Este mes de marzo de conmemoración a las mujeres, LJA.MX presenta una serie que busca visibilizar a las mujeres que cuentan con poca representatividad en lo público, pero que existen y resisten todos los días de su existencia.
México es un país sumamente racista, más si se trata de una mujer negra a la que aún se le considera “mestiza”.
Así es como crecen las niñas afrodescendientes, sin representación de mujeres negras mexicanas en la televisión pública o en los libros de textos de la escuela. En sus palabras, parecieran extranjeras en su propio país.
Investigaciones académicas dan cuenta que los ancestros de las poblaciones afrodescendientes fueron traídos de manera forzada durante el periodo colonial a regiones como Veracruz, Puebla, Oaxaca, Guerrero y la CDMX donde fueron obligados a trabajar en condiciones de esclavitud. Más recientemente, los flujos migratorios trajeron por distintos motivos [el estudio, el trabajo, el refugio] a más personas negras que se instalaron de manera permanente en México.
Las mujeres negras han sido grandes impulsoras de la conciencia étnica de sus comunidades con la construcción étnica diferenciada de la indígena, pues los problemas que les atraviesan podrán ser similares pero no los mismos. Así, muchas mujeres negras activistas comenzaron a discutir qué significaba enunciarse como negras, afromexicanas o afromestizas en México a finales del siglo XX, con lo que se buscó demostrar que dichos pueblos tenían “una identidad cultural diferenciada y un territorio demarcado”.
Esto ayudó a “comprender” el racismo que viven todos los días, junto con el clasismo, la xenofobia y el nacionalismo que impera en el país.
Porque a las mujeres negras se les estereotipa como mujeres de las costas y el Caribe, además de la exotización que provoca no solo la pérdida de su identidad sino la cosificación de sus cuerpos.
El término afromexicano fue reconocido como categoría étnica hasta 1998 solo a las poblaciones del estado de Oaxaca, aunque las activistas comenzaron a demandar reconocimiento constitucional para atender el rezago y marginalidad. Fue hasta el 2020 que el Censo de Población y Vivienda del INEGI incluyó a la gente que se reconoce como afromexicana, afrodescendiente o negra. El Censo arrojó que en México viven 2 millones 576,213 personas que se reconocen como afromexicanas y representan 2% de la población total del país. De estas, el 50 % son mujeres, es decir, el 1% de la población mexicana son mujeres afrodescendientes.
Aun con esto, las mujeres afrodescendientes siguen luchando contra la discriminación y la exclusión, la hipersexualización de sus cuerpos que refuerzan las narrativas históricas sobre qué y cómo debe ser una mujer negra en México, consideradas solo como servidumbre y en una idea de su “disponibilidad sexual” en una “fantasía de raza”.
Así, entre la reivindicación étnica y contra la discriminación y la violencia, las mujeres afromexicanas construyen sus espacios para mostrar lo que viven diariamente.
Fuentes: Afroféminas, Muafro, Itza Amanda Varela Huerta