Muros baldíos en Aguascalientes: de la academia de arte al espacio público - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Jaime Lara Arzate

 

El arte colectivo en Aguascalientes es en la actualidad, una pálida sombra que languidece en los cenicientos muros de la ciudad, que la enmudece.

Como forma de arte público expresado a través de la pintura mural urbana, mueren de inanición, pues han perdido su función y plusvalía política de turno. Literalmente esos muros son blanqueados; son los residuos y los últimos testigos de las políticas públicas culturales que en un tiempo fueron bandera de inclusión y de atención a la población juvenil para reducir factores de riesgo encaminados a la prevención de la violencia y delincuencia.

Ante este escenario, sea de manera autónoma o mediante apoyos, han entrado en estado latente, quizás a falta de aquel impulso que la formación social en arte otorga para su cultivo. Convocar a la participación ciudadana, podría ser una herramienta que visibilice el ser y la riqueza cultural que habita en lo urbano o en lo rural.

Se trate de mural social o cosmético, supone no romper con los principios discursivos de este género, los que invitan a la construcción de redes de colaboración entre los integrantes de un grupo humano determinado, por lo que se estaría creando una estética única, en sus propios términos y con autonomía de gestión.

Los temas y motivos, como aquellos relatos comunes de la historia oral, crearán lazos comunitarios que habrán de resucitar añosas formas de vida, gustos, saberes, anhelos y utopías, mediante poderosas imágenes que reestructuran visualmente sus entornos mediante la forma, el color y el contenido.

Por lo que son elementos del lenguaje, que promueven el papel trascendental que juega el arte y la cultura, como constructores de identidad mediante la participación comunitaria, conjunta y afín a un futuro, lo que parece confirmar que también cumplen una función como espejo del lugar donde se vive.

Plantear a lo largo y ancho de la ciudad o del estado, estas alternativas de expresión para apoyar la generación de cultura comunitaria, se antoja un tanto inalcanzable.


Ante estas consideraciones, habrá que redireccionar el radar para planificar y proyectar decisiones culturales que crucen los apoyos de las fronteras de los programas federales.

El punto está ahí, centrado en una visión con base en la inclusión y la equidad, pues requiere de un cambio de paradigma, ya que, en estos enfoques, lo social emana de la población, de la autogestión, que enfrenta las desigualdades sociales y las carencias heredadas históricamente por décadas y aún sesgadas por una visión disociada de cultura.

Se enfatiza en la práctica del arte público en una de sus tantas vertientes. Preguntarnos si en Aguascalientes el mural ha blandido tantos temas como las reivindicaciones sociales o expuesto las desigualdades, la discriminación, la marginación, la pobreza, la corrupción, la violencia policíaca, o la voracidad del capitalismo que aniquila el planeta, que le exprime al máximo sus recursos y las capacidades para la vida.

Hoy existen nuevas formas de concebir el arte público (como lo es aquí, el mural urbano), a través de las cuales, la academia se hace presente en la persona de sus egresados o alumnos, que responden por lo general más a una postura del arte por el arte, que resulta en esteticista y egocéntrica de parte de quienes lo producen, que de una contribución auténtica y solidaria con el común de la gente a quienes se dirige o comparten las propuestas.

Contados son los individuos y colectivos que actúan con un sentido solidario, valor que lánguidamente asoma en los contenidos curriculares y en los idearios de las escuelas públicas de formación artística. Surgen piezas artísticas que devienen decorativas e inocuas, siendo el referente la carencia de una visión social y de la despolitización, donde la calidad de la factura está por encima de las necesidades, anhelos e intereses de determinados grupos humanos.

Posturas individualistas y actitudes que no abonan a la construcción de sociedad, ni a cultivar historia e identidad, ya que operan en contra de la cohesión social y del arraigo, desentretejiendo aquellos lazos de pertenencia que compartimos en comunidad.

