ambiente y a los animales desde el hogar, de modo que no seamos partícipes con nuestra indiferencia de la perpetuación de estas expresiones de violencia. Los invitamos a revivir la conferencia a través del siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=0sprcn_sM1k