A diferencia de 2019, el jueves 5 el gobierno federal recapturó en Culiacán a Ovidio Guzmán López, hijo del Chapo Guzmán. Las fuerzas federales lograron sacarlo de Sinaloa y llevarlo a El Altiplano, de donde su padre se fugó en 2015. Pero al igual que en el operativo de hace casi cuatro años, conocido como el Culiacanazo, el Cártel de Sinaloa demostró en minutos que, vía actos violentos y de terrorismo, puede imponer de facto un estado de sitio. Durante al menos 10 horas la población, sobre todo de Culiacán, no pudo salir a la calle o se quedó atrapada cerca de los enfrentamientos. Incluso, en el aeropuerto local un vuelo de Aeroméxico fue atacado a balazos.
Aún cubierto por la negrura de la madrugada del jueves 5, el Ejército tomó por tierra y aire la sindicatura de Jesús María; fue por sorpresa. Los soldados llegaron a la finca propiedad de Griselda López Pérez, madre de Ovidio Guzmán. Esta vez, a diferencia de 2019, no hubo escapatoria para uno de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán. Desde el aire, las ráfagas provenientes de los helicópteros artillados de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) brindaban protección al personal militar que estaba en la guarida del narco. Y ardió Culiacán…
Una vez más el grupo criminal conocido como Los Chapitos –que las autoridades federales ahora llaman Los Menores– demostró en minutos su poder destructivo, de organización y despliegue detonando de facto un estado de sitio que orilló al gobierno de Sinaloa a lanzar un llamado para que los habitantes, principalmente de Culiacán, no salieran de sus casas.
El operativo federal y los actos violentos de la delincuencia organizada, para tratar de liberar a Ovidio, también paralizaron toda actividad aérea y terrestre en el estado.
En algunos puntos de Culiacán, por ejemplo, los operativos de las fuerzas armadas fueron limitados para contener los robos de vehículos compactos y pesados que fueron incendiados para levantar bloqueos de vialidades primarias, secundarias y carreteras. Quienes presenciaron esos hechos se quedaron atónitos por la destrucción causada, “era como una zona de guerra”.
A lo largo y ancho del estado la población no pudo salir de sus domicilios o se quedó atrapada en el lugar donde les agarró la balacera, como un grupo de ocho personas que logró refugiarse por al menos nueve horas en la plaza de cobro de la carretera México 15.
De acuerdo con cifras oficiales, el grupo armado de los hijos del Chapo Guzmán despojó a la ciudadanía de más de 250 vehículos, unidades con las cuales realizaron bloqueos en entradas y salidas que conectan al estado con el resto del país.
Incluso, en un intento para evitar que Ovidio fuera sacado de Sinaloa, civiles armados enfilaron hacia los tres aeropuertos que el estado tiene: Mazatlán, Los Mochis y Culiacán, en éste, un comando logró impactar con proyectiles de arma de fuego un avión comercial de la aerolínea Aeroméxico Connect y a tres helicópteros y un avión de la FAM.
A consecuencia de la agresión armada, la aeronave comercial abortó el despegue con destino a la Ciudad de México; los pasajeros del vuelo AM165 se agazaparon entre los asientos y en las videograbaciones de esos hechos, difundidas por los noticieros de televisión y redes sociales, se escuchaban atemorizadas voces infantiles.
Si bien las fuerzas federales lograron la recaptura de Ovidio Guzmán López y lo trasladaron a la Ciudad de México, para entonces no habían podido liberar a la población civil del estado, acorralada por robos y bloqueos de vialidades y carreteras. El crimen organizado en franco desafío al Estado.
Buenos vecinos
De acuerdo con el saldo preliminar del operativo, dado a conocer por el gobernador Rubén Rocha Moya, hasta la tarde del jueves 5 se tenía el reporte de 15 personas muertas, entre ellas un policía federal y el coronel Juan José Moreno Orzúa, del 43 Batallón de Infantería, emboscado en Escuinapa, Sinaloa, junto a cuatro de sus soldados; también informó de 29 heridos (ocho civiles y 21 policías).
