Matar a un ruiseñor: los prejuicios de los juicios/ Así es esto  - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Texto escrito por Julio César Reyes Ruvalcaba, Ezequiel Pérez González y Rubén Díaz López

Esta semana en la materia de derechos humanos que se imparte en la EBC, tuvimos  la oportunidad de ver el largometraje Matar un Ruiseñor (1962) un clásico no solo de la literatura sino del cine norteamericano: un abogado blanco defendiendo a un negro acusado de violación de una chica blanca, en los años rudos del racismo norteamericano. Todos los listados sobre películas para abogados la incluyen, sin lugar a dudas es el drama judicial por excelencia, después de todo ¿Qué jurista no admira y quisiera ser como Atticus Finch? Esta cinta trata justamente de la integridad moral, ética y jurídica del postulante, el cual tiene que defender a Tom Robinson contra viento y marea.

A lo largo de este juicio, se logra apreciar muchos factores, tanto el lenguaje corporal de los testigos y acusado, como las versiones del acontecimiento, se menciona que la mujer fue golpeada en el lado derecho de su cara, el cual la única opción viable es que alguien zurdo la golpeara, lo interesante aquí es que el afroamericano tuvo un accidente de pequeño  y quedó sin movilidad alguna en los músculos de la mano, y el único que tenía la descripción de ser zurdo, y que estuvo en el lugar de los hechos, era el papá de la víctima; además, cobraba relevancia que se le notaron unas marcas de dos manos en el cuello a la mujer, y como mencionamos con anterioridad, Tom Robinson  no podía utilizar su mano izquierda. A pesar de las pruebas, de un convincente y retórico alegato del defensor, los hombres del jurado, todos blancos, estuvieron de acuerdo que era culpable; la historia anuncia que habrá apelación pero, lamentablemente, al trasladarlo a la cárcel trata de escapar y en el intento de detenerlo, terminó muriendo.

¿Qué nos deja esta cinta? a lo largo de ella, observamos varias inquietudes sobre el juicio que se aplica a Tom debido a su color de piel, ya que en ese tiempo a las personas de color se les consideraba inferiores y por ello existían prejuicios que inundaban los juicios en torno a ellos; trasladándolo a nuestros días, a nuestro país, vemos que pasa lo mismo cuando se llegan a discriminar los grupos indígenas, a los pobres, las mujeres y personas con discapacidad. Justo por ejemplo, al analizar las sentencias que ha emitido la Corte Interamericana contra México, observamos que en la mayoría de los casos se trató de indígenas o de personas pobres. Y surge la pregunta ¿Por qué existen  estos prejuicios? ¿Por qué se discrimina al otro sin mayor razonamiento? Una respuesta difícil, máxime en un México plagado de desigualdades.

Lamentablemente esto pasa día a día, aun cuando nuestra Carta Magna establece un bloque de derechos humanos para todos, pero como bien se sabe aún hay muchísimos casos en donde se les llega a atormentar, derivado principalmente de los prejuicios; cobra relevancia por ejemplo, en la cinta analizada, que quieres juzgaron a Tom fueron exclusivamente blancos, incluidos juez, fiscal y abogado defensor, es decir no se pusieron en los zapatos de Tom; al inicio de la película esta es una de las enseñanzas de Atticus a sus hijos: siempre hay que caminar con los zapatos del otro. Mientras en el país no tomemos más conciencia de esto, Matar a un ruiseñor, seguirá cobrando una escalofriante actualidad, seguiremos cargando con los prejuicios que llevan a los pobres, mujeres e indígenas a padecer injusticias, entre ellas la cárcel o la privación de su propiedad.

 

Rubén Díaz López, es profesor de la materia de Derechos Humanos en la EBC y el resto son alumnos de la carrera de derecho. Si quieres escribirle, te dejamos aquí su correo.


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