Familiares víctimas de feminicidio se reunieron ayer para apropiarse del árbol Nadaqueda, el majestuoso laurel al poniente de la plaza principal de la capital, a fin de erigir un monumento en honor a las 11 mujeres que son asesinadas diariamente el país, para manifestarse por la falta de juicios con perspectiva de género que hace imposible acceder a una verdadera justicia y construir un símbolo para representar la esperanza en la memoria y exigir verdad, justicia y una vida libre de violencia para las mujeres.
En una iniciativa propia, invitan a todas las mujeres y familias que atraviesen por un proceso similar, que se unan en la plaza una vez al mes para poder ser escuchadas y acompañadas.