El viernes 6 el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, informó que los hechos violentos causaron 29 muertos, de ellos 10 eran militares y 19 agresores; 35 elementos castrenses heridos y “ningún civil” muerto. No mencionó bajas de las corporaciones estatales. Sin embargo, en audios del C-4 de Culiacán –obtenidos por Proceso– se afirma que murió un policía estatal a consecuencia de los disparos hechos desde un helicóptero militar.
El gobernador Rocha, que el 19 de diciembre último visitó la sindicatura de Jesús María, con cientos de regalos para los niños del lugar, se deslindó del operativo de recaptura de Ovidio Guzmán: “Me avisó el teniente coronel Castañeda, secretario de Seguridad del estado, 40 minutos después de iniciada la incursión federal.
“Me indicó que fuerzas federales realizaban un operativo en la sindicatura de Jesús María, pero desconocía cuál era el objetivo. Luego me dijo que llamaron del gobierno federal, para pedir refuerzos de la policía estatal. Después me llamó el secretario de Gobernación…”
Luego del 17 de octubre de 2019, día del frustrado operativo en el cual elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) detuvieron a Ovidio Guzmán, pero fue liberado ante la amenaza de sus hermanos, Iván y Alfredo, de incendiar Culiacán, el hijo de Griselda López y El Chapo se sintió arropado en Jesús María, pequeña población de Culiacán donde su familia es conocida.
Griselda ha pasado la mayor parte de su vida en esa sindicatura. De ese lugar son originarios sus padres. El Chapo construyó para ella y sus cuatro hijos una finca separada de la población sólo por un camino.
Incluso, en el pueblo está la tumba de otro hijo del Chapo, Édgar Guzmán López, quien el 8 de mayo de 2008, a los 22 años, fue ultimado por órdenes de los hermanos Beltrán Leyva en un centro comercial de Culiacán.
En Jesús María está su sepultura, un mausoleo levantado en una superficie que supera en tamaño a la iglesia local. Durante un recorrido que la reportera realizó por Jesús María en marzo de 2013, los habitantes describieron a la familia de Griselda López, La Karla, como la llamaron.
Varios de los entrevistados explicaron esa vez que la mamá de Ovidio es una mujer sencilla y tranquila, que toma parte de todas las festividades del poblado, y que a ellos los hace partícipes de sus celebraciones. Édgar, el hijo mayor, era querido por los lugareños por su trato afable con la gente.
También relataron que todo el pueblo acudió a la ceremonia luctuosa oficiada en honor al hijo asesinado del Chapo. Al término de la misa, Griselda, en agradecimiento a su solidaridad, ofreció a los presentes un recuerdo: un costalito que contenía un rosario de oro de 24 kilates (Proceso Edición Especial número 24. El México narco).
Entonces, Ovidio tenía 23 años, pero, según el Tesoro de Estados Unidos, desde adolescente participaba en actividades delictivas.
Jesús María no sólo era el refugio de Ovidio, también de su madre… La mañana del 12 de febrero de 2014 Griselda López Pérez fue detenida en una zona residencial de Culiacán y trasladada a la entonces Procuraduría General de la República (PGR) en la Ciudad de México, por lavado de activos. En el operativo de su aprehensión participaron 200 efectivos de unidades especiales de la Policía Federal, Ejército y Marina. Después, de manera insólita, la PGR dio marcha atrás y la dejó en libertad.
Su detención trascendió como rumor hasta el mediodía del jueves 13 de febrero, pero a esa hora ya había quedado en libertad y regresó a su pueblo, Jesús María, a media hora de Culiacán, publicó entonces este semanario.
El 26 de febrero de 2014 los habitantes de Jesús María marcharon para pronunciarse contra la extradición del Chapo Guzmán a Estados Unidos.