El Instituto y el Positivismo (21) | Cátedra - LJA Aguascalientes
15/11/2024

SINOPSIS. Hasta nuestra entrega anterior -del 21 de Julio pasado- vimos cómo al surgir una nueva clase social equipada con ideas e ímpetus renovadores sustentados en instrumentos más eficaces que los de la clase en el poder, ofreciendo al pueblo liberarlo de tanta explotación, a lo que el pueblo responde con entusiasmo.

En el caso de la Edad Media -en Europa- la clase social en el poder fue la Feudal, propietaria de las grandes extensiones de tierra -feudos- trabajados por siervos que lo único que reciben es vestido y alimento apenas suficiente para poder vivir y trabajar junto con su familia que, así como un lugar insano para dormir en cuarterías colectivas; no reciben salarios y por tanto carecen de capacidad para comprar nada, razón por la que el dinero no circula.

Para controlar el orden establecido en sus feudos, los señores feudales tienen dos aliados esenciales: el temor a la fuerza física y el temor a lo desconocido.

La fuerza física es la que controla un poder central constituido por dos elementos:

1.- El del poder temporal es la temida fuerza representada por el ejército que controla el rey o monarca con el apoyo de todos los señores feudales del país de que se trate, ya sea con fines represivos ante levantamientos internos, o fines militares tratándose de la guerra defensiva ante el ataque de un poder extranjero, o bien de conquista.

2.- El del poder espiritual representado por el clero, que predica perdón, paciencia, resistencia y dejar en manos de un ser supremo la solución de sus problemas, bajo la amenaza de sufrir el fuego eterno al desobedecer el orden establecido.

Ante esta situación, la burguesía, que es la clase emergente con espíritu renovador, ve en la ciencia un elemento altamente creativo para establecer un nuevo sistema a base de máquinas que multipliquen la producción de toda clase de bienes, pero para ello necesitan que los campesinos reciban un salario y la correspondiente libertad para asistir al mercado a comprar los bienes que requiere; o bien, elegir el derecho a convertirse en obreros, en donde tendrán la seguridad de contar con un salario.

Por principio de cuentas, el señor feudal está en contra de permitir libertad alguna a sus siervos.

Por su parte, la Iglesia vio en la ciencia un elemento demoníaco que pretendía destruir sus verdades eternas, pues ¿quién podría creer que la Tierra fuese redonda y daba una vuelta completa en un día? Pero por afirmar eso, el Santo Oficio lo condenó a cadena perpetua en la cárcel teniendo 70 años de edad, que posteriormente redujo para que la sufriera en su domicilio.


Urge ésta para el Liberalismo promovido por una nueva clase social: la, que propició el final de la Edad Media al desarrollar el Mercantilismo y aprovechó las experiencias de los marinos que hablaban de tierras desconocidas más allá del continente euroasiático para hacer añicos la vetusta teoría geocéntrica sostenida por el Imperio Católico Romano y el avance subterráneo de la ciencia que ya no pudo contener, situación que empezó a hacer crisis con el viaje realizado Colón en 1492 que Magallanes se encargó de demostrar 30 años después, al confirmar la esfericidad de la Tierra mediante el primer viaje de circunnavegación cumplido el año de 1522.


Esa fecha marcó la clausura de la Edad Media y el principio del fin del Imperio Católico Romano que en su desesperación recurrió a la Sagrada Congregación del Santo Oficio (más conocida como Santa Inquisición) para tratar de detener lo que era ya imposible: el avance del conocimiento científico.

¿Por qué Liberalismo? Mientras tanto, la burguesía se fortalecía mediante esta nueva doctrina filosófica inventada y difundida por la burguesía, nombre con el que significaba la liberación de todo lo que mantenía al pueblo oprimido, empezando por lo que llamó oscurantismo para debilitar el poder del Feudalismo, encabezado por los dueños de la tierra -o Feudo, que también se conoce con los nombres de hacienda, estancia, etc.,- apoyados por las monarquías que mantenían al pueblo sometido por la fuerza de sus ejércitos y por el clero, que mantenía al pueblo sometido por el temor al castigo espiritual.

