- Desde hace más de dos años los afectados están en espera de que les devuelvan el dinero que invirtieron en una empresa que ya no existe y que le entregaron al hermano de un coach con la promesa de recibir jugosos intereses.
Texto por Beatriz Pereyra.
Un grupo de peloteros de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB) denuncia que fue estafado por José Luis Álvarez Castillo y por su hermano -un exjugador y ahora coach de los Mariachis de Guadalajara- a quienes le entregaron individualmente distintas cantidades de dinero para invertirlo en una empresa llamada Consorcio Fiscalía, SA de CV, con la promesa de pagarles tasas de intereses de entre 8 y 15% mensual.
Los jugadores afectados refieren que durante un tiempo hicieron transferencias bancarias o entregaron dinero en efectivo a los Álvarez Castillo, y que José Luis mensualmente les transfería los recursos que se generaban, pero que al cabo de unos meses dejó de dárselos y, desde entonces, sólo les ha dado largas para no devolverles los montos que invirtieron.
Entre los involucrados se cuentan jugadores como Roberto Espinosa, Andrés Martín, Héctor Velázquez, Esteban Haro, José Manuel López, Norman Elenes, Cristian Villanueva, Arturo Barradas y Agustín Murillo. También exjugadores como Jonathan Aceves, Cecilio Garibaldi y hasta el ya fallecido Trinidad Robles. Otros afectados son los gerentes deportivos del Águila de Veracruz y de Mariachis, Jesús Valdez y su hijo del mismo nombre, respectivamente; Santos Hernández, gerente de los Leones de Yucatán, y hasta el scout Emmanuel Rangel.
De acuerdo con la narración de algunos de ellos, que hablaron con esta reportera a cambio de no revelar sus nombres, cuando comenzaron a invertir firmaron un contrato con José Luis Álvarez Castillo, quien les explicó todos los beneficios económicos que tendrían por darle su dinero.
Los afectados refieren que les decía que él tenía acceso a información privilegiada con “el director del SAT (Servicio de Administración Tributaria)” y que podían saber, por ejemplo, “si la empresa Soriana se quedaría con la Comercial Mexicana para que pudieran comprar acciones”, que gracias a eso manejaban muchos “instrumentos financieros en la Bolsa” y por eso podían pagar intereses tan altos.
Así, los involucrados aceptaron con los ojos cerrados entregarle sus ahorros a José Luis Álvarez Castillo quien firmó el contrato en calidad de representante de Consorcio Fiscalía, empresa que supuestamente se encuentra en “Av. Independencia número 5556, despacho 23. Delegación Benito Juárez, colonia Centro, c.p. 06000 en México, D.F.”, domicilio que a todas luces es falso, pues desde 2016 cambió el nombre a Ciudad de México y las delegaciones pasaron a ser alcaldías. El número de la calle no existe y, en todo caso, por la colonia y el código postal la alcaldía correspondiente sería Cuauhtémoc.
A mediados de 2021 fue cuando Álvarez Castillo -mejor conocido como “Pepe” o el hermano de El Canchis, como se le apoda en el medio del béisbol a Carlos Álvarez Castillo, expelotero y hoy coach de bateo de los Mariachis- comenzó a retrasarse en la entrega de los intereses o les depositaba montos muy inferiores a los acordados. Esto generó reclamos.
Parte del contrato con “Consorcio Fiscalía”, engaño
La gota que derramó el vaso fue cuando en julio de ese año se enteraron que José Luis Álvarez Castillo se casó y viajó a Dubai para su luna de miel. Desde una cuenta de Facebook se hizo la siguiente publicación en unas fotografías donde aparecen juntos los hermanos: “ALERTA. FRAUDE EN EL BEISBOL MEXICANO. Éstas dos ratas están lucrando con el dinero de beisbolistas mexicanos y de grandes ligas. -José Luis Álvarez Castillo-Carlos Alberto Álvarez Castillo- Dicen tener una ‘empresa de inversiones’ y se les cayó el teatrito. Deben meses de intereses a peloteros que rondan los 5 millones de pesos. Mientras se la pasan viajando por el mundo a los beisbolistas los tienen en el olvido. No les a (sic) pagado nada ni contesta. Háganlo viral para que llegue a todos los beisbolistas y conocidos y no caigan en sus estafas”. “Ha inventado una y mil cosas para no pagarnos y siempre nos dice: ‘ya casi, ya casi queda. Ya estamos desesperados de que pone mil pretextos y cuenta historias y nada más alarga el tiempo para pagar.
“Hasta inventó que los narcos lo secuestraron, que por eso según fue el primer problema que tuvo y no pagaba, porque los narcos le quitaron todo. Luego dijo que le bloquearon sus cuentas y cuando salió lo de AJP (Asesores Jurídicos Personales) de ahí se agarró para decir que por eso no paga”, explican los entrevistados.
