Desinformar o mentir también es corrupción/ Sobre hombros de gigantes - LJA Aguascalientes
15/11/2024

En la película Bichos: una aventura en miniatura (1998), existe una escena en la cual las langostas (saltamontes) se encuentran en un sombrero que hace las veces de un bar, y Molt (“el mudo”, “súbdito”) le pregunta al líder Hopper (“tolva”, ley del embudo), para qué regresar a la isla de las hormigas, si ni siquiera le gusta el grano que se roban. Hopper reacciona molesto y se genera un diálogo en el que dice que una hormiga se atrevió a retarlo, y si bien es poca cosa, si una se rebela, todas las demás lo harán pronto: “las hormigas nos superan en número de cien a uno, y si llegan a averiguarlo, ¡adiós a nuestro estilo de vida!”. Y concluye: “no es por la comida, es para mantenerlas alineadas”.

La sociedad ha sido mantenida dividida desde sus orígenes; primero en clanes, luego en pueblos, posteriormente en naciones y religiones. La manera de debilitar y someter a una sociedad es dividirla, crear divisiones políticas, culturales, étnicas o religiosas, con tal de que estén ocupados en enfrentamientos mezquinos, distraídos en atacarse, en destruir los lazos y las amistades, y evitar que se unan contra el verdadero enemigo común: el que divide. Ese divisor, posteriormente, luchará contra los opositores, haciendo creer que es para mantener el orden y garantizar la forma de pensar de una supuesta mayoría: el pueblo.

La naturaleza del ser humano lo hace manipulable. Cualquier primera información que recibe, regularmente la cree, la toma como veraz y la hace suya. Para el ser humano es muy fácil prejuzgar, pero se le dificulta salir de ese prejuicio. Para el ser humano es más fácil tomar la información de cualquier fuente, no verificarla, y pasarla por su filtro de percepción para creerla, que investigar que la información sea real. Podríamos concluir que las Fiscalías Generales en México deberían contratar a la mayoría de “periodistas” de nota “policíaca” (entiéndase de explotación de la desgracia ajena), y mayoría de usuarios de redes sociales que, en “uso” de su “libertad de expresión”, demuestran que tienen un montón de información y datos sobre hechos (que hasta parece que son testigos directos), y que hacen deducciones y conclusiones con una nueva técnica más eficaz que la lógica, y pueden declarar culpables mucho más rápido que las policías ministeriales cuando están presionadas por hechos masivamente difundidos (hay más intelectuales, genios y pensadores en redes sociales y herramientas de comunicación, que en la época dorada griega o novelas de Sherlock Holmes). Y es gracias a todo esto cómo se divide al pueblo para vencerlo, para someterlo.

En últimos días se sigue incrementando el “divide y vencerás”.  Se divide desde que se preparó el camino; se hace ver a unas personas como cerradas, conservadoras y manipuladoras; a otros como ignorantes o huecos; a otros más como salvadores y promotores del cambio verdadero; y a otros como títeres de ideas personales. Se utiliza a algunos medios masivos para provocar enfrentamientos disfrazados de visiones críticas; se crean movimientos de reacción contra determinadas ideologías y se hace creer que surgieron libremente de la sociedad; se utilizan las redes sociales para enfrentar, agredir, descalificar, discriminar, destruir lazos, aumentar el odio, evitar la unión y evitar el despertar a la realidad.

Se crean encuestas, narraciones, imágenes, etc., para generar una consciencia colectiva de que todos tienen la razón, y que a la vez nadie la tiene. El doble lenguaje genera doble pensar; el doble pensar genera confusión, y la confusión puede ser encaminada a lo que alguien quiere. Se es corrupto y se alega que el otro es corrupto. Se enfrenta a los jóvenes, por ser los más fáciles de persuadir, ya que creen que lo pueden todo, y que lo que no coincide con su pensamiento, es inadecuado o falso. 

Se difunden datos cortos, contradictorios, que hablan de duda y más duda para que la ignorancia siga en pie. Se generan más enfrentamientos y se emplean los medios para impactar en tiempo real; se usa la tecnología para crear falsedades, pues a final de cuentas pocos verifican la fuente y muchos todo lo creen, y hasta las naciones extranjeras ayudan a incrementar la división. “Miente, miente, miente, que algo quedará; cuanto más grande sea una mentira, más gente la creerá”, atribuyen la frase al primer ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels.

Se emplea la necesidad, los sentimientos, el miedo, la ignorancia, para dividir y mantener la división; ya que, sin estas distracciones, podrán unirse y será más difícil la manipulación. Entre más distraídos, más divididos, más controlables; ni cuenta nos damos de cómo el poder se sigue traspasando entre unos pocos desde que se originó esta historia:

“Si el Gobierno es poco eficiente, excesivamente intelectual o aficionado a aumentar los impuestos, mejor es que sea todo eso que no que la gente se preocupe por ello. Tranquilidad, Montag. Dale a la gente concursos que puedan ganar recordando la letra de las canciones más populares, o los nombres de las capitales de Estado, o cuánto maíz produjo lowa el año pasado. Atibórralos de datos no combustibles, lánzales encima tantos «hechos» que se sientan abrumados, pero totalmente al día en cuanto a información. Entonces, tendrán la sensación de que piensan, tendrán la impresión de que se mueven sin moverse. Y serán felices, porque los hechos de esta naturaleza no cambian. No les des ninguna materia delicada como Filosofía o Sociología para que empiecen a atar cabos. Por ese camino se encuentra la melancolía. Cualquier hombre que pueda desmontar un mural de televisión y volver a armarlo luego, y, en la actualidad, la mayoría de los hombres pueden hacerlo, es más feliz que cualquier otro que trata de medir, calibrar y sopesar el Universo, que no puede ser medido ni sopesado sin que un hombre se sienta bestial y solitario. Lo sé, lo he intentado ¡Al diablo con ello! Así, pues, adelante con los clubs las fiestas, los acróbatas y los prestidigitadores, los coches a reacción, las bicicletas helicópteros, el sexo y las drogas, más de todo lo que esté relacionado con reflejos automáticos. Si el drama es malo, si la película no dice nada, si la comedia carece de sentido, dame una inyección de teramina. Me parecerá que reacciono con la obra, cuando sólo se trata de una reacción táctil a las vibraciones. Pero no me importa. Prefiero un entretenimiento completo” (Ray Bradbury, Fahrenheit 451).

“Esta es la historia de un lugar llamado Mouseland…”, narraba el político canadiense Tomas C. Douglas, para explicar cómo los ratones eligen gatos para que los dirijan, y cómo cuando se hartan de esos gobiernos, los gatos cambian de imagen para seguir gobernando. Y sobre esa historia que pareciera una fábula, el problema no es ignorar la historia para repetir la tragedia; el problema es ignorar la historia de uno mismo y estar convencido de que no lo ignora.


Lo mejor para el control es que se hace creer que fue nuestra decisión, que nosotros elegimos ser, pensar, cuestionar y estar así. Democracia: de demos (pueblo) kratos (gobierno) ia (cualidad): gobierno del pueblo. Gobernar: de gubernare (en sus orígenes pastorear a las reses; luego se dijo que venía de guiar o dirigir navíos). Pueblo: de pubes, populus (conjunto de jóvenes capaces de manejar las armas, pero no de gobernar). Es correcto: la democracia es gobernar al pueblo…


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