Para liberar al pueblo de aquel yugo, los burgueses liberales establecieron el sistema de educación pública sobre la base del conocimiento científico, dejándolo en libertad de elegir o no la religión que deseara para el sustento de su espíritu.

Así fue como nació lo que actualmente conocemos como educación pública, que empezó con las grandes campañas de alfabetización y el fomento de la publicación de libros de todas clases, incluyendo los religiosos, pero sobre todo para difundir las constituciones o leyes fundamentales de las nuevas repúblicas, en que a partir de entonces reinarían los principios que dieron la vuelta al mundo: Libertad, Igualdad, Fraternidad.

Se fomentaron toda clase de libertades, pero se les dio prioridad a las que significaba redimirse de todo poder autoritario, razón por la cual se empezó por destruir el latifundio mediante la reforma agraria, distribuyendo la tierra entre sus antiguos sirvientes los campesinos -que no tenían salario- a fin de que una vez levantada su cosecha pudieran ir a los mercados -que también se multiplicaron- para venderla y tener dinero con qué comprar los productos de las industrias de los burgueses, que aprovecharon los conocimientos científicos convertidos en maquinaria que ayudaba a producir con rapidez, para ocupar operarios que supieran leer y escribir a fin de que conocieran bien su mecanismo, así como las instrucciones para manejarlo y coordinarse con los demás operarios en el proceso de producción en cadena: los antiguos campesinos convertidos en obreros, la nueva clase -producto de la lucha burguesa- que apareció asociada a la Revolución Industrial.

La Revolución Francesa. Primera revolución liberal que empezó por decapitar a la pareja real, desaparecer la monarquía y establecer la República democrática, equilibrada en sus funciones por tres poderes independientes entre sí: el Legislativo que crea las leyes, el Ejecutivo que las ejerce y el Judicial que corrige las desviaciones a su cumplimiento.

Esa revolución provocó un verdadero incendio en el mundo mal llamado “Occidental” que ya casi nadie recuerda, pues aquellos sagrados principios de Libertad, Igualdad, Fraternidad cada vez se olvidan más o, si no se olvidan, no se comprenden o, si se comprenden, se consideran imposibles porque la injusticia sigue reinando.

La verdad es que aquella clase revolucionaria que fue la burguesa, es la equivalente a la clase feudal de la Edad Media porque a partir de la Revolución Industrial degeneró el liberalismo filosófico, social y político, para reinar como liberalismo económico que se llama capitalismo, desde que el fisiócrata François Quesnay exigió que predominara el “laissez faire, laissez passer” (dejar hacer, dejar pasar) es decir, ninguna limitación para el capital. Y actualmente, lo que reinan son los imperialismos capitalistas, tal como lo predijo Lenin en su obra de 1916: “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, nieto explotador al máximo, en que se convirtió la nueva clase “liberal” que conquistó el poder mediante la revolución francesa.

Ciclo que vemos de cerca en nuestra historia: Miguel Hidalgo levantó al pueblo prometiendo regresarle la tierra que le arrebataron los saqueadores españoles al pueblo que, según ellos, vinieron a redimir. ¿Hubiera podido cumplir su promesa si no lo hubieran derrotado? No lo sabremos.

En la época de la Reforma Juárez prometió lo mismo, pero tampoco pasó de aplicar la Ley Lerdo de desamortización de los bienes del clero.

Madero -gran terrateniente- no prometió nada pues él solo pedía “sufragio electivo, no reelección”, razón por la cual se convirtió en enemigo de Zapata; pero como la Revolución expresada en la Constitución de 1917 sí; cuando llegó a la presidencia de la República el verdadero revolucionario que fue Lázaro Cárdenas, cumplió con el ordenamiento y distribuyó 40 millones de hectáreas iniciando así, por fin, la destrucción de la estructura feudal y estableciendo el principio de la industrialización nacional, sin participación extranjera.

