Parte 2
En la entrega pasada les platicamos un poco de cómo se gestó editorialmente, Más que un beso: historias de mujeres y feminismos en Aguascalientes, hoy seguimos con algunos otros elementos de su configuración.
Hacer un proyecto editorial, no es cosa sencilla, requiere de mucho trabajo en todos los aspectos, la convocatoria, la insistencia constante para lograr la compilación deseada, la paciencia para conseguir que los tiempos de todos los presuntamente involucrados, logren cuadrarse; se debe emplear mucho tiempo en gestiones y revisiones constantes y por supuesto, el factor económico también es importante, por lo que en la medida de lo posible, todo el trabajo que pueda ser absorbido por uno mismo, sin duda, se hace, no se puede escatimar ni en tiempo, ni en esfuerzo, cuando de ello depende un ahorro que pueda destinarse a la impresión de la obra.
El libro nació con presupuesto muy limitado, quizá con la expectativa de que viera la luz sólo en lo digital, sin embargo, gracias a la participación que de manera colectiva realizamos, ante el proyecto PACMYC 2021, estructuración en que de manera determinante participó Irlanda Godina Machado, resultamos acreedoras a un apoyo que permitió materializar también en papel este bello proyecto. Desde ya, manifiesto públicamente mi agradecimiento a dicho programa público, así como al personal que generosamente ha estado apoyando en todo momento la difusión de la obra, especialmente agradezco a Urry, encargado del programa PACMYC, que independiente de las distancias o momentos (laborales o no), ha estado presente en todo momento, dando seguimiento al desarrollo de nuestro proyecto.
Pues una vez que se pudieron reunir los fondos de KAOS Editorial y PACMYC, el libro habría de ver la luz y venía la parte de diseño editorial, decidimos para su portada y contraportada el color morado, representativo de la lucha feminista; hay dos diversas versiones sobre el porqué de elegir este color para tales fines, la primera señala que es el color que da, de la mezcla del azul y el rosa, los colores que por antonomasia representan los estereotipos de género de los hombres y las mujeres, la segunda versión señala que se debe al color de la sangre de aquellas mujeres que por una lucha por sus derechos laborales, fueron muertas en el seno de la empresa que antes prefirió terminar con sus vidas, que mejorar sus condiciones de trabajo. Personalmente creo que ambas, en su conjunto son razón suficiente para encontrar identidad con el tono purpúreo, sobra decir que aún se añadirán muchas otras razones, dado que ni la lucha ha terminado, ni las causas dejan de aumentar.
Nuestro libro morado debía tener también, por supuesto, en su portada, el beso por el que se le dio el nombre, por lo que decidimos que una manera de darle más vistosidad justo al beso, como parte de la resignificación que de lo femenino se debía hacer en la heráldica del Estado, por tanto, la portada sería lisa, con el suaje de unos labios, a través del cual se pudiera percibir la primer página del libro, en que habría de estar la heráldica del Estado como fondo, observándose a través de las rendijas de los labios, por supuesto las cadenas y los labios de Luisa Fernández. El resultado fue maravilloso gráficamente.
La contraportada de los libros suele tener la reseña del autor, en este caso, fueron tantas las plumas que aportaron sangre, sudor y lágrimas, que no solo era imposible enunciarlas a todas (pese a que por supuesto, todas merecen gloria y reconocimiento por sus extraordinarias aportaciones a las luchas cotidianas por los derechos de las mujeres), sino que además, lo escrito en Más que un beso es en realidad la voz de muchas otras mujeres, las que estuvieron antes, las que no tuvieron posibilidad de usar su propia voz, las que fueron “ anónimas”.
Por lo que hace al proceso de edición de los textos, encontramos que estos, azarosamente, habían sido escritos con referencia a 1. Mujeres cuyo desenvolvimiento profesional representó un reto para su época. 2. Historias íntimas de mujeres que abren su vida. 3. narrativas compartidas por integrantes de las comunidades feministas. 4. las historias de mujeres que nos cuentan de otras mujeres, pero desde una narrativa más íntima. Luego pues, dentro de la edición del libro, decidimos que para que hubiera una cuadratura con el tema del título, podríamos rescatar también las cuatro frases que recoge la heráldica del Estado, para separar los capítulos del libro, de tal suerte que: Bona terra, Clarum Cielum, Bona Gens y Aqua Clara, fueron respectivamente las separaciones en que se agruparon cerca de diez textos por cada una de las secciones.
Para ilustrar estos apartados, ideamos generar intervenciones artísticas del escudo de armas, a modo de iconoclasia, intentado romper la violencia simbólica que encontramos representada en tal imagen institucional, por lo que lanzamos una convocatoria para que las artistas (mujeres) de nuestro Estado, pudieran hacer su propia versión, resignificando nuestra presencia en la construcción del Estado, de ello derivaron cuatro espléndidas obras de técnicas diversas: Las mujeres al poder de Rosalba Jaquez, No por un beso, por un derecho de Paola Garfias, Agüitas utópica de Rosita Romanov y La fuerza de las jacarandas de Helen Cary (con modelaje de Nefertiti). Todas las obras envuelven elementos comunes, que aun desde el diseño independiente, fueron considerados por sus autoras para incluirse; la fuerza, la lucha, la diversidad de las causas y la inclusión, son solo algunos de los elementos que se proponen, para una visibilización integral de lo que las mujeres somos en este Estado, mucho más que un beso.
En la siguiente entrega cerramos esta serie, platicándoles de la difusión del libro y algunas otras peripecias que en el camino se han presentado.