Vivimos en la Era de la de la Información o mejor conocida como de la Tecnología y en el fútbol no podía haber excepción.
Desde hace más de cuatro años se inventó el VAR (Video Assistant Referee), ayuda que sirve para corregir los errores claros y obvios en las jugadas de penales, expulsiones, goles, identidad errónea e incidentes no vistos. Esta tecnología usa todas las tomas disponibles de las cámaras de transmisión de TV para revisar lo que pasa en cancha y consta de tres personas en cabina con diez pantallas.
Esa fue una decisión que no sabíamos si realmente iba a favorecer o perjudicar el balompié, es por eso que ya ha habido momentos en los que muchos aficionados se quejan pero hay otros que aplauden la existencia de dicho artefacto.
Qatar no se podía quedar atrás en el tema tecnológico y el balón fue la mejor manera de implementar algo que va a revolucionar la manera de jugar al fútbol.
Para empezar, todos los balones contienen un sensor que recopila datos de posicionamiento espacial en tiempo real, esta será la primera Copa del Mundo en colocar un dispositivo de seguimiento de bolas de este tipo. Así que haciendo una suma de eso más el VAR y las revisiones de fuera de juego, hará que todo sea más preciso que nunca. Como todo, tuvo que pasar tiempo para ponerlo en juego, por eso mismo, este sensor estuvo en desarrollo y prueba durante seis años antes de recibir la certificación completa por parte de la FIFA.
Dentro de cada bola de partido hay un dispositivo diseñado por KINEXON, un jugador importante en el mundo del seguimiento del rendimiento en varios deportes: “Mientras que la banda ultra ancha me ayuda a tener la posición de un objeto, la IMU me da el movimiento granular en tres dimensiones”, comentó Maximillian Schmidt, cofundadora y directora general de KINEXON.
Según la empresa, este dispositivo pesa 14 gramos, poco menos de 0,5 onzas, y en realidad alberga dos sensores separados que funcionan simultáneamente; el primero es el sensor de banda ultra ancha (UWB), un tipo de tecnología superior al GPS o Bluetooth para obtener datos posicionales precisos, además de poder transmitir datos en tiempo real para rastrear constantemente la posición de la bola y el segundo es el sensor de unidad de medición inercial (IMU): un sensor destinado a detectar movimientos matizados de un objeto en el espacio.
Junto con este sensor está el seguimiento de la cámara óptica de Hawk-Eye. Se configuran doce cámaras Hawk-Eye alrededor del estadio, rastreando tanto la pelota en sí como a cada jugador 50 veces por segundo. Veintinueve puntos separados del cuerpo son rastreados para los jugadores, incluidas las extremidades.Así que cada vez que la pelota es pateada, lanzada o golpeada, el sistema la recoge a 500 fotogramas por segundo. Los datos se envían en tiempo real desde los sensores a un sistema de posicionamiento local (LPS), lo que implica una configuración de antenas de red instaladas alrededor del campo de juego que toman y almacenan los datos para su uso inmediato. Esto se hizo con la idea de que fuera más rápida la toma de decisiones.
Hace unos años quien iba a pensar que íbamos a poner a cargar una pelota antes de un partido de fútbol? pic.twitter.com/Dll4hUNc0L
— C:Seba (@sebastia_me) November 29, 2022