No basta que el juego sea limpio/”a fair play”, es imperativo que las reglas que lo rigen sean justas y equitativas; y los juicios que se emiten, imparciales. Este es el asunto de fondo de un sistema electoral que está regulado por el Derecho Positivo de un país libre y soberano. México, superó la septuagenaria experiencia de un partido político único, hegemónico, gracias a la creación consensuada por la sociedad del sistema regido por el IFE, el 11 de octubre de 1990, para ser disuelto el 3 de abril de 2014, y mediante reforma electoral dar paso al INE, Instituto Nacional Electoral, vigente. Hoy, debido a la estridencia electorera del movimiento en el poder de la 4ª Transformación, se pronuncia la pretensión de una “reforma electoral” integral del Sistema, que no se acota al espacio de este objetivo particular, sino que rebasa e invade -más allá de lo Electoral- tanto el esquema tripartito de Poderes, como de los tres órdenes de gobierno, lo que altera severamente la estructuración de la Forma del Estado Mexicano, y con ella el tipo de federalismo, constitucionalmente instituido y en normal funcionamiento válido para toda la Nación.
Esta miserable engañifa, de promover el fortalecimiento democrático de las y los mexicanos, al tiempo que les ahorra cantidades mil millonarias del Erario Público, debe ser inequívocamente recusada, como lo que es una vil mentira de la magnitud de la agenda oculta que conlleva su objetivo estratégico de imponer un gobierno central, autoritario y unipersonal o, para ser precisos, el propósito de instalar la perpetuación del actual grupo histórico de poder.
Ya he expuesto estas ideas en anteriores entregas, pero sí considero indispensable sintetizarlas en proposiciones -ojalá claras y distintas, como fuera el ideal racional de René Descartes-. He invocado la figura geométrica, tanto del círculo como de la esfera, para simbolizar la unidad y totalidad de un sistema. Y es gracias a la historia del pensamiento y el desarrollo de conocimiento que dichas imágenes son centrales para la arquitectura de múltiples disciplinas y ciencias experimentales. No escapan a ellas, el análisis de lo Social, lo Político y lo Económico.
Karl Marx fundó su análisis científico gracias a la distinción de tres esferas dominantes: la economía, la política y la cultura. A las que describe como constituidas por “las relaciones sociales de…”: – (a) producción, circulación, distribución y consumo de los medios materiales de abasto y subsistencia; (b) de la estructuración y ejercicio del Poder político; y (c) de la representación simbólica del Poder y del poder de los Símbolos.
Estas esferas, para continuar con la imagenología marxiana que no marxista, no flotan inopinadamente ingrávidas en el espacio; sino que interactúan entre ellas, unas a otras se complementan; unas y otras se intersectan y forman campos comunes; unas y otras son capaces de mutar las relaciones sociales, gracias a las influencias que son capaces de ejercer sobre las otras desde sus núcleos y modos de actuar propios. Así, un cambio cultural -ponga usted la década de los años sesenta- mediante la música, la forma de vestir y de expresar emociones y sentimientos eróticos, fueron capaces de transformar los hábitos de consumo, la innovación de la moda, la vestimenta y la expresión corporal de amplísimos sectores sociales. El modo de producción informacional y digital de la actualidad ha modificado profundamente tanto las relaciones sociales de producción como del consumo, y con ello el de la formación del capital dinerario y financiero de los países; el impulso sobre todo femenino de su profunda revisión del género, la sexualidad y la equidad humana está modificando hondamente las relaciones del aparato de poder y con ellas las prácticas de acceso a la ocupación de puestos de autoridad y liderazgo, en lo social.
Bajo esta perspectiva, para nada estática e inamovible, podemos observar aquellos modos o tipos de influencia, -máxime desde el poder político- para nada positivos, y sí claramente restringentes e impositivos sobre el cuerpo social, con objetivos explícitos de dominación y control. Esta es nítidamente la intención de la multicitada “reforma electoral de AMLO-Morena”. Y para ello, sintetizo los medios que instrumentan para alcanzar sus fines. Sea, esta iniciativa excede sus pretensiones, porque:
- Modifica el Tipo de Estado Mexicano que está definido en la Constitución Política, en segundo rango jerárquico, de Tres Poderes constituyentes, por el Artículo 40; al ser injerencista sobre el Poder Legislativo, para suprimir la figura Plurinominal tanto de la Cámara de Diputados, como del Senado; además de extinguir al TEPJF -invadiendo atribuciones del Poder Judicial de la Federación- y convertirlo en una Sala Electoral adicional ordinaria del Poder Judicial.
