Las caras de la violencia / Por mis ovarios, bohemias - LJA Aguascalientes
16/11/2024

“Somos expertas en tapar nuestro dolor”

Olga Carrillo 


Nunca antes en la historia de México se había destinado tanto recurso humano y económico para analizar las causas y las cifras de las múltiples violencias que viven las mujeres. Estos datos, en teoría, sirven para comprender mejor los detonantes de la violencia y así prevenirla y erradicarla, y sin embargo, no ha ocurrido. Contrario a esto, se ha deshumanizado cada dato, desfigurando la realidad. Es común pensar la violencia en números abstractos: “se estima que 11 mujeres son víctimas de feminicidio diariamente” se lee en todos los análisis sobre la violencia de género. Números que, al final, y por ser tantos, despersonalizan y borran los rostros y las vidas de las víctimas.

En el Museo Regional de Historia se exhibe “Las caras de la violencia”, una muestra hermosa y devastadora con fotografías de Olga Carrillo, escultura de Alicia Cruz y la curaduría de Claudia Santa-Ana, Wina Rosas, Gisela Alemán, Janette Rodríguez y Violeta Tavizón, directora del Museo, que da lugar a los rostros y las historias de 11 mujeres que han sido víctimas de la violencia y que también son sobrevivientes, además de dejar implícito en cada línea el repudio a la violencia de género, a la dominación patriarcal y a las omisiones del Estado que no garantiza una vida libre de violencia.

Tal vez “Las caras de la violencia” sea el primer trabajo fotográfico y museístico de esta naturaleza que se realiza en Aguascalientes, uno que le regresa la humanidad a cada cifra que se acumula en carpetas de investigación, en notas de periódicos, en llantos ahogados, en silencios abrumadores. 

Por esto mismo es que lo dicho por la fotógrafa Olga Carrillo en un recorrido por la exhibición resultó revelador: Somos expertas en tapar nuestro dolor. El mandato para nosotras es no quejarse. Las mujeres sufrimos en silencio el abandono, los golpes, la violencia. La exhibición llega con partida doble: una muestra que humaniza, les pone rostro a las cifras exorbitantes de violencia y les otorga a las mujeres un halo de justicia en un sistema que invisibiliza las agresiones que reciben cotidianamente en todos los espacios que pisan. 

Pienso que cada uno de los 11 rostros de las mujeres fotografiadas fungen como detonante para encender la memoria individual y colectiva sobre la violencia de género, una especie de alarma que obliga a hacer consciencia de que cada número tiene un rostro que podemos voltear a ver directamente. Once mujeres, Jennifer, Saraí, Alejandra, Rita, Diana, Sandra, Susan, Berenice, Yadira, Kitzia y Sirley que cuentan sus historias. Para la realización de las fotos, cada una de ellas fue acompañada en el proceso por la psicoterapeuta Gisela Alemán, con el objetivo de evitar su revictimización y sobreexposición, así como la posibilidad de que esta experiencia les ayudara en sus procesos personales de sanación. 

También he de señalar que el hermoso edificio que alberga el Museo se sitúa en una de las calles principales de la capital, Venustiano Carranza. En la fachada del recinto el Colectivo Arrabal armó una instalación que semeja venas abiertas, esa es la invitación del Museo a dialogar con las cientos de personas que transitan por el centro diariamente y que observan desde la acera un torrente sanguíneo que no solo refleja la violencia sino la corporalidad, de nuevo, cada historia, cada cifra, tiene un cuerpo que bombea sangre para sostenerse, sangre para alimentar a otros, para correr, danzar, estudiar, para amar, para vivir.


Compuesta por fotografías de la lente de Olga Carrillo, la exhibición avanza por cada uno de los tipos de violencias, así como por los procesos de las mujeres que fueron fotografiadas. Es por eso que recalco lo de la memoria colectiva e individual. A través de las once mujeres participantes, y sus historias, se entiende, en las diversas formas, que el grueso de las mujeres estamos ahí, situadas en alguna de esas heridas. 

Para lograr esta exposición fotográfica, que bien podría ser una crónica, las organizadoras (otra vez, mujeres organizadas para crear nuevos mundos) armaron el discurso de la serie a partir de potentes imágenes que revelan la urgencia por atender y erradicar la violencia, a través del carácter artístico e informativo de la muestra. Una a una, las salas de la exhibición presentan a las participantes, mujeres poderosas de frentes y brazos en alto, de lágrimas, dolor y angustia, de supervivencia. 

Quiero abundar sobre la idea expuesta líneas arriba sobre ver el rostro de estas mujeres en cada fotografía. Hay otro aspecto aquí. La figura “Espejearse en lxs cuerpos contrahegemónicos” de la artista Alicia Cruz pide reconocer “la fragilidad de nuestra mirada frente a la construcción de los estereotipos de género”, y en este contexto yo le agregó una particularidad. Avanzada la exposición, y después de ver el rostro de las fotografiadas y reconocer su mirada, llega esta figura intervenida con espejos en toda la superficie del cuerpo, así como un espejo en óvalo como si de su rostro se tratara, para mostrarnos nuestra propia mirada, nuestro rostro, la violencia que ejercemos nosotras mismas a nuestros cuerpos por las imposiciones sociales, además de la violencia externa, como la de las participantes, una que en ocasiones nos cuesta asimilar y entender. En medio de las fotografías, la escultura da cabida a observar nuestra propia historia, nuestro relato.

“Las caras de la violencia” humaniza y reniega de la normalidad con la que la violencia de género se muestra todos los días. No es normal que las mujeres vivan en medio de la violencia. No son los números los que dan cuenta de esta, son las víctimas que tienen rostro e historia y luchan para sobrevivir. Con esta exhibición se rompe el mandato. Ya no taparemos nuestro dolor, mostramos nuestro rostro sin vergüenza, las heridas internas y externas. Nunca más nos avergonzaremos por ser las víctimas. Le pondremos cara a la violencia. 

Gracias a Violeta Tavizón y a Claudia Santa-Ana por el recorrido. Gracias a todas por la introspección. 

La exposición continuará hasta el 30 de abril de este 2023.


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Tania Magallanes

Jefa de Redacción de LJA. Arma su columna Tres guineas. Fervorosa de lo mundano. Feminista.

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