Hemos visto que el origen de las universidades fueron las Escuelas Catedralicias, totalmente dependientes de la Iglesia católica, posteriormente imitadas por los monarcas como Escuelas Palatinas, para capacitar a los funcionarios de palacio; estas evolucionaron hasta transformarse en studium generale, ambas bajo la supervisión de la Iglesia; finalmente aparece la primera Universidad fundada en Bolonia Italia, el año 1088 como Universitas studiorum, es decir, organizada por los estudiantes; en 1261 aparece la de París como Universitas magistrorum, es decir, fundada por profesores, aunque algunos dicen que fue, como otras posteriores, Universitas magistrorum et studiorum. Siempre, desde 1088 bajo el control del Papa, con intervención del monarca correspondiente.
No fue sino hasta 1806, cuando al destruir el Sacro Imperio Romano Germánico, Napoleón le arrebata al Papa el control de la Universidad francesa, a la que le asigna la tarea de preparar especialistas útiles a los fines económicos del Estado -base del capitalismo en desarrollo- en lo que se conoce como Universidad profesionalizante y expedidora de títulos validados por el gobierno, que requiere llevar un control para asegurar su política de desarrollo.
Como dice el formidable intelectual colombiano Rafael Gutiérrez Girardot, aprovechando el “resultado de la renovación cultural que se inició con la Ilustración y que culminó con el idealismo y el humanismo alemanes del siglo XIX”i el Rey de Prusia asigna al Barón Wilhelm von Humboldt la tarea de reorganizar la educación pública -ya sin la intervención de Roma- quien aprovecha la oportunidad para realizar una Reforma total de este sector, que se establece como gratuito desde la enseñanza básica hasta la más especializada -hasta la fecha- en el que incluye la primera Universidad con características radicalmente distintas no solo al esquema medieval de la Iglesia, sino también a la Napoleónica, a la que denomina:
Universitas Litterarum. ¿En qué consiste esa diferencia? Por principio de cuentas le asigna este título que al leer por primera vez nos parece estrecho dedicarlo solo a la literatura; pero cuando vemos el significado de la palabra literario en el Diccionario de la Lengua Española nos encontramos con que incluye la expresión República Literaria, que significa “Conjunto de las personas dedicadas a la literatura o a otras actividades humanísticas”.
Pero en el lenguaje alemán, el término literario tiene un significado aún más amplio, como nos dice Girardot: “No es, pues, societas magistrorum et discipulorum, sino fundamental y exclusivamente universitas litterarumii. Esto quiere decir que la universidad moderna se desligó de la idea de una ciencia ancilla theologiae [sierva de la teología] y que erigió… la idea de la razón poderosa y libre, sin ataduras dogmáticas de ninguna clase y la única fuerza capaz de dar al hombre los medios para su propia formación.”
Esto no fue nada fácil entenderlo, pues “Sólo unas pocas universidades europeas adhirieron a la idea de la universitas litterarum en el sentido real del término, que significa estudiar todas las ciencias considerando la totalidad del conocimiento humano.”
Incluso en la actualidad no resulta fácil, ni siquiera para estudiosos de la historia de la Universidad aceptar el enfoque genial de Humboldt pero no hay, tampoco, quien se atreva a negar que la Universidad que ahora lleva su nombre, es el mejor modelo que ha existido y los resultados lo demuestran.
Por la unidad en la diversidad
Aguascalientes, México, América Latina
i Los estudios universitarios en Alemania. Rafael Gutiérrez Girardot.
ii Concepto tomado de Wilhelm von Humboldt sobre una universalidad en que la investigación y la enseñanza son una sola. [N. del E.]