- Al pretender reducir la composición de los Cabildos Municipales bajo una única fórmula numérica generalizada a todo el pacto de Unión; y redefinir igualmente el número de la representación de Diputados a los Congresos de los Estados, está transgrediendo la Figura Constitucional de Gobierno Mexicano, que hoy posee el tercer grado de primacía normativa, asignado por la Forma de Estado Mexicano desde la Carta Magna. Lo que implica imponer unilateralmente un tipo de Federalismo distinto al propio de México, y que está consagrado por el Artículo 41 Constitucional. Que a la letra dice: – El pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión, en los casos de la competencia de éstos, y por los de los Estados y la Ciudad de México, en lo que toca a sus regímenes interiores, en los términos respectivamente establecidos por la presente Constitución Federal y las particulares de cada Estado y de la Ciudad de México, las que en ningún caso podrán contravenir las estipulaciones del Pacto Federal.
- Y lo centralmente Electoral, al tocar estructuralmente al INE y al TEPJF, tanto redefiniendo su constitución respectiva, el modo de elegir a sus Consejeros, sus funciones, su jurisdicción explícita; centralizando el alcance de su operacionalidad y, con ello, suprimiendo de paso a los OPLES a nivel nacional, está echando por la borda más de tres décadas de una experiencia válida y valiosa a todas luces del exitoso y funcional Sistema Electoral del México contemporáneo.
Lo cual nos lleva a una inobjetable conclusión: – Se infiere por tanto que, aplicando ideas claras y distintas, la iniciativa así presentada exige ser declarada nula de pleno derecho; por contravenir los Artículos 40, 41 y 115 Constitucionales, centralmente. Asunto que, desde un análisis de hegemonía política, debiera ser visto no como un simple tratamiento tangencial a los diversos órdenes conculcados, sino una forma injerencista que transgrede transversalmente al menos tres órganos del cuerpo legislativo constitucional de alto grado y prioridad, al igual que una katana samurai cortase de un tajo la integralidad del organismo atacado.
La repartición del gasto federal no hace sino corroborar este tipo modificado de “federalismo”, en que el gobierno central acapara el gasto mayoritario de todo el país y deja una porción minoritaria y fragmentaria al resto del pacto federal. Lo cual queda demostrado en lo siguiente: – A) partidas federales suman un 28.2% contra el 71.8% del monto centralizado a nivel federal. En el cual, por cierto, se contienen $3,900,715.1 millones para el Desarrollo Social. (Cfr. Nota mía. LJA.MX. Opinión. Opciones y Decisiones. El Reparto. Viernes 16 de septiembre, 2022). En donde, es evidente que los estados y municipios -en general- son presionados a ejercer medidas recaudatorias de nivel local, de mayor alcance y con propósitos explícitamente contribuyentes a su jurisdicción interna, para subsistir.
- B) En el proyecto que analizamos para 2023, deducimos de su propuesta que habrá una inversión de 1 billón 190 mil 133 mdp para 2023, lo que sería 6% mayor respecto del aprobado en 2022, aunque 9.5% menor al ejercido en 2021. El gasto en inversión propuesto representa el 3.8% del PIB y el 14.3% del gasto total. Y podemos enfatizar que es menor al 4% recomendado por la CEPAL para el alcance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Sólo para realizar un primer desglose tendríamos que: – En promedio, por habitante se destinarían 5 mil 647.8 pesos a educación, 1 mil 286 pesos para salud y 2 mil 463.9 pesos para protección social y apoyo a la vivienda.
En esta distribución del Gasto Federal queda de manifiesto que no es lo mismo el voluntarismo político del Ejecutivo Federal y su comparsa partidista que, lo que nos enseña el Derecho a través de sus Códigos príncipes de más alto rango como es el Código Civil y el Código Penal, en los que, para zanjar un diferendo o un conflicto es substancial invocar si hay o no “la manifestación unilateral de la voluntad”, porque de ser así se siguen todas las consecuencias inherentes al asunto de que se trate. Esta manifestación explícita de la voluntad sirve como principio resolutivo determinante de todo tipo de conflicto entre partes y, en materia de manifestación política de la voluntad es fundamental la libre expresión del ciudadano, ya que de ello se deriva la obligatoriedad del mandato para cualquier autoridad constituida.
De aquí deduzco la importancia crucial de la libre manifestación de la voluntad de las y los ciudadanos, cuya cumbre de manifestación autonómica es, por ejemplo, una marcha de la sociedad civil por los derechos a que tiene lugar y que siente le están siendo conculcados, explícitamente por una autoridad en el ejercicio de poder. Como es evidente en el caso del rechazo a la presente iniciativa de “reforma Electoral” contra la que estamos emplazados: no importando los graves, vergonzosos y degradantes epítetos a que nos está sometiendo el Ejecutivo Federal, en su afán de repudio y polarización contra quienes no aceptan su pretendida reforma del sistema electoral, bajo una visión tan reductiva como desproporcional, al imponer una pirámide invertida de las partidas presupuestales por aplicar en el ejercicio constitucional 2023. La base ciudadana está en los cielos y la cúspide del poder está en el fondo de la ciénega en la que ahoga su propio voluntarismo. Sí, ¡por ello y contra ello vamos a marchar!