Sin embargo, al final de cuentas quien ganó la partida fue el capital extranjero. ¿Cómo? Muy fácil: recurrió al consejo que le dio el secretario de Estado del presidente Woodrow Wilson al dar a la publicidad la declaración que transcribo, cansado de escuchar las demandas del complejo periodístico de Randolph Hearst en el sentido de intervenir militarmente en México tras la aprobación de la Constitución de 1917 en la que el artículo 27 estableció que los recursos del subsuelo pertenecen a la Nación, es decir, ya no estaban a disposición de la explotación petrolera de la “7 hermanas”. He aquí el texto de dicha declaración:

México es un país extraordinariamente fácil de dominar porque basta con controlar a un solo hombre: El presidente. Tenemos que abandonar la idea de poner en la Presidencia mexicana a un ciudadano americano, ya que eso llevaría, otra vez, a la guerra. La solución necesita más tiempo; debemos abrir a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y en el respeto del liderazgo de los Estados Unidos. México necesitará administradores competentes. Con el tiempo, esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes y, eventualmente, se adueñarán de la Presidencia. Sin necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo, o dispare un tiro, harán lo que queramos. Y lo harán mejor y más radicalmente que nosotros”.i

Libertad, igualdad, fraternidad. ¿Mito condenado a repetirse para que una nueva clase se convierta en un ciclo infinito de explotación del hombre por el hombre? ¿En eso consiste el “progreso”?

– o 0 o –

Esta “sinopsis” terminó convirtiéndose en una versión sintética más completa del desarrollo del liberalismo, lo que nos permite comprender mejor el momento histórico que vivió Jesús Terán en lo que consideró la obra más preciada de su vida, que fue el Instituto Literario de Ciencias y Artes, que inauguró el 25 de Enero de 1849 no en teoría sino en pleno funcionamiento, incluyendo el cuerpo docente y los planes de estudio completos de cada materia.

En nuestra última colaboración, sin embargo, considero haber demostrado que la organización y funcionamiento del Instituto no fue una ocurrencia sino un plan bien definido, considerando los acontecimientos recientes del desarrollo educativo internacional, empezando con la REFORMA UNIVERSITARIA NAPOLEÓNICA.

Que me gustaría sintetizar haciendo énfasis en el hecho de que, siendo los antecedentes de la Universidad una creación originada en las escuelas catedralicias a las que se sumaron posteriormente las escuelas palatinas que fueron evolucionando hasta que los Studium Generale de la ciudad de Bolonia, Italia, se convirtieron en la Universidad de Bolonia como Universitas scholarium, es decir, fundada y organizada por estudiantes en el año de 1089, a la que me gusta considerar como un elemento precursor del Renacimiento.

Por su parte, la Universidad de París surgió en 1261 y, como la casi totalidad de universidades del Renacimiento y la Edad Moderna, fue bajo la autorización y control del Papa, incluyendo las palatinas, es decir, las creadas por iniciativa de los monarcas.

Poco más de cinco siglos después, en 1806, fue cuando Napoleón, al destruir el Sacro Imperio Romano-Germánico, fue el primero en suprimir una Universidad, por ser controlada por el Pontífice romano. Posteriormente se vio obligado a restablecerla por la presión popular, pero ya no bajo el control de Roma.

Fue entonces cuando la Universidad pasa a ser controlada por el Estado, para satisfacer las necesidades del gobierno en su plan de desarrollo económico tanto para fines internos como para los externos que consistían en convertir a Francia en el imperio más grande del mundo, lo cual consistió en una ventaja para la Universidad al verse obligada a incluir en su programa de estudios las materias científicas a las que la Iglesia se resistió; sin embargo, también sufrió una desventaja al impedírsele manejarse en forma autónoma; es decir, pasó del control de la Iglesia para servir bajo el control del Estado.

Sin embargo, la Universidad francesa fue el ejemplo para la creación de las universidades estatales latinoamericanas, debido a la gran influencia que su ideología liberal había tenido en el proceso de independización de la corona española.

Para la próxima entrega hablaremos de otra influencia seguramente considerada por Jesús Terán en la fundación del Instituto.

Por la unidad en la diversidad

Aguascalientes, México, América Latina

[email protected]


i El Peso del Dinero, ¿Profecía o destino manifiesto? Manuel Aguilera Gómez, Impacto, el diario. México, 01-04-2013

 


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