En consecuencia, el productor artístico no es crítico ni creativo ante el medio que le rodea, no le hace ciudadano consciente ni activo para devolver a la sociedad el producto de su formación académica.

Afirma el educador en artes, Antonio S. García, que: “La educación artística […] tiene entre sus funciones ayudar a la cohesión, continuidad y desarrollo de la sociedad, a partir de la identidad de ideas, valores, sentimientos y costumbres de dicha sociedad. Esto ofrece la posibilidad a las nuevas generaciones de conocer el mundo en el espacio y el tiempo correspondiente, o sea, el contexto social, histórico y cultural que viven y, al mismo tiempo, facilitar el libre desarrollo de la personalidad de los estudiantes para que tengan participación emocional, racional y activa en la transformación de su propia realidad”.

Desindividualizar la producción artística es un reto. Los artistas se encuentran confinados en una esfera egocéntrica, de donde resulta, la pérdida o el dejar de experimentar un vínculo emocional y afectivo que se genera y comparte en sociedad, pues se rompe con aquella comunión entre las personas que habitan los lugares de residencia y los artistas, se pierden los procesos de cooperación y participación, por lo que el beneficio individual prima sobre el colectivo.

Podría operar otro factor en el escenario, la gran diversificación de las artes visuales, que en la actualidad no se circunscriben únicamente a la tradición artística, la cual toma otro derrotero a partir de las prácticas desplegadas desde los años 60, conocido como el campo expandido del arte, es decir las corrientes conceptuales que tienen vigencia en la actualidad, entre otras como el performance, las instalaciones o ambientaciones o el arte de procesos; se suman otras no tan añosas como el video, Net Art, el Arte Digital y toda una gama de recursos mediante aplicaciones informáticas, para ilustrar, dibujar, pintar o realizar esculturas modeladas y obtenidas en impresión 3D.

Esa diversidad teórica, conceptual y tecnológica, por el contrario, se presenta como un recurso que ha de sumar e incorporarse a los lenguajes e intenciones de comunicación y expresión en trabajo de campo que llama a ser transdisciplinario.

Más aún, ponerlos a disposición de los habitantes de los barrios, localidades o en los espacios de la cotidianidad, con quienes se trabajen proyectos de concepción sociocultural, que irán acompañados de la voluntad de estos y de la elección del discurso visual a emplear que recurre a la monumentalidad de la gráfica, de la fotografía o del cómic mural, entre otros; en resumen, producir un arte comprensible y al alcance de todos, que se renueva y sostiene por sí mismo, es decir, como diría el clásico, “obedecer pintando”.

El arte es un recurso que acerca al conocimiento de nuestro medio, ofrece otra forma de mirarlo cuando se socializa en comunidad, porque llama a desindividualizarlo, se comparte; el trabajo comunitario faculta a la coautoría y otorga licencia para sumar individuos a mundos antes inconexos, pues no es ajeno a las diversas realidades presentes en el lugar en que habitamos.

Cabe preguntarse cuáles son los fines de la educación en los centros de enseñanza en artes. El filósofo Juan Delval, cuestiona sobre qué tipo de sociedad queremos y a qué tipo de hombre aspiramos, ubica la respuesta en la dimensión de la pedagogía de Paulo Freire, donde uno de los papeles fundamentales es educar para la libertad, sin perder de vista que se requiere de la formación de personas críticas, conscientes de su pertenencia a una sociedad determinada y comprometidas con su presente, su futuro y con sus comunidades.

Producir un arte que recurra a las prácticas que involucran el contexto social, para que tenga mayor peso el bien común del colectivo, que las búsquedas estéticas, sin ser la máxima la estetización ni romantización de la pobreza.

El artista y crítico de arte, Luis Camnitzer, cree: “…que el mayor error que pueden cometer las escuelas de artes es suponer que la misión del artista es producir obras de arte, asumidas como aquello que circula y se canoniza en las instituciones autodeterminadas artísticas”.

