Vivir de Teotihuacán, a pesar del daño patrimonial - LJA Aguascalientes
23/11/2024

Es la zona arqueológica más visitada del país, y su grandeza es enorme. A un paso de la capital del país, “La ciudad de los dioses”, que escapó a la destrucción porque la ruta de los conquistadores no la registró, siempre está amenazada. A pesar de leyes sólidas, del envío reciente de la Guardia Nacional para evitar saqueos, el problema se ha enredado tanto que el instituto nacido para protegerla se fía en la educación de la niñez para su salvación. La expansión desordenada del turismo (globos aerostáticos, grutas cerveceras, motocicletas invasivas) y construcciones ilegales, importan más que su patrimonio.

Tiempo hace ya que la zona arqueológica de Teotihuacán, en el Estado de México, dejó de ser un paseo cultural y educativo, pero la caída e incendio de un globo aerostático en las afueras del área de monumentos el pasado 1 de abril, seguida de la denuncia de una nueva construcción irregular –en plena Semana Santa–, pusieron de nuevo el dedo en la llaga.

Entre abril y mayo hace dos años, trascendió en los medios la destrucción y saqueo de patrimonio arqueológico en un predio del área de Oztoyahualco –cuya propiedad se atribuyó entonces al presidente municipal René Monterrubio–, en donde se pretendía construir un parque recreativo (Proceso, 2327: “Teotihuacán bajo asedio”). La presión de organismos como el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS-México), ciudadanos e investigadores, permitió que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), apoyado por la Guardia Nacional (GN), lograra detener las obras.

Hacia junio de 2022 y en medio de protestas de investigadores y trabajadores, el INAH informó que la GN permanecería en varias zonas arqueológicas, entre ellas Teotihuacán, cuyo director Rogelio Rivero Chong destacó el hecho como un “logro” que contribuiría a mantener el orden y seguridad de los visitantes, coadyuvaría en el resguardo de los bienes culturales del sitio, e inhibiría situaciones delictivas, además de que su tránsito sólo sería en la zona empedrada que rodea los monumentos centrales de la poligonal o perímetro “A”.

Apenas un mes después, el arquitecto Enrique de Anda, investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM y especialista en patrimonio, dio cuenta en estas páginas de su visita a la zona arqueológica y, con mezcla de coraje y tristeza, dijo: “es una cantina”. Lamentó que el turismo prefiera que se renten cuatrimotos, se tomen cheladas, pulque y otras bebidas embriagantes, se coma barbacoa, y no se aprecie el patrimonio:

“Me dirán: ¿cuál es el problema? El problema es que ahí vivió una cultura hace 2 mil años, y esa cultura armó un escalón para construir la civilización, ¡de ahí venimos!”.

Si Teotihuacán es conocida como “la ciudad donde los hombres se hacen dioses”, podría ser también “la del tiempo imperturbable”. Pero no porque la historia de la milenaria cultura se respete o admire, sino porque las situaciones que se han denunciado décadas atrás persisten.

Y su explotación turística, económica y hasta política no parece tener límites. Apenas el sábado 7 de mayo, la candidata a la gubernatura del Estado de México por la alianza PRI-PAN-PRD y Panal. Alejandra del Moral, estuvo en los municipios donde se asienta la zona (San Juan Teotihuacán y San Martín de las Pirámides), y prometió la construcción del “bulevar” San Juan. Estuvo acompañada por el panista Santiago Creel, quien subió una foto en su Twitter con la pirámide del Sol al fondo, por lo cual recibió múltiples críticas.

El origen 


Habitante y defensor de la identidad de Teotihuacán, Teo López (pide ser identificado así por las posibles represalias) se ha dedicado a dar a conocer parte de los problemas de la zona, como las construcciones clandestinas; explica que aunque el perímetro “A” es el principal porque están las pirámides grandes, del Sol, la Luna, así como la Calzada de los Muertos y la Ciudadela, el Decreto presidencial que declara a Teotihuacán zona de monumentos nacionales (emitido en 1988) protege igualmente la poligonal “B” (especialistas como la arqueóloga Linda Manzanilla, de la UNAM, ha señalado la abundancia e importancia de los vestigios arqueológicos).

No obstante, los terrenos son privados o ejidales. En este sentido, López expresa su preocupación pues, pese al Decreto, proliferan las obras de construcción irregulares. Hechos que ya han sido denunciados por otros ciudadanos ante el director del Centro INAH del Estado de México, arqueólogo Nahum de Jesús Noguera.

El divulgador independiente menciona en entrevista con Proceso la invasión al cauce del río San Juan mediante la construcción de dos bardas. Sin embargo, aun cuando el instituto colocó sellos de suspensión con el expediente ZAT/S/003/2023, las obras continuaron, porque “los sellos sólo se ubican en el acceso al predio, lo cual genera ambigüedad respecto de si la suspensión es de la construcción” o sólo la entrada.

La Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos protege las tres poligonales que conforman Teotihuacán: “A”, “B” y “C”. De igual modo, las riberas del río están reguladas por la Ley de Aguas Nacionales, dado que son zona federal.

