Reflexión filosófica/ La columna J - LJA Aguascalientes
22/04/2025

“Nuestra estancia en esta fracción terrenal, resulta ser suficiente para tener una introspección asequible y azorada ante la reminiscencia”.

Estimado lector de este reconocido medio, con el gusto de saludarle como cada semana, aprovecho esta ocasión para versar estas letras en una reflexión filosófica ante los contextos y preámbulos que se presentan en la sociedad, destrabar los dogmas, enfrentar los estigmas y los sofismos con la mayéutica, resulta ser un camino afable, la existencia de cada persona contiene un sentido, y este sentido es contradictorio y original en cada persona, del mismo modo, depende de cada quien construir o deconstruir dicho sentido, al final de cada instante la incertidumbre nos rodea sobre cuánto tiempo nos queda en este plan existencial.

Los seres no tenemos delimitación fija, somos más bien efluvios de ideas y sentimientos, somos halos activos que influyen en todas partes y en ninguna. En la tesitura del tiempo y del espacio, la vida y la muerte tiene cierto sentido, si quitamos simplemente la variable tiempo, el contexto se cambia completamente, es como la alegoría del hombre prehistórico que cree en la eficacia de la magia de sus imágenes, así mismo como nacimiento de la lógica y los conceptos socráticos, las ideas platónicas, son centros de fijación mediante los cuales se intenta detener el flujo inherente de las cosas y dotar al mundo de una coherencia sistemática, de una arquitectura racional, es la articulación dialéctica secuencial de lo que establecen la conjunción de diversos sistemas.

“Ver un mundo en un grano de arena, y un cielo en una flor silvestre, sostener el infinito en la palma de tu mano, y la eternidad en una hora” William Blake.

La eternidad puede ser concebida en el Aleph de Borges y un instante proyectado en el discurso de Salvador Allende, siempre he planteado que somos un muy breve momento en la historia de este mundo, nos jactamos de ser homo deus, y somos tan mortales y fugaces como lo todo lo que el viento se llevó. Es por ello por lo que las reflexiones de índole filosóficas resultan ser una base y al mismo tiempo un camino, no importa si la perspectiva es relativista, determinista, estoica o hedonista, sin importar cual sea su enfoque, la filosofía siempre nos lleva al encuentro, por eso simple y sencillamente nunca caduca, podrá no estar en voga, pero siempre resulta ser loable. Todo lo que existe y lo que no existe de un modo u otro tiene una esencia filosófica.

Miguel Unamuno plasma en su obra Niebla un acertijo existencial entre el personaje principal y su razón de ser, independientemente del mensaje central de su libro, ese diálogo que tiene Augusto Pérez con el propio Unamuno bajo la retórica de la existencia, nos deja entrever y dilucidar de manera directa y verdaderamente abstracta los destellos primarios de de la conciencia que acompaña a ese personaje, pero que si se traslada a cada lector, a cada filósofo, entonces existe una trascendencia bajo una formalidad excelsa.

Joaquín Xirau exponía que el signo se confunde con el significado. No pierde, sin embargo, nunca su calidad de signo. Hay entre lo uno y lo otro,  un péndulo, una alternativa, la identidad tiende a desvanecerse sin filosofía, es el aliento necesario para realizar la transferencia o la transfusión, del mismo modo la lógica nunca llega a suprimir a la magia, aunque en ocasiones  la metafísica cientifista se haya empeñado en ello, la ciencia misma se destaca siempre sobre un fondo metafísico y poético.

“Nadie se baña dos veces en el mismo río, porque ni el río es el mismo, ni la persona es la misma” Heráclito.

La alegoría anteriormente mencionada aduce a que todo se encuentra en un constante cambio, que es menester dejarnos llevar por el cauce del río, que el verdadero aprendizaje radica en desaprender los dogmas establecidos, tener pensamiento crítico para poder analizar y cuestionar todo aquello que no comprendamos, pero del mismo modo, para hacer un ejercicio dialéctico y tratar de aproximarnos a la verdad, no al sentido común, o la moda tergiversada por los atisbos. La historia es una reminiscencia, es el ejercicio que plasma Borges con Funes el memorioso, es un instante en la secuela de la vida y en el sentido que cada uno le da entre locos y poetas, entre políticos y bufones, entre mimos y sofistas, entre meditaciones y reflexiones.


La reflexión filosófica sirve para analizar y comprender de manera profunda y crítica los aspectos más fundamentales de la vida humana. La filosofía busca comprender el significado de la existencia, la naturaleza de la realidad, la moralidad, la política, la religión, el conocimiento y la mente, entre otros temas.

A través de la reflexión filosófica, se pueden cuestionar las creencias y concepciones establecidas sobre estos temas, y buscar una comprensión más clara y coherente de los mismos. La filosofía se ocupa de preguntas que no tienen una respuesta definitiva, y por tanto, es una disciplina que promueve el pensamiento crítico y la argumentación coherente y rigurosa. Hoy somos, mañana ya no estaremos.

In silentio mei verba, la palabra es poder.


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