En agosto de 2022 se hizo pública que la financiera AJP de Guadalajara defraudó a más de mil 200 personas a quienes despojó de alrededor de mil 600 millones de pesos. Los afectados perdieron sus ahorros. Antes de supuestamente haberse suicidado, el dueño de AJP, Luis Oswaldo Espinoza Marín, publicó un video donde confesó la estafa cometida.
Aunque hasta ahora se han incautado algunas propiedades de la financiera, el monto que podría obtenerse por la venta de las mismas es insuficiente para cubrir los daños causados a todos los inversionistas. Sin embargo, señalan los afectados, que ese es otro de sus pretextos porque desde septiembre de 2021 José Luis Álvarez Castillo interrumpió el pago de los intereses y tampoco ha devuelto los montos que invirtieron.
“No me estoy lavando las manos”
En entrevista con Proceso, José Luis Álvarez Castillo reconoce que sí tiene dichos adeudos. Dice que se trata de un grupo de 15 personas, de las cuales 13 son jugadores, y que les debe entre 3.8 y 4.8 millones de pesos que corresponden a los montos que invirtieron sin considerar los intereses que se han acumulado durante ya casi 24 meses. Explica que sólo está a la espera de que le paguen un terreno que vale 168 millones de pesos y que los compradores le entregarán 100 millones con los cuales, de su propia bolsa, promete, devolverá lo que debe.
Álvarez Castillo aclara que su hermano Carlos no tiene nada que ver en este asunto y que también a él le debe dos millones de pesos que invirtió, así como a otros miembros de su familia. Él mismo se dice afectado, pues AJP “tronó” llevándose alrededor de 40 millones de pesos de su patrimonio y también del de sus padres y hermanos.
De acuerdo con su explicación, no es que él haya “transado” a los peloteros, sino que fue “sólo un intermediario” y otra “de las víctimas de AJP”, empresa en la que él comenzó a invertir en 2016 y durante cinco años le fue muy bien y ganó mucho dinero, pero que él no se esperaba que un día “se destapara una cloaca hasta de lavado de dinero” y tantas personas resultaran afectadas.
La denuncia en redes sociales
“Los entiendo perfectamente porque yo estoy en esa misma situación, entiendo la frustración o el enojo, pero no es algo de lo que yo me esté zafando. El dinero lo vamos a tener, el de todos y en una sola exhibición, así me lo han manejado los abogados de un despacho que me está ayudando y mi propio abogado. Nunca tuve problemas con la financiera AJP hasta junio de 2021, cuando sólo me empezaron a entregar el 20 por ciento del dinero que me tocaba a mí y a los jugadores. De junio de 2021 a mayo de 2023 estuve poniendo de mi bolsa para completar a todas las personas y no quedar mal. Si les tocaban 100 mil pesos, AJP me daba 20 mil y yo ponía 80 mil de mi bolsa para no dejarlos a medias porque me sentía responsable, como me sigo sintiendo ahorita. En octubre de 2018 pasó lo mismo, pero sólo duró un mes”.
“En ese tiempo puse de mi bolsa y en AJP me lo repusieron. Cuando pasó esto en 2021 me dijeron: ‘Apóyame uno o dos meses, te recuperamos tu lana’. No estoy diciendo que no es mi culpa, no me lavo las manos. Yo soy el principal afectado de esto”, explica Álvarez Castillo, de 40 años, y quien estudió administración de empresas.
Se corrió la voz
José Luis Álvarez Castillo detalla cómo fue que los peloteros quedaron involucrados en este problema. Cuenta que en 2017 se encontró con Jonathan El Becerro Aceves, un excatcher que entonces jugaba para los Saraperos de Saltillo, a quien le dijo que le estaba yendo muy bien porque invertía en una financiera que le pagaba “réditos muy altos”.
Aceves se interesó en participar y le entregó su dinero. El segundo en invertir fue su propio hermano Carlos, que también jugaba para Saltillo y después otro compañero, el pitcher Esteban Haro, quien asegura que le llamó para pedirle que le recibiera su dinero.
“Después, Haro le pasó mi teléfono a otros dos; uno se llama Santos Hernández. Él me dijo: ‘Oye, me pasó tu teléfono Esteban Haro y estoy interesado’ y así entre peloteros se fueron pasando la voz. Haro dio una entrevista durante la pandemia en donde dijo: ‘Invertí en una financiera en Guadalajara’. Muchos peloteros la vieron y de ahí contactaron a mi hermano, muchos le mandaron WhatsApp y hasta por el Messenger en el Facebook pidiéndole mi teléfono. No es que Carlos estuviera preguntando quién quería ingresar. Muchos me agradecieron que los haya metido porque durante la pandemia se quedaron sin trabajo y sobrevivieron con esto. Hay dos peloteros que fueron los que más invirtieron y yo les entregaba a cada uno los casi 200 mil pesos (de intereses) que les tocaban al mes. Su dinero se les duplicó o triplicó a todos, pero eso no implica que no se los voy a regresar. Cuando reciba el dinero del terreno negociaré con ellos pagarles su inversión sin los réditos porque no me alcanzaría”.
