Me gustó y me interesó la propuesta que hace un par de semanas me hizo Edilberto Aldán, director editorial de este medio, pero sobre todo buen amigo, y con la confianza que da la amistad, más que una sugerencia del editor del diario, me exponía la idea de escribir algo acerca de los diferentes rostros que adquiere una orquesta, en este caso la nuestra la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, al ser dirigida por diferentes batutas.
La labor de un director define el perfil de la orquesta que dirige, además de imprimir carácter a la música y dejar su sello, especialmente con algún tipo de repertorio o con alguna orquesta específica, evidentemente la Filarmónica de Berlín suena, huele, suda el espíritu de Karajan así como la Sinfónica de Chicago ha definido parte de su historia por el tiempo que pasó Solti como su director titular, o la Filarmónica de Nueva York resultaría incomprensible sin la mano de Bernstein. La Sinfónica de Londres ha definido parte de su esencia de acuerdo a lo realizado por André Previn o en algún momento también por el trabajo de Georg Solti o actualmente sir Simon Rattle.
En nuestro país sucede exactamente lo mismo, me refiero a la relación entre un director y su orquesta, por ejemplo, resulta obvio que los maestros Francisco Savín y Luis Herrera de la Fuente han dibujado el hermoso perfil de la Sinfónica de Xalapa, sin olvidar lo realizado, por supuesto, lo realizado en los años 40, si no me equivoco, por el maestro Luis Jiménez Caballero. La Sinfónica Nacional también se ha visto marcada por el mismo maestro Luis Herrera de la Fuente, por Sergio Cárdenas o más recientemente por Enrique Arturo Diemecke, entre otras importantes batutas que la han dirigido.
Aguascalientes tiene una orquesta, y permíteme insistir en esto, fue la primera en ser fundada en nuestro país, quizás no la más antigua considerando que la OSA tuvo durante algunas décadas del siglo XX una vida intermitente hasta su consolidación en 1992 con esta nueva versión de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, mientras que la de Xalapa, considerada como la decana de todas las orquestas en México, ha tenido una vida continua desde su creación en 1929. Pero continuando con el tema de Aguascalientes, nuestra orquesta, en diferentes momentos, ha sido dirigida por algunas de las más grandes batutas, mexicanas y extranjeras, que han trabajado en este país.
Haciendo un poco de historia, la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes fue dirigida en 1923, es decir, hace 100 años, no tengo el dato exacto de a partir de cuándo y hasta cuándo la dirigió, por el maestro Apolonio Arias que sin duda, marcó un antecedente en la dirección orquestal al frente de nuestra Sinfónica. Probablemente el siguiente director fue el maestro Arnulfo Miramontes, director y compositor al que se le encomendó la dirección de nuestra orquesta a finales de la segunda década del siglo pasado. Con nuestra orquesta dirigió algunas de sus obras como es el caso del poema sinfónico Iris, o más que un poema sinfónico, es una suite para ballet, pero por su carácter descriptivo me atrevo a llamarlo poema sinfónico, obra que está inspirada en los famosos y hermosos atardeceres de Aguascalientes, es una obra en siete partes, cada una de ellas obedeciendo a los colores del arco iris, que para evitar confusiones y malos entendidos, el arco iris es el signo del pacto de Dios con los hombres según lo narran las sagradas escrituras.
Continuando con un rápido recuento de algunas de las grandes batutas que han dirigido la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, imposible no mencionar al maestro Ruiz Esparza Vega, originario de esta tierra, de Jesús María para ser preciso, y a reserva de que tú me corrijas, amigo lector, es el único de los grandes directores de nuestra Sinfónica nacido en Aguascalientes, la dirigió en los años 40, y la podríamos ubicar como la segunda versión de la OSA.
Como ya lo comenté líneas arriba, en el mes de febrero de 1992 se organizó la actual versión de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, no estoy totalmente seguro de que se trate de la tercera versión de nuestra Sinfónica, pero sí me queda claro que por su importancia, por los logros alcanzados, por su incuestionable consolidación y por su vinculación con la vida cotidiana de Aguascalientes, además de su evidente aceptación social, se trata de la versión orquestal más importante, y desde su creación ha teniendo como sede permanente el Teatro Aguascalientes, de hecho su primer nombre fue el de Orquesta del Teatro Aguascalientes siendo dirigida por el maestro Alfredo Ibarra. No obstante el primer concierto sinfónico realizado en este inmueble, el más importante de la cultura local, fue con una ampliación de lo que originalmente era la Orquesta de Cámara del Instituto Cultural de Aguascalientes dirigida por el maestro Filiberto Ramos con un programa que incluyó, entre otras cosas, el Concierto para piano de Edvard Grieg.
En esta primera entrega del tema que hoy nos ocupa, hicimos un recorrido histórico a los antecedentes de lo que hoy es este gran orgullo de nuestro estado, la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes. La próxima semana, si Dios no dispone lo contrario, nos ocuparemos de echar un rápido vistazo a los directores que desde 1992 ha tenido nuestra máxima entidad musical, asunto del que ya me ocupé con un poco más de profanidad en mi libro Su Majestad la Música, la Música Clásica en Aguascalientes, pero falta retomar algunos temas como es la terrible pifia de nombrar como director de la OSA a Jesús Andrés García Santín, terrible error que por el bien de la Sinfónica, no duró más de tres conciertos, pero ya hablaremos de eso la próxima semana.