Si escandalizó saber que Monterrubio como presidente municipal era dueño del predio donde se pretendía un centro recreativo (dañando bienes arqueológicos), López detalla que no importa quién ocupe el poder ni de qué partido político se trate, pues no hay autoridad que impida la creación de más proyectos del mismo orden.

Informa que el proyecto del río pretende crear un desarrollo turístico que podría ser un hotel o restaurante, y señala al expresidente municipal de San Martín de las Pirámides, Eric Ruiz, como el dueño de los predios.

En diversos diarios del Estado de México se consigna que el exfuncionario quiso “explotar” la zona creando una rueda de la fortuna, el “Ojo de Teotihuacán” (a la manera del “Eye de Londres”).

La situación se agrava, en opinión de López, cuando las obras irregulares o ilegales son evidenciadas, pues no obstante tener sellos de suspensión, los constructores optan por cubrirlas con mantas, y hacerlas más lentamente o de noche para no llamar la atención.

Ciudadanos han solicitado –agrega– datos del proyecto en el río San Juan al Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI), y la respuesta fue que Centro INAH Estado de México la clasificó como reservada porque el proceso de cancelación está abierto.

El arribo de la GN para vigilar la zona arqueológica la justificó en su momento el propio director del INAH, Diego Prieto, “por el descontrol por la venta de bebidas alcohólicas y por excavaciones clandestinas”, y temas como el de Oztoyahualco:

“La Guardia Nacional actúa en situaciones de invasión, de saqueos o de pozos y fosas clandestinas donde personas buscan piezas arqueológicas”, subrayó el funcionario. Pero las construcciones siguen proliferando en el perímetro “B”, incluso en el camino empedrado que rodea el área “A” de los monumentos centrales, justo donde hace sus rondines y patrullajes la GN.

López aborda también el problema de los globos aerostáticos, pues asegura que sobrevuelan cada vez más bajo poniendo en riesgo los monumentos. Y si antes se veían sólo los fines de semana, ahora prácticamente todos los días se puede hacer el vuelo; y suben entre 20 y 30 globos, o hasta 30 y 40, tanto de empresas supuestamente reguladas como de las que se han ido por la libre, y los percances han ido aumentando.

Las empresas de globos deben estar reguladas por la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), creada en 2019 por decreto de Andrés Manuel López Obrador. En los días posteriores al incendio del globo, la agencia realizó un operativo para verificar la documentación, permisos, seguros de vida y licencias de pilotos, reportaron varios medios.

Otro problema que ha proliferado es el alquiler de cuatrimotos y vehículos RZR (todo terreno), que circulan por el empedrado que bordea poligonal “A”. López indica que los usuarios de estos servicios llegan hasta Oztoyahualco, donde hay cuevas, montículos (que son realmente basamentos piramidales) y zonas con abundancia de vestigios arqueológicos, causando erosión en las calles y daños en los basamentos. Oztoyahualco fue uno de los primeros asentamientos de Teotihuacán:

“Esos lugares han quedado a expensas del turismo, cuando sus construcciones son más antiguas que las de Teotihuacán, existen antes que la pirámide de la Luna y la Calzada de los Muertos. Propiamente fue el primer asentamiento en la planicie, estamos hablando de un lugar muy importante porque ahí se definen los principios urbanísticos de la gran ciudad, pero ya no hubo manera de mantenerla resguardada y se pierde mucha información”.

Labor titánica 

Vía telefónica, la coordinadora nacional de Arqueología del INAH, Martha Lorenza López Mestas, responde en una breve entrevista, advirtiendo que para hablar de todo lo que sucede en el sitio “podríamos quedarnos dos horas, por las complejidades”.

Explica que el Instituto no regula nada relacionado con el espacio aéreo, no tiene que ver con las licencias a los globos aerostáticos, pero sí les requieren no sobrevolar la zona, lo mismo con los vuelos de dron, incluso en otras zonas, porque pueden afectar tanto a los monumentos como a los turistas. Lamentablemente, puntualiza, no tienen control y menos cuando ya están en el aire.

“Por eso nosotros, cuando nos solicitan, siempre decimos ‘no es posible’. No regulamos los globos, pero hemos estado insistiendo en que no se les otorgue permiso para volar sobre Teotihuacán por- que desgraciadamente el accidente del día 1 de abril, que fue terrible –no quiero verme como una persona no empática, es lamentable la pérdida de vidas, una familia que iba a disfrutar de un bonito fin de semana–, pero si lo veo desde mi área, cualquier accidente puede afectar los monumentos o a otros turistas, como le decía, eso es lo que nos toca cuidar”.

Sobre el crecimiento de las manchas urbanas, la arqueóloga admite que no es un problema sólo de Teotihuacán, lo presentan otras zonas arqueológicas en el país, y se debe estar cuidando en todos lados para evitar que suceda, pues “está previsto en todos los sitios arqueológicos un polígono del área que debemos proteger”.

