Dos compositores franceses y un mexicano conformaron el séptimo concierto de temporada de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes. Un programa interesante en su confección, sin duda, siempre que tenemos el estreno de una obra hay un ingrediente extra en el interés del que ya de por sí despierta un concierto.
El concierto inició con las siete danzas que integran la obra El rey se divierte del compositor Leo Delibes para continuar después con un estreno mundial muy interesante, el Concierto para violín Windmug de David Hernández Ramos que se divide en cuatro movimientos: 1) Oktobesrsanne .2) Lied ohne worte, 3) Passacaglia (aus dem trunkenheit) y 4) Fantasia (die Melancholie). De acuerdo al testimonio del director huésped, el maestro Christian Gohmer, la obra fue escrita con dedicatoria para la maestra Carla Elizabeth Benitez Ruiz quien fue la responsable de la ejecución en este concierto celebrado el pasado viernes 25 de noviembre en el Teatro Aguascalientes. La maestra Carla Benitez en algún momento perteneció al reconocido Cuarteto de Cuerdas José White que tiene su sede en la ciudad de Aguascalientes y que ha sido cuarteto en residencia del Festival de Música de Cámara Aguascalientes, prácticamente en todas las ediciones del festival, ahora se presentó como solista con este concierto que tiene un muy alto nivel de exigencia.
Después del intermedio disfrutamos de una muy buena interpretación de la Sinfonía No.2 del compositor francés Camille Saint-Säens. Es curioso que a pesar de la incuestionable belleza de esta partitura, no se programe con la frecuencia que la obra merece en las más importantes salas de concierto, de hecho, lo menciono con ciertas reservas, me parece que esta es la primera vez que la Segunda de Sain-Säens se ejecuta en Aguascalientes.
El concierto inició, como ya lo hemos comentado, con las Danzas El rey se divierte de Leo Delibes y todo transcurría con normalidad cuando en algún momento, al finalizar una de las danzas, alguien tuvo la desfachatez y falta de respeto de responder, así sin la menor inhibición, una llamada telefónica, incluso el maestro Christan Gohmer detuvo la continuidad de la siguiente danza y volteó molesto hacia la audiencia, pero es uno de esos casos en los que el remedio salió peor, alguien, con justificada molestia, eso no lo cuestiono, expresó su inconformidad con un comentario perfectamente audible: “Si no cuelga mejor sálgase”, es comprensible, pero en mi opinión el remedio salió peor que el mal. Pero fuera de esta desafortunada eventualidad, el resultado final de las danzas de Delibes fue satisfactorio, y la Orquesta, disciplinada como pocas, pasó con dignidad este acontecimiento logrando que la música esté por encima de cualquier adversidad.
Al terminar las Danzas El rey se divierte, se dispuso todo para la interpretación del Concierto para violín de David Hernández Ramos, el nombre del concierto es Windmug, y como ya comenté, de acuerdo al testimonio del maestro Gohmer, fue escrito para la maestra Carla Benitez y este fue el estreno mundial. Se trata de una obra para música de cámara con un perfecto equilibrio en la reducida dotación instrumental de la obra: cuerdas, alientos y percusión, que acompañaron perfectamente bien a la solista que ejecutó la obra con evidente solvencia y clara elocuencia.
La obra es difícil, no es sencillo digerir un concierto con este lenguaje propio de la música contemporánea, sobre todo en medio de dos obras tonales que representan una verdadera caricia para el oído, y no obstante su lenguaje diferente, significó un sólido punto de equilibrio como eje central del concierto. Una obra muy bien construida con una idea clara de lo que pretende el compositor, y aunque es una obra con su dosis de atonalidad, la audición sigue siendo agradable y quizás hasta fácil de escuchar. Evidentemente la destinataria del concierto, la maestra Carla Benitez, entendió puntualmente el concierto, lo hizo suyo y nos ofreció una maravillosa y convincente interpretación.
En la parte final del séptimo concierto de temporada disfrutamos de una muy buena interpretación de la Sinfonía No.2, Op.55 en la menor de Camille Saint-Säens en sus cuatro movimientos: 1) Allegro marcato. 2) Adagio. 3) Scherzo presto, y 4) Prestissimo. Si vemos la estructura del concierto se trata de una obra totalmente inmersa en la tendencia del romanticismo instaurado por Beethoven desde más o menos 1805 con la Sinfonía No.3, la Eroica, o Heroica si lo prefieres, respetando el scherzo del tercer movimiento en lugar del tradicional y casi inamovible Menutte del clasicismo vienés.
En general el maestro Christian Gohmer hizo un muy buen trabajo en su participación como director huésped para este que fue el séptimo concierto de temporada.
Lo que viene ahora es una temporada de tres funciones del ballet El Cascanueces de Tchaikovsky, una maravillosa tradición de cada año a principios de diciembre de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes. Las funciones serán el jueves 1 y viernes 2 de diciembre a las 20:00 horas y el domingo 4 a las 12:00 del medio día. El sábado 3 hay una función a las 19:00 pero en este caso con música grabada, todas las demás funciones son con la participación de nuestra amada Sinfónica. Vendrán después algunos conciertos navideños en plazas comerciales y templos del estado, lo que por supuesto, representa también una bella tradición los primeros días de diciembre en cada año. Por ahí nos veremos si Dios no dispone lo contrario.