Álvarez Castillo asegura que, si bien es cierto que los afectados firmaron contratos para supuestamente invertir en Consorcio Fiscalía, SA de CV, donde él fungió como representante, esa empresa es propiedad de dos personas: Miguel Ángel Romo y Arturo Carrillo, quienes, según su dicho, eran empleados del SAT en las oficinas de Zapopan y fueron quienes lo invitaron a invertir y le daban los pitazos de comprar dólares porque el precio de esa moneda subiría. En resumen: eran los cerebros financieros y, supone, que eran los verdaderos dueños de AJP y que Luis Oswaldo Espinoza Marín era su prestanombres.
Algunas cláusulas del “negocio”
“Arturo Carrillo era el jefe. Él me decía que era el que dirigía y controlaba el SAT de Trompo Mágico (en Zapopan), así se le llama a la sucursal a donde iba a verlos. Cuando empezaron a crecer mucho pusieron unas oficinas en una casa que rentaron ahí cerca. A partir de 2018 nos empezamos a ver ahí, eran las oficinas de Consorcio Fiscalía y el domicilio de la Ciudad de México es un lugar de esos que les dicen fantasma. Esto lo acabo de saber hace cinco meses. Yo no estaba dado de alta en el acta constitutiva (por ende no era el representante legal). Eso sí fue un error mío, voy a pagar las consecuencias de eso. El representante legal se llama Margarito López, una persona a la que ellos le pagaban una mensualidad por firmar cheques, el acta constitutiva, por que le tomaran las huellas en el SAT”.
“Nos ganó la avaricia”
– La única persona que invirtió en AJP fue usted, los peloteros le dieron el dinero a usted y es responsable de esto -se le comenta a José Luis Álvarez Castillo.
– El abogado no me deslinda de esa responsabilidad. Les voy a dar el dinero porque no quiero estar toda la vida con la conciencia así. Todo el mundo sabía que el dinero que yo agarraba lo entregaba a alguien más. Los peloteros sí sabían que el dinero se iba a un fondo de inversión y no a algo mío.
– ¿Usted por qué lo hizo? ¿Qué ganaba?
– Cuando entré en 2016 con 200 mil pesos me dieron 4% de réditos, conforme fui metiendo más dinero mío y luego de mi familia subió a 10, a 12 a 15 y llegué hasta a recibir 22% mensual por todo el dinero que ya tenía ahí, entre lo mío y lo de los peloteros.
“A veces había una promoción de que, si metías algo, por ejemplo, en lugar de darte 12%, te daban 13; yo me quedaba con ese 1%. Yo también le daba a Miguel y a Arturo 1% de todo lo que se ganaba. Además, si los peloteros querían invertir directo, sólo les daban 4% porque eran nuevos, así le pasó a uno que me dijo que por eso mejor me daba el dinero a mí”.
– ¿Nunca sospechó que había algo raro en esas altas tasas de interés que ninguna institución bancaria otorga?
– Al principio llegué con cautela, pero desde 1989 AJP lo estaba haciendo. Pasó un año y no me quedaron mal, pasa otro año y tampoco. Te digo, en octubre de 2018 fue un mes difícil, pero después siguió todo bien. Siempre veía (en las oficinas) artistas, futbolistas.
“Y otra cosa que me dejaba muy tranquilo era que me daban garantías, primero un terreno chiquito. Hubo una vez que me dieron un lote de 20 camionetitas Nissan como garantía del pago. Cada que iba subiendo mi inversión me daban una garantía de pago”.
Álvarez Castillo asegura que una de esas garantías es el terreno que vale 168 millones de pesos y que se encuentra a las afueras de Zapopan. Dice que está “a nada” de devolverles a los afectados el dinero que invirtieron y que ya hasta les pidió que confirmaran los números de cuenta a los cuales les hará una transferencia bancaria.
El “rollo” en el contrato del “jugoso negocio”
Como evidencia, Álvarez envió a esta reportera fotografías de un contrato de promesa de compraventa que firmó en abril de 2022, con el señor Máximo Enrique Ortega González, quien, según ese documento, debió haber realizado el pago de 73 millones de pesos entre el 13 y 17 de mayo del año pasado. También envió fotos de unos pagarés en blanco sin cantidades, fechas ni nombres y que sólo tienen su firma para demostrar que los peloteros pueden cobrarle de esa manera.
Mientras tanto, asegura que ha tenido que aguantar los reclamos de los jugadores con quienes tiene un chat en WhatsApp donde ha recibido ofensas por no pagarles. “No quiero hablar mal de nadie porque los quiero llegar a entender, pero ha habido amenazas. Yo sé que en ese grupo de peloteros sólo hay tres personas que son los que incendian. Todos los demás no. De 15 días para acá lo configuré (el chat) para que sólo yo pueda escribir porque llegaban mensajes con insultos diciendo: ‘Ya estamos hasta la madre’. No dejo de darles las actualizaciones cada semana o cada que hay algo importante qué decir. Hubo buen dinero para todos, a todos nos ganó la avaricia de ganar más”.