Una posibilidad para la enseñanza de las artes en Aguascalientes/ Arte infantil y medio ambiente - LJA Aguascalientes
23/11/2024

 

Es deseable que los proyectos culturales y educativos que ofertan las instituciones públicas dedicadas a la prestación de este tipo de bienes y servicios, en el marco de la educación formal y no formal, sostengan e incrementen sus relaciones con las comunidades donde las personas hacen sus vidas, de tal manera que expandan el canal de comunicación con los habitantes para conocer de estos, cómo perciben su entorno ya sea natural o bien urbano.

Es perentorio conocer de viva voz de esos grupos humanos, las múltiples capas que permiten visualizar qué necesidades habrá que satisfacerse, entre ellas las económicas, de salud, de educación o el derecho a un medio ambiente sano, lo que facilitará tejer redes de colaboración entre personas al interior de su grupo social y con el medio en el que viven, y así mismo, compartir con otros experiencias.

Nuestros entornos son lugares en los que cabe nuestro pasado, el presente, al tiempo que el futuro. A pesar de la crisis climática y civilizatoria actual, son fuente inagotable de abasto, de regulación, de conocimiento y disfrute, nos asombran y estimulan sensorialmente. Por generaciones han llevado nuestras huellas. Les hemos modelado y por eso son vitales ya que se nos siguen presentando como realidades cotidianas, simbólicas, creativas; son territorios para el aprendizaje y la fiesta, paisajes que definen nuestra identidad y sentido de pertenencia ante las amenazas globales que afectan los bienes patrimoniales

En este contexto, el arte infantil en particular, posee el potencial de contribuir a la educación ambiental. En un sentido amplio, apoya el desarrollo de competencias artísticas sin ser su fin último, ya que por encima de esto se encuentran el progreso en la esfera personal y social de las niñas y los niños, que se percibe en la creciente confianza en sí mismos, en la autoestima, la expresión individual, el trabajo en equipo, la inclusión social y la diversidad cultural, que, en conjunto, trazan el camino para que aprendan y participen del vivir juntos en comunidad.  

Estos ámbitos se aprecian y traducen en el bienestar emocional. Confluyen en una creciente conciencia medioambiental que invita a la conservación de la naturaleza, a su sostenibilidad y al conocimiento de la ecología, que se abre a la comprensión de que se puede actuar a favor de su medio y de su comunidad, pues son portadores de aquello que consideran les es propio, que les identifica mediante usos y prácticas y les abriga como parte de un colectivo.

De la misma trascendencia es el desarrollo psicomotriz y estético, dimensiones que han de florecer en un ambiente que posee particularidades económicas, políticas, sociales e históricas determinadas, además de las características bióticas y abióticas de la gran variedad de bio o ecorregiones, presentes en el país y en el estado.

Es un anhelo que el arte en todo tipo de ámbitos sea una experiencia cotidiana gratificante, un estímulo al desarrollo de las aptitudes creadoras, una oportunidad de mejorar la calidad de vida, pues apoya a redescubrir el mundo y a ser crítico, y en entornos desfavorecidos, a paliar algunas de las desigualdades sociales entre la población, para el caso, la infantil.

Igualmente, apoya el conocimiento, la apreciación y sensibilización sobre el patrimonio natural, el cultural tangible e intangible, y a desarrollar consciencia de sí como miembros de una comunidad o de un país, enfatizando el desarrollo de la creatividad que hace posible la creación de nuevo conocimiento, que no es simple asimilación, sino que se le construye con base a saberes previos, que se alcanza porque rechazan lo ya hecho, deconstruyéndole, para lograr una expresión nueva que es fruto y fuente de la imaginación y la fantasía, y respuesta ante la saturación violenta explícita e implícita de contenidos y de la imagen, de la Internet y de otros  medios masivos transculturizantes y globalizadores que reemplazan nuestras formas de ser, por el un vacío existencial que pondera el hiperconsumo y el uso del tiempo libre como evasión.


La educación artística, de viso medioambiental permite construir precisamente un sistema de valores ambientales y puede ser guiada por facilitadores que darán acompañamiento sugerente y no impuesto a sus integrantes.

Encontramos facilitadores generalistas, que son aquellos docentes que en las escuelas llevan toda la carga del currículo, que al igual que los artistas, es factible puedan recibir formación en enseñanza en artes para ejercer y apoyar esta labor; y por otro, existen profesores especialistas en artes, que se forman en varios géneros artísticos.

La tarea del facilitador es la mediación, es él quien puede tender puentes para abordar mediante el juego cuando así es conveniente, los temas que son del gusto de los infantes o bien el despertar de otros, de conformidad a su edad, grado de desarrollo y maduración físico y psicoemocional. Los motiva para activar e impulsar la creatividad, para que expresen de manera abierta, imaginativa, intuitiva, libre y estructurada sus ideas, emociones, sentimientos y fantasías, a la par que, con ello, aviva el pensamiento divergente.

