Es difícil, en la actualidad el poder disciplinar en las aulas o bien encontrar personas disciplinadas. Desde mi perspectiva la disciplina tiene mucho que ver con el estilo de crianza, la permisividad en el hogar y la motivación de hábitos.
Una persona con hábitos positivos y saludables tiene mayor facilidad de adaptación y rendimiento, mientras que una persona con hábitos, a secas, tiende a tener problemas para auto disciplinarse, seguir reglas y aceptar la disciplina en un salón de clases, ya que para educar, se necesita disciplina.
El arte de la educación es casi tan antiguo como la humanidad. La necesidad de desarrollar habilidades intelectuales y homogeneizar el pensamiento llevó al hombre a observar y analizar su comportamiento para así, poder encauzarle y vivir en armonía.
Muchos han participado en la neutralización, en un principio la palabra era la sola herramienta para llegar a tal fin, después la retórica fue enriqueciéndose con el resto de las artes sin dejar de ser ésta la más importante.
Así, se formaron los primeros grupos de estudio dónde la educación inició en busca de una modificación personal en dirección de la mejora. La mejora continua del hombre es la piedra angular de la transformación de la persona, el campo donde la disciplina, la reflexión ayudan a alcanzar las metas trazadas con el fin de ser lo mejore que puedan ser.
La idea de la perfección ocasionó la creación de los escenarios donde ésta pudiera llevarse acabo, se formaron las primeras escuelas formales con el fin de educar al cuerpo y recrear la mente, la retórica, el canto, el deporte, eran las principales áreas de trabajo. Los griegos lograron una especie de síntesis entre la educación y la cultura.
La educación inicia pues con un ideal homérico muy sencillo “ser siempre el mejor”, el exaltar los valores, las virtudes espirituales y corporales culminaron en una búsqueda de poder en la competición a la excelencia, por medio de un aparato integrador que medie entre ambas.
La educación insiste en integrar al hombre, y no es asequible mientras los reglamentos y estilos impuestos para la armonía en común no sean acatados. Desde un punto de vista político la educación se manipuló en el momento que el poder comenzó a dominar a las civilizaciones, así pues mientras alguno se enriquecían intelectualmente los militares se dedicaron a trabajar el cuerpo y la estrategia sin humanismo racional equilibrado entre el cuerpo y la mente y bajo la instrucción entera de ser los más fuertes y poderoso aun cuando no se encontrara una proporción en la balanza entre una mente sana en un cuerpo sano.
La disciplina corporal tuvo más auge, la estética logra manifestar una superioridad física y a su vez, de poder. El orden, la concentración y la instrucción se encontraron ya un espació física ya no tan metafórico como el de los griegos, el sentido de la educación no vario más su aplicación si lo hizo. La visión educativa se parcializo a los grupos pensantes y el sometimiento de los individuos inició con la escuela militar.
El ideal de “instruir” exige una limitación en el hacer y el ser del hombre. Sí se quiere universalizar el conocimiento también se restringe el paso a éste. Poco después de la Edad Media la educación se racionó, las múltiples guerras provocaron una variación donde el efecto educativo más importante era la disciplina, toda ella heredada de una fuerte tradición militar donde el hombre era sometido para poder educarse y potencial izarse como individuo.
Mientras Alfonso X en sus Siete partidas nos plantea una educación dirigida romántica y centrada en el ser, el poder adquirido por la milicia obliga la creación de las universidades donde efectivamente se busca universalizar el pensamiento y armonizarlo con los idearios educativos de ser el mejor.
Ambas instrucciones trabajan bajo el mismo principio, la disciplina, quien organiza un espacio analítico puesto que ésta prevé un propósito, carácter y poder a quién aprende. La sabiduría se forma con la experiencia y para llegar a ella es necesario contar con una planeación que permita llegar a tales fines. La organización se concreta y enriquece con la disciplina, sin disciplina no hay orden y las ideas se dispensan, es poco probable el que podamos encontrar un cosmos donde se nutran las ideas y el aprendizaje sea significativo para quien lo lleva a la práctica.
La formación de las universidades promovió la autodisciplina y la jerarquización de valores para la construcción del hombre bajo su principio de ser el mejor hasta encontrar la excelencia académica y personal.
La disciplina otorga la auto evaluación, la reflexión y el análisis de los actos del hombre, sí ésta se busca solo con el fin de llegar a ser los mejores para sí mismo el poner se equilibra en la balanza con el saber y el individuo logra su objetivo al volverse sabio, rico en valores y reconocimiento desde la esencia del ser.
Para que en la aulas haya disciplina no es necesaria la violencia, el ejemplo, la organización del profesor y la constancia en la enseñanza aprendizaje son la base para que esta suceda, después es un ejercicio constante el hacer énfasis en los valores que buscamos nuestros estudiantes mejores, perfeccionen u obtengan, no es sencillo, en ocasiones es agotador pero los frutos son la recompensa.
En una sociedad que busca dejar de normalizar la violencia en estudiantes que son emocionalmente inmaduros es indispensable la constante retroalimentación y el refuerzo de las acciones que logran llevar a la disciplina a fin de conseguir, la autonomía del aprendizaje.
Laus Deo
@paulanajber