Se hace camino al andar, y los senderos que los pasos formaron para cruzar el arroyo que divide los fraccionamientos Morelos II y Lomas del Mirador, no son un paso sencillo.
Al pie de las carpas donde Gobierno del Estado llevó a cabo el evento de la presentación del programa de vivienda, se dibuja entre yerba seca y crecida un camino que empieza con una ligera pendiente con piedras y basura que conduce a un pequeño claro de tierra donde quedan rastros de que el fuego quemó algo de aquella vegetación.
En el valle del paso, un charco con fango y lleno de basura parece la opción más viable para quien necesita llegar del otro lado del arroyo; niños que se tienden la mano para ayudarse a cruzar, madres con pequeños que tienen que alzar en brazos para librar el salto, algunos adultos mayores optan por un camino alterno más angosto y con arbustos espinosos; desde el otro lado, una pareja baja la pendiente aún más inclinada e irregular llena de tierra suelta cargando la carriola donde llevan a un niño pequeño, al llegar al paso del valle, el hombre pisa en falso y hunde su pie izquierdo en aquel fango contaminado hasta arriba del tobillo, sin más que un ligera risa de resignación, continuó caminando mientras su pareja logró con trabajo cruzar.
En cerca de 900 metros del arroyo sobre la avenida 30 de septiembre no hay infraestructura que conecte a los fraccionamientos y permita llegar al peatón de forma rápida y segura, no hay otra forma más que los caminos que se hacen al andar.