Niñas y niños, padres de familia y la colectividad, son los cocreadores de estos espacios que generan comunidad, puntos de encuentro que humanizan el lugar donde se vive y sueña, que son expresión de democracia cultural integradora, holística y sistémica, donde se alienta la ética para la convivencia.

Sería ideal crear un taller de expresión artística infantil con orientación medioambiental, no subordinado a la pretensión estética clasista del arte culto y desenajenarlo del arte profesional, para que en cambio se tengan aprendizajes no con base solamente en las bellas artes, y si más próximas a la llamada cultura popular, identificada con lo que es común a todos, que se recibe como legado, a través de valores morales, estéticos e intelectuales que le dice a la gente algo de sí mismos, empoderando a quienes lo practican, tomando distancia de otros que se perciben como ficticios,.

Puede ser que la educación artística infantil no escolarizada, sea transgresora, porque es más autónoma, no simple manualidad, superficialidad o fatua decoración. Ésta, desde la perspectiva medioambiental, reconecta con el mundo natural, la vida silvestre y lo urbano, promueve la cooperación y la convivencia versus el individualismo y pone en primer plano el valor de la vida, la conservación, el cuidado y la convivencia, entre otros.

Mediante la autonomía, al ejercitarnos en ella, suscribimos un pacto social mediante el cual aprendemos a discutir lo concerniente, a escuchar al otro, a negociar con civilidad y a convenir para el bien de todos, por lo que es ajeno a la exclusión y al pensamiento unificador, ya que es agente de cambio que abreva su sino inclusivo en la contracultura, siendo posible palparlo en las creaciones de los infantes imbuidos por el mundo que les rodea.

Es en el fondo, el taller, un espacio que se vale de los variados lenguajes artísticos de manera abierta y expandida, para comprender el pulso de la vida, de la naturaleza, que se orienta más a la formación de actitudes y de valores.

Esta comprensión en ocasiones, no se da de forma directa. Lo que importa es identificar y concienciar el impacto producido por la imposición de estilos de vida derivados por el modelo económico global vigente, depredador de recursos del planeta Tierra, que conlleva aspectos de carácter histórico, políticos, culturales, éticos, científico, tecnológicos y productivos.

De tal manera que, desde el arte de cuño ambiental, como proyecto social, generemos una educación ambiental crítica, para identificar, señalar y promover soluciones y la adopción de hábitos de vida favorables en lo personal, lo familiar, así como en nuestras comunidades.

Esta acción sinérgica, podría ser acompañada con respeto a la autogestión de las comunidades, del concurso de la autoridad pública, sector privado y sociedad civil, sin corrupciones, para encontrar y construir vías alternas por lo menos, no sólo paliativas.

Que el fin sea que la gente, cuente con lo necesario para vivir y no padezca las consecuencias por carencias de ningún tipo, ocasionadas por la crisis planetaria que enfrenta el mundo en estos momentos, que se ve exponencialmente acentuada a causa del cambio climático.

Que se levanten sociedades más justas y sostenibles, que sean racionales en la obtención de los bienes y servicios que otorga el Sistema Tierra, como respuesta ante el escenario que ofrece el capitalismo el cual supone que las situaciones que apremian a la naturaleza son amenazas al capital, de tal manera que considera a los recursos naturales tales como el agua, la tierra, el aire, el subsuelo, los animales y las plantas como mercancías ilimitadas.

La destrucción ambiental se da en la esfera de la producción capitalista, desde la biósfera misma, la depreda para obtención de ganancias a costa de la salud y explotación de los países en desarrollo y de sus poblaciones, transfiriéndoles a estos, los costes de la huella ecológica y del deterioro causado por ellos, donde evidentemente el ser humano no es el centro de la vida, sino su Dios, el capital.

Ante este panorama, se abre para el arte infantil, un terreno fértil en el cual se podría involucrar a las nuevas generaciones en materia de educación y de cultura ambiental, para que de manera creativa y lúdica como se ha dicho, desarrollen habilidades, aptitudes y valores que estén en la perspectiva de la solidaridad y de la recuperación de sus entornos, como territorios y lugares óptimos, deseables para la vida, toda vez que no se puede amar y valorar aquello que no se conoce.

Por lo anterior habrá de transitarse hacia un futuro sostenible, animados entre otras, por las propuestas de la Carta de la Tierra: “… ya que somos una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un destino común”.

De donde se infiere finalmente, que nos reconocemos en la diversidad de los grupos humanos, que poseemos rasgos distintivos propios que convocan a la recuperación de nuestras filosofías ancestrales, de las culturas originarias para ir a la profundidad de sus raíces, de las cuales abrevan la Comunalidad y el Buen Vivir, cuya esencia radica un nuevo espíritu de solidaridad y cooperación, como formas de compartencia de la vida actual y de resistencia de los pueblos del continente americano, y que son herencia de los antiguos abuelos, que contribuyen a la comprensión de nuestro pasado, nuestro presente y del camino a seguir en armonía en la casa común a todos.

Noviembre de 2022


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