Antes de continuar con el análisis crítico de la historia oficial de la UAA, nos es grato dar una cordial bienvenida a la doctora en Administración Sandra Yesenia Pinzón Castro, quien tomó posesión el pasado jueves 13 de enero como la primera mujer que ocupa la rectoría de la Universidad Autónoma de Aguascalientes.
Ella, así como la ciudadana Teresa Jiménez Esquivel, mujer que también ostenta una alta preparación académica (una licenciatura, dos maestrías y un doctorado) son dignas representantes de la milenaria lucha en que muchas mujeres han ofrendado su vida por conquistar el lugar de igualdad con el sexo masculino en la vida diaria, laboral, familiar e incluso en la conducción del gobierno, la educación y la cultura en el mundo, doblegando el vicio patrimonialista y autoritario que ha considerado históricamente al varón como único con derecho de manejar la propiedad de la tierra, de todos los bienes incluyendo a personas -esclavos, hijos y mujer que hasta la fecha sigue siendo “fulana de tal”- durante los diez mil años transcurridos a partir de la aparición de la agricultura.
En esa lucha la mujer ha sufrido violencia y agresiones sin cuento y por eso es más sensible que el hombre en su lucha por conquistar la equidad y la justicia.
La responsabilidad que pesa sobre sus espaldas es muy grande; tan grande como la respuesta que deben dar para mejorar, en el contexto social, esa justicia y esa equidad a las que los hombres somos reacios.
Los Amigos de Jesús Terán, que tratamos de realizar la difícil tarea de concientizar a la población en el cumplimiento de sus obligaciones para exigir el cabal respeto de sus derechos, aplaudimos sin reservas las positivas señales que nos dan ambas en el inicio del ejercicio de sus respectivos cargos y así esperamos aplaudir, con igual entusiasmo, el día en que hagan entrega de los mismos ante una sociedad que constate el balance positivo del esfuerzo desarrollado.
Continuamos nuestro propósito de clarificar el ambiente ideológico en que surgió y se desarrolló el Instituto de Ciencias de Aguascalientes en el siglo XIX, aclarando de nuevo que es la única vez que lo haremos porque no es nuestra labor sino la de quien corrija los graves errores y omisiones presentes en la versión actual de la historia oficial de la UAA.
En nuestras colaboraciones anteriores hicimos un planteamiento rudimentario de los antecedentes del pensamiento filosófico con el propósito de llegar a la aparición del liberalismo en Europa.
Escolasticismo. Llegamos hasta la Edad Media (los mil años que van aproximadamente del año 500 al 1500 d.C.) en que el imperio romano se traslada a Constantinopla, dejando el gobierno de Roma en manos de la iglesia católica, que destruye el sistema de enseñanza civil e impone con mano férrea un monopolio con el nombre de escolasticismo, consistente en aplicar algunos principios de la filosofía griega para justificar los dogmas de su religión, so pena de aplicar severos castigos contra quienes pretendieran modificarlo, castigos que se fueron haciendo más agresivos hasta que apareció la Santa Inquisición hacia 1200, ya que era cada vez más intenso el deseo de la población de contar con libertad para investigar los fenómenos de la Naturaleza, pues por ejemplo circulaban ya las noticias de los viajes de los vikingos por tierras desconocidas; y también hay registros irrefutables en nuestro continente de la presencia de embarcaciones extrañas en la zona tropical hacia el año 1000 por lo menos; por ejemplo, el grabado de una carabela en el muro de cantera a la derecha del acceso al Juego de Pelota de Chichén Itzá de la que yo debo conservar la fotografía que le tomé hacia 1975.
1453 Fin de la Edad Media. El caso es que llegamos a la toma de Constantinopla por los turcos otomanos, apoderándose del comercio de la ruta de la seda que pasaba por el estrecho del Bósforo hacia Europa y que el imperio Romano había controlado durante mil años.
Y el Imperio islámico, que se había expandido desde España hasta China, se apoderó también de la ruta de las especias, arrebatándole a los comerciantes europeos las enormes ganancias de que habían disfrutado durante aquellos mil años.
Entonces ya no les importaron las prohibiciones de la iglesia y buscaron desesperadamente otros caminos para recuperarlo.
Renacimiento. Las universidades habían surgido alrededor del año 1000; muchas obras de las culturas clásicas griega y romana reaparecen y llaman tanto la atención que se enciende la idea de recuperar la inquietud de saber e investigar, es decir, de renacer al período en que Aristarco de Samos llegó a concebir, por ejemplo, la teoría heliocéntrica 200 años antes de Cristo. A ese período, relativamente corto pero explosivo se le llamó renacimiento, período breve de tan sólo dos siglos en la historia pero de consecuencias explosivas: el XV y el XVI.
Así surgieron mentes formidables que revolucionaron la imagen estática que la iglesia sostuvo durante tanto tiempo. Sabios como Copérnico o Kepler; Galileo que abrió el panorama del cielo con la invención del telescopio, etc.
El caso es que los dogmas de la iglesia se fueron cayendo a pedazos con las teorías que empezaron a surgir sobre la evolución de la vida, los horizontes cada vez más amplios descubiertos por los navegantes y la idea de la redondez de la Tierra que el clero negaba rotundamente y otras que merecían la pena de muerte para quien las difundiera.
Los grandes descubrimientos. Pero no fue básicamente la sed de conocimiento sino la sed de dinero que llevó a los comerciantes europeos a estimular las grandes aventuras marítimas en las que incluso participaron los monarcas ansiosos de expandir sus imperios.
1492 Cristóbal Colón. Así llegamos al viaje que llevó a Colón a buscar la ruta de China no por el Oriente sino por el Occidente, llegando a lo que creyó era la India en su camino a China, razón por la que llamó indios a sus habitantes, apodo totalmente desconocido por los nativos pero que subsiste hasta la fecha. Colón murió sin saber que había encontrado un continente.
Continuamos la semana próxima.
Por la unidad en la diversidad
Aguascalientes, México, América Latina