A partir del proceso democratizador y de alternancia de la década del dos mil se han dado intentos por llevar a un nivel más articulado, nuevas relaciones entre la sociedad y el Estado.
La demanda y aspiración por mayor democracia, representó para muchos cosas diferentes; elecciones limpias y transparentes, anhelos de igualdad, abatimiento de pobreza, justicia social, libertad sexual, libertad política, etc. La lucha social que encabezó el Ing. Cárdenas de justicia social y democracia al finalizar los ochentas, solo alcanzó para consolidar los procesos de alternancia política en el Gobierno.
Hoy sabemos que la alternancia no ha logrado resolver problemas de fondo en aspectos como el abatimiento de la pobreza y la justicia social. Hay avances en aspectos de libertades aunque no las suficientes.
En este proceso de alternancia lo que no cambió fue el comportamiento del gobierno en su desempeño centralista y controlador independientemente del partido que detente el gobierno.
El origen de este comportamiento se remite al proceso posterior a la revolución mexicana donde el estilo de la gestión pública ha sido el predominio del gobierno federal sobre otros niveles de gobierno.
La visión de país y de necesidades de los grupos sociales, ha sido definida por la agenda federal, más que las prioridades y demandas de las comunidades políticas locales.
El gobierno federal goza de un estilo discrecional sobre representación de intereses, conciliación de conflictos, en la asignación de la agenda político administrativa, en la elección e implementación de sus políticas. No se escuchan ni se representan las demandas e intereses locales.
¿Por qué ese comportamiento ya histórico de quien detenta el gobierno? Porque la gestión pública fue y ha sido la primera fuente de legitimidad del gobierno. La acción del gobierno en la provisión de bienes y prestación de servicios ha sido un elemento clave para mantener el poder y mantenerlo además de manera legítima.
Esta ha sido una constante en la conducta del gobierno independientemente de su origen partidista, lo que ha cerrado la posibilidad que la agenda social sea definida de manera ciudadana derivada de la participación democrática, plural y competitiva.
El control directo de las políticas públicas da mayor control y visibilidad gubernamental porque la razón principal del gobierno es el control para mantener el mayor tiempo posible el poder político, no resolver de fondo los problemas sociales.
Ejemplos recientes de este comportamiento es la aplicación de las vacunas por parte del Gobierno y no del sector salud, la construcción del tren maya, la refinería, etc. todos y cada uno de los programas se concibieron desde la perspectiva del gobierno federal sin intervención alguna de las comunidades locales que no tuvieron ninguna posibilidad de opinar o participar en alguno de los proyectos. De antemano fueron incluidos, sin ser tomados en cuenta.
@normaglezz