Estimado lector de LJA.MX con el gusto de saludarle quiero aprovechar la ocasión para hacer mención de un personaje que fue fiel a la postura filosófica estoica, que promovió la virtud no con palabras, sino con su ejemplo de vida, con su perseverancia en el bien. Donal Robertson expone en su libro Piensa como un emperador romano una reseña de las últimas palabras que menciona Marco Aurelio.
Vindobona, 17 de marzo del año 180 d.C. Marco Aurelio pide a su guardia que se acerque y le susurra “Vayan al sol naciente, pues yo ya anochezco”.
Los soldados imaginan el espíritu del Danubio como un antiguo dios fluvial, quien nos ofrece a todos una lección si tan sólo hacemos una pausa para escuchar: todas las cosas cambian, y pronto desaparecerán. “No se puede entrar al mismo río dos veces”. Marco Aurelio bajo su reseña estoica entendía perfectamente que todo en esta vida es pasajero, que nunca somos los mismos, pero del mismo modo tenemos la posibilidad de influir sobre nosotros mismos, lo externo no depende de lo individual y del mismo modo la vida es un instante.
El hombre sabio acepta su dolor, lo soporta, pero no le suma, y como mencionaba Epicteto “Sólo un hombre loco busca higos en invierno” Tal es el hombre que languidece por su hijo ya que su préstamo ha sido devuelto a la naturaleza.
Sin egos ni pretensiones materiales Marco Aurelio entendía la vida, la veía y la vivía con sensatez, con sobriedad y con la reseña de que todo en este camino es prestado, de que nada nos pertenece, mucho menos el deseo, solo la auto conquista.
La concepción de la muerte que tenía refería una cercanía absoluta, expresaba sensatez y un principio básico de existencia, sin buscar la trascendencia banal, es decir, tenía un punto de equilibrio en donde el ego se reducía en toda ínfula que pudiese existir, ahí creo que radica en gran medida la grandeza de la postura que Marco Aurelio planteó “Los labios de la humanidad no pueden otorgar ni fama ni gloria que valga la pena perseguir, pues ya puedo sentirme a mí mismo evaporarme, desvaneciéndome gradualmente, como si cayera en un sueño, hacia la extinción”.
En la mayoría de las ocasiones de manera irónica las personas se aferran a la vida, en un apego irracional y lleno de temores, lo paradójico es que en la vida no se hace, si no al final, lo cual arrebata un sentido real de la propia vivencia, el emperador romano por la interpretación de sus palabras, estaba abrazando sus últimos segundos con suavidad y con cordura, como si fuese un poema o una melodía armoniosa, y esto tiene que ver con su temple, con su fortaleza interna, con su paz, pero sobre todo en cómo decidió construir cada paso de su vida, que finalmente es la antesala de la muerte.
Los estoicos veían la alegría no como la meta en la vida, que es la sabiduría sino como un subproducto de ella, y por ende creían que perseguirla de manera directa nos llevaría por el camino equivocado si se busca a expensas de la sabiduría.
En las meditaciones que refiere Marco Aurelio podemos encontrar un pensamiento ecuánime y equilibrado, en cada una de las referencias que hacen existe la conciencia y el seguimiento puntual el control de los sentimientos coma los juicios de valor, pero sobre todo la oportunidad de aprender de la experiencia y preparar los contextos y la tesitura en el preámbulo de un cambio positivo.
Estimado lector en verdad quiero recomendarle la lectura que le he referido del autor Donald Robertson, las referencias históricas que podemos encontrar tanto en Zenón, en Epícteto y por supuesto en Marco Aurelio, deben de ser prosapia, deben de ser ejemplo, deben de ser guía ante un mundo que extiende distintas y diversas vicisitudes, no obstante el equiparar la vida diaria de cada persona en alusión con la vida del emperador romano citado, nos invita a tener una reflexión constante sobre el temple y la sabiduría que se deben de tener para controlar las emociones frente a las crisis modernas.
La filosofía estoica expone una reseña de cómo fortalecer el carácter, de cómo ser resiliente, de cómo encontrar paz mental y desarrollar virtudes que se puedan aplicar en la vida diaria. Sin duda alguna la vida es como uno la hace coma la vida es como uno la ve, algo similar a la carta que le escribe William Blake al doctor Trusller.
La filosofía y la muerte de Marco Aurelio nos invita a que en el periplo de nuestra vida abracemos y le demos la bienvenida al destino, sin apego y contemplando la virtud en nosotros mismos y en las otras personas, enfatizar en la gratitud y tener dominio sobre los deseos.
In silentio mei verba, la palabra es poder.