Hemos visto como, en 1453, debido a que el imperio turco y el imperio islámico se apoderaron de los puntos clave de la ruta de la seda y de la ruta de las especias que habían estado bajo el control de los comerciantes europeos que llevaban mil años beneficiándose de los finos productos chinos, hindúes e indonesios principalmente.
Al perder estos enormes ingresos decidieron hacer uso de los asombrosos descubrimientos narrados en forma aislada por navegantes extraviados temporalmente, pero sobre todo por los grandes navegantes vikingos en el sentido de que más allá del Océano Atlántico había grandes extensiones de tierra, principalmente la enorme isla de Groenlandia (Green Land: Tierra verde) y la de Terranova (Tierra nueva), donde encontraron aborígenes y fundaron colonias efímeras desde el siglo XI, pero que después de ellas existía un territorio inmenso que se extendía hacia el sur, que parecía no tener fin.
Con esta información y otros testimonios encontrados por navegantes en sus investigaciones bibliotecarias, Colón se lanzó a su aventura gracias al apoyo de la reina Isabel de Castilla, después de una decisión que no fue fácil porque se analizó durante varios años de estudio, pues al viajar hacia Occidente esperando llegar a China implicaba desafiar la posición católica ante el conocimiento científico, ya que según su doctrina todo conocimiento debía supeditarse a las verdades absolutas e inconmovibles en que se basaba la enseñanza dogmática del sistema Escolástico medieval.
Pero tanto los comerciantes, como la reina misma, querían recuperar la comunicación mercantil con el Lejano Oriente, que de tener éxito tendría que tendría que cambiarse el nombre por el del Lejano Occidente.
Colón murió convencido de que había llegado a la India de paso a China, pues incluso designó con el gentilicio de “indios” a sus habitantes, sin enterarse de que había descubierto un continente que era desconocido para Europa. Fue gracias a Fernando de Magallanes quien, al iniciar una expedición que partiendo de San Lúcar de Barrameda, Sevilla, en 1519, demostró científicamente que la Tierra es esférica al regresar su nave al mismo puerto en 1522, que se convirtió en la primera de la historia en circunnavegar el planeta.
Revolución científica. Este hecho significó un golpe tan fuerte para la Iglesia, que ni toda la labor represiva del Santo Oficio convertido en Santa Inquisición logró contener, pues el conocimiento científico se impuso finalmente en el sistema de enseñanza, desplazando así, definitivamente, al sistema escolástico.
Pero esto tampoco fue fácil ni repentino; sin embargo, la Iglesia ya no pudo impedir la rápida evolución de la Filosofía, base de la aparición de las ciencias exactas y de las ciencias sociales que exigían libertad absoluta de investigación.
Para entonces ya habían empezado a abrir camino, por ejemplo, el esfuerzo que hizo el Papa Silvestre II por imponer en Europa la numeración decimal por posiciones incluyendo por primera vez el número 0, conocimientos que los musulmanes habían traído de la India y después de perfeccionar y de inventar el álgebra que enseñaban en sus universidades y que Silvestre, probablemente el Papa más ilustrado de la historia, aprendió quizás en la Universidad de Sevilla o en la del Califato de Córdoba, lamentablemente se encontró con gran oposición porque, por ejemplo, los europeos consideraban que el número 0 era demoníaco; el hecho es que 500 años después, cuando los mayas y los azteca, a quienes los invasores calificaban de seres inferiores, utilizaban, desde hacía siete siglos, un sistema de numeración vigesimal por posiciones con inclusión del 0 con el que podían realizar operaciones matemáticas avanzadas y tenían un calendario aún más avanzado que el que nosotros utilizamos actualmente, los conquistadores españoles todavía seguían escribiendo con números romanos.
Pero continuando con nuestra descripción del avance filosófico y científico europeo, el Empirismo apareció en el 1,200, el Humanismo en el 1,300; materias de avanzada como la Economía en el 1,400 y aquí vamos a hacer un paréntesis para exponer algunas reflexiones sobre la conquista de América, cuyo resultado constituye el eslabón aprovechado por nuestros caudillos para obtener nuestra independencia utilizando el mismo sistema filosófico, científico y político alcanzado por Europa, en el que interviene la teoría liberal y sus diversas ramas.
Por la unidad en la diversidad
Aguascalientes, México, América Latina