Supresión de la Compañía de Jesús en Nicaragua/ Convicciones  - LJA Aguascalientes
24/11/2024

El pasado 23 de agosto, la dictadura fascista de Nicaragua, a la cabeza de la pareja de Daniel Ortega y Rosario Murillo, suprimió a la Compañía de Jesús en Nicaragua.

Los primeros jesuitas llegan a Nicaragua en 1615, a la cabeza del padre Pedro de Contreras. En 1616 en Granada abren un colegio, pero solo hasta 1620, cuando los jesuitas regresan a Guatemala.

Tienen que pasar más de 200 años para que los jesuitas nuevamente vuelvan al país, cuando en 1853 llegaron unos de ellos que venían expulsados de Ecuador, pero solo estuvieron de paso.

Estos siguen su camino hacia Guatemala y en 1871 los expulsa el dictador Justo Rufino Barrios y 68 de ellos llegan al puerto de Corinto, donde pidieron asilo, para luego trasladarse a León.

El presidente de Nicaragua era Vicente Cuadra, quien protege a los jesuitas, pero después se ve tentado a sacarlos del país, presionado por los otros presidentes centroamericanos.

En ese entonces en Nicaragua, los jesuitas crearon escuelas, aunque su misión principal era evangelizar, y fundan un noviciado en Matagalpa.

En 1881, el presidente Joaquín Zavala expulsa a los jesuitas a quienes acusa de instigar a los indígenas de Matagalpa a sublevarse por la explotación de la que eran objeto.

Los jesuitas retornaron a Nicaragua en 1916. Vienen a México de donde habían sido expulsados por el gobierno y fundan en Granada la Academia del Sagrado Corazón de Jesús, que después se llamó Colegio Centro América. Aquí estuvo el padre José Agustín Pro. En 1967 ese colegio se traslada a Managua.

En 1927 en Managua se hacen cargo de la iglesia de Candelaria. En 1960, inauguran la Universidad Centroamericana (UCA), que fue un centro de reclutamiento de cuadros del Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN).


Los jesuitas apoyaron a la triunfante revolución sandinista y el padre Fernando Cardenal dirige la Cruzada Nacional de Alfabetización (CNA) en 1980, uno de los mayores logros de la revolución. Después fue ministro de Educación.

Las protestas cívicas en 2018 terminan de acentuar las contradicciones entre los jesuitas y la dictadura, que venían de años atrás. Estos se pusieron del lado de los manifestantes. El gobierno asesinó a 600.

La dictadura asume como “terrorismo”, el pensamiento libre y abierto de los jesuitas y la formación que imparte en sus alumnos y por eso suprime a la Compañía de Jesús y confisca todos sus bienes.

Así, la dictadura fascista pone fin a 107 años de labor continúa de los jesuitas en Nicaragua, especialmente en el campo de la educación. Y entre otras cosas pierde la mejor universidad que tenía el país.

El padre José María Tojeira, portavoz de la Compañía de Jesús ante la supresión dice: “En Nicaragua se ha instalado un régimen de terror, de cárcel, confiscación de bienes, amenazas de diverso tipo, expulsiones del país mucho más duro del que existió en otros países”.

@RubenAguilar 


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