Es una posibilidad que la academia salte los muros, de los salones de clase y de los talleres para ir a los barrios, a las plazas y a sus calles, así como a las comunidades, para que los estudiantes, ensayen sus capacidades en el territorio, lo cual lleva a considerar que a lo largo de su formación se puede ser artista, teórico o educador, porque ha de existir la necesidad gregaria de expresarlo en un ámbito público.

Persiste en la actualidad, un vacío en el ejercicio de esta disciplina. No existe en el ámbito académico un proyecto pedagógico ni cultural que lo fomente o avive.

Ocasionalmente se dan exiguos acercamientos que la ciudad diluye, por un lado, por su dimensión, y por otro, por la acción deliberada de una patrulla anti grafiti que también extermina murales, que exorciza entre otros factores, el ejercicio de la democracia desde el arte y la cultura, lo cual es sin duda la respuesta oficial dura a la carencia de espacios de expresión y atención para la ciudadanía, en lugar de construirlos conjuntamente en sociedad.

No debemos ser omisos ni permitir borrar de la ciudad la práctica muralística, porque esto significa desdibujarnos, requerimos vernos en ese espejo, en nuestra contemporaneidad para percibir y concebir los cambios operados en nuestro entorno que también son creación nuestra.

Hace falta mayor infraestructura e incentivo local a estas prácticas artísticas. El mercado del arte y de trabajo en esta área, en Aguascalientes es nimia, así como los espacios independientes creados por los productores de arte locales egresados o no de centros de educación formal y no formal, que cierran a la vuelta de los días, por lo que es deseable incentivar y prolongar en el tiempo políticas que apoyen de manera continuada esos esfuerzos.

Las escuelas de arte pueden ser el lugar para dar continuidad a la fecunda tradición mural, de la cual el país es heredero y dispersor por décadas de este género, sobre todo en América Latina. Para ello se requiere de la creación de talleres de pintura mural o de gráfica monumental, que, a más de explorar el oficio, sean concebidos como laboratorios de proyectos socioculturales y artísticos, el arte como vehículo de acción cultural, donde estas disciplinas retomen la dirección, la historia y la fuerza esenciales a ellas, como en las buenas prácticas que se experimentan en la Facultad de Artes y Diseño, FAD-UNAM, y en el Taller de Gráfica Monumental, de la Universidad Autónoma Metropolitana, UAM.

En conclusión, podemos afirmar que el arte debe estar en las calles, en los barrios y en las comunidades, más que en los museos y las galerías, pues en estos espacios de legitimación, las obras son desactivadas perdiendo toda intención reivindicatoria, incluso no importando si este es cosmético pero si colectivo, por lo que debe señalarse, que el arte de visos comunitarios no importando que éste sea transitorio y fugaz, ha de ser producido por los grupos humanos sinérgicamente, pues se expresa desde lo cotidiano, a partir de la herencia de la cultura popular, de la memoria y la identidad colectiva, al tiempo que inunda de color el espacio que habitamos, los muros baldíos de la ciudad y nuestras vidas.

Coda: Actualmente, los muros ahora baldíos del paso a desnivel de la Calzada Alameda en la capital del estado, son testigos de una práctica de blanqueamiento discriminatorio de la imagen del paisaje urbano, por decisión de la municipalidad, sin una consulta pública. En su momento colectivos, profesionales y alumnos en artes y del diseño compartieron historia, identidad y patrimonio con la sociedad hidrocálida, ellos son: Sandra Sánchez, Tere Leal, Axel Herrera, Jesús Ávila, Juan Luis Durán, Fernando Mercado, Carlos Mercado, Enrique Rodríguez, Jesús Martínez, Allain Grisel Díaz, Jonathan Rubalcava, Oscar Rangel, Saúl Adrián Esparza, Jesús Díaz, Raúl Guzmán, Mostre y, Aníbal Reyes/ Imágenes: de Traductores Visuales.

Septiembre de 2023


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