Sin embargo –dice– “puede haber polígonos más amplios en donde, efectivamente, sigue habiendo vestigios, y ahí tenemos que trabajar con las autoridades municipales para que nos den parte y, en todo caso, nosotros evaluar y proceder a decir (a quien quiera construir): ‘haz tu trámite, entra a la página del INAH, danos aviso, para decir qué se debe de hacer, si procede un salvamente o no procede, todo eso está normado y se debe hacer de esta forma”.

No obstante reconoce que la gente no siempre cumple. Es el caso de las construcciones irregulares en Teotihuacán:

“Evidentemente hay muchas personas en el ámbito, ya sea de la zona arqueológica o de cualquier otra institución, que pueden optar por decir: ‘más vale pedir perdón que pedir permiso’, y hay gente que en la noche puede entrar y destruir. Obviamente, si se da el caso en cualquier sitio de este país, lo que procedemos a hacer es un dictamen pericial y a levantar la respectiva demanda”.

–Usted dijo “disfrutar el patrimonio”, pero ya se vio que muchos van a los globos, las cuatrimotos, a beber…

–Sí, es un tema complejo también. Debemos partir de la idea de educar a las personas porque la protección del patrimonio, perdón que lo diga de esta manera, pero sonaría a que el INAH tiene la culpa o no hace nada. Y la ley dice que el patrimonio es de todos los mexicanos y que hay distintas instancias que deben de coadyuvar con nuestra institución en su protección.

Hay que aclarar que jurídicamente la Ley de Monumentos sí obliga al INAH a la protección del patrimonio arqueológico e histórico. Pero sigue la arqueóloga:

“Yo lo vería como una labor hormiga, digamos a pequeña escala, en la que debemos de ir relacionados con los chicos de las escuelas, platicar con ellos y empezar a enseñarles el valor de su patrimonio, siempre he partido de que no podemos querer o amar lo que no conocemos, y no podemos protegerlo si no lo conocemos.

“Entonces es una labor titánica desde las escuelas, decirles por qué es importante, y a partir de ahí tener planes muy diversos para que la gente realmente logre disfrutar estas visitas. Les diría también, y me remitiría a mi propia experiencia de trabajo: cuando he tenido excavaciones en sitios muy cercanos a una población, siempre invitamos a los chicos de las escuelas para que se den una vuelta en el recreo, por así decirlo, para que los lleve su maestro y entonces decirles por qué es importante excavar y cuidar esto”.

Sin ley 

Una de las diferentes voces que en 2021 alertó a los medios de comunicación de la construcción ilegal en Oztoyahualco fue la promotora turística Jane Kadala, directora de TeotihuacanVip Experiences, quien asegura ahora que ha habido ocasiones en que el personal del INAH no responde a los llamados para frenar construcciones ilegales, y ella ha tenido que recurrir a la GN para evitar que continúen.

El día del accidente del globo, escribió a este medio afirmando que cayó en el perímetro B, “donde se pueden observar construcciones ilegales”. Y agregó que fue ocasionado “porque el gobierno municipal ha permitido que exista una gran cantidad de vuelos no regulados, a pesar de todas las quejas que se han hecho”.

Coincidió con López respecto a la situación de las cuatrimotos y RZR porque “los accidentes son diarios y a los gobiernos municipales no les importa nada”. Una semana después del percance del globo, reportó la construcción ilegal de Semana Santa.

A decir suyo, en los municipios donde se asienta la antigua ciudad las leyes se violan cotidianamente y proliferan las mafias en la venta de alcohol, ocupación de cuevas para restaurantes, alquiler de vehículos, globos, y hasta para permitir –asevera– selectivamente la entrada a la zona arqueológica por las noches, en horarios en los que se encuentra cerrada al público.

En su opinión, la explotación turística no tendría que representar un problema si se realizara “de manera correcta”, porque muchos habitantes de los dos municipios viven del turismo, “realmente genera muchas fuentes de trabajo”. Kadala, quien realizó estudios de Historia, aunque no es una guía certificada, lleva grupos a la zona arqueológica, y comenta que necesariamente ocupa servicios de los restaurantes de alrededor, por lo cual prefiere no cuestionarlos, pero sí ve como una amenaza los globos, cuyos costos de varían de entre 2,500 y 3,000 pesos por persona.

Si alguien desea alquilar el globo para sí puede tener un costo cercano a los 7,500 pesos. Se pueden alquilar con una botella de champagne incluida para pedir matrimonio por cerca de 10,000 pesos, en internet hay diversas empresas.

Las que definitivamente le parecen muy dañinas a Kadala –quien encabeza también una asociación llamada Protección del Patrimonio Cultural–, son las cuatrimotos y RZR (cuyos servicios varían dependiendo de la empresa y el tiempo de uso, pero pueden rebasar los 2,000), pues circulan a altas velocidades:

“Causan tráfico, manejan como locos, se suben a los vestigios en Oztoyahualco, causan lesiones, friegan los caminos y no aportan nada en beneficio”.


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