Larks’ Tongues in Aspic/ El banquete de los pordioseros  - LJA Aguascalientes
21/11/2024

El 23 de marzo de 1973, es decir, hace cincuenta años, se publicó el disco Larks’ Tongues in Aspic, quinto disco en estudio del grupo de rock progresivo inglés King Crimson. Para este momento el grupo liderado por Robert Fripp ya había presentado algunos cambios en su alineación, demasiados, quizás para ser apenas el quinto disco de la ahora extensa discografía del Rey Carmesí, lo que por supuesto presenta un cambio en el discurso musical del grupo, sin dejar por eso de tener altos y demandantes niveles de calidad, ese es el principal sello de la agrupación que con más de 50 años en el medio siempre han mantenido solvencia en su propuesta musical, incluso en los difíciles e inciertos años 80, cuando varias agrupaciones legendarias del género sucumbieron a los falsos encantos de la mercadotecnia y se dejaron seducir por el facilismo de los contenidos, o quizás la carencia de ellos, en sus producciones, buscando la fácil venta de su material, aunque esto representara abaratar el trabajo de su propuesta musical.

Las huestes del Rey Carmesí, su alteza real Robert Fripp, supieron mantener intacta la dignidad que les da haber sido, para la opinión de varios conocedores, los creadores del sub género llamado Rock Progresivo, aunque esto, por supuesto, está sujeto a discusión y polémica.

Con el disco Lark’s Tongues in Aspic, King Crimson continúa con su lenguaje revolucionario que iniciaron en 1969 con la publicación de su primer disco In the Court of the Crimson King, tendencia que mantienen vigente en la extraordinaria segunda producción In the awake of Poseidon y en la tercera, Lizard, en esta ya sin la participación del cantante y bajista Greg Lake siendo sustituido por Gordon Haskell, Mel Collisn continúa con ellos que había entrado en el disco anterior. Mantienen su sonido en el cuarto álbum de su extensa discografía llamado Islands y publicado en 1971. Robert Fripp, Mel Collins y Peter Sinfield continúan siendo la columna vertebral de la banda. Podemos decir que con la publicación de este disco se cierra una primera etapa de King Crimson. Con el siguiente disco, que es el que nos ocupa en este Banquete, Larks’ Tongues in Aspic, el grupo abre una trilogía que continúa con Starless and Bible Black y se cierra con Red. Estos tres discos, inmensos en la producción total de la Corte del Rey Carmesí, mantiene un trío sólido con Robert Fripp en las guitarras, John Wetton, bajo y voz, y Bill Bruford en la batería, evidentemente con el apoyo de otros músicos, algunos constantes colaboradores de Fripp como Mel Collins e Ian McDonald en el sax, el violinista David Cross que también apoya en el melotrón, piano,  flauta y viola. Jamie Muir en las percusiones. Robin Miller en el oboe y Marc Charig en la trompeta, además de la colaboración de Richard Palmer – James en algunas de las letras del disco Red, de hecho escribe todas las letras excepto One more red nightmare que fue escrita por John Wetton en el disco de Red, que para mi gusto, y salvo tu mejor opinión, es el mejor de esta trilogía y que podemos considerar como una segunda etapa en la producción musical de King Crimson. Después de este disco vendría un prolongado silencio hasta 1981 con la publicación del disco Discipline abriendo, quizás, una tercera etapa creativa en el grupo de Fripp.

Pero siguiendo con festejado por sus primeros cincuenta años, el disco de Larks’ Tongues in Aspic, como ya comentamos, el quinto en la discografía de la Corte del Rey Carmesí, es un disco, quizás podríamos decir lúgubre, con atmósferas muy oscuras, algunos críticos de música lo han señalado como cercano al metal, pero si me permites el atrevimiento de externar mi opinión, no por ser lúgubre, incluso oscuro, tenemos necesariamente que entenderlo como un disco de metal, vamos, ni siquiera por sus letras que le fueron encomendadas a Richard Palmer – James, y fíjate que esta extraña tendencia de King Crimson a tener frecuentemente un letrista me hace recordar a los grandes compositores de ópera, que han trabajado siempre con un libretista poniendo la música al texto previamente elaborado, todos los grandes operistas, excepto Wagner, han trabajado históricamente de esta manera, Wagner era su propio libretista es por eso que más que operista, lo entendemos con dramaturgo musical. De acuerdo a esta forma de trabajar, los ingleses de King Crimson se asemejan mucho a los grandes compositores de ópera. Pero volviendo al ambiente oscuro en el disco que hoy nos ocupa, a mí me parece más influenciado y relacionado al lenguaje musical de compositores de la música académica como Bela Bartok, o quizás más cercano cronológicamente a nosotros, a compositores como Oliver Messiaen, quizás Lutoslawski, Penderecki, Varese o, si me permites el atrevimiento, incluso a Karlheinz Stockhausen. Hay mucho de la música contemporánea en el lenguaje musical de King Crimson de este periodo de la primera mitad y mediados de los años 70.

En general toda la producción de King Crimson, sobre todo antes del Discipline de 1981, me parece sumamente adelantada a su época, su pensamiento musical es absolutamente vanguardista, utilizan una instrumentación no convencional en el rock, como oboes, violas, incluso el melotrón que es responsable del sello de identidad del sonido producido por King Crimson, no obstante sigue siendo rock en toda su elasticidad y en  toda su deliciosa complejidad.

Larks’ Tongues in Aspic se publicó el 23 de marzo de 1973, hace cincuenta años de esto, y para ese momento , King Crimson era ya uno de los argumentos más sólidos en el inagotable discurso del rock progresivo. Disfrutemos de esta joya cuyo brillo no se apaga con el tiempo, al contrario, se hace más intenso. 


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