Sally Yates, exfiscal general adjunta de Estados Unidos, y la firma de abogados King & Spalding, realizaron una investigación sobre la liga de fútbol femenil estadounidense y encontraron que es un deporte plagado de abusos sistémicos.
El 21 de abril de 2021, Christy Holly, entrenador en ese entonces del Racing Louisville, equipo de la National Women´s Soccer League (NWSL), le pidió a la jugadora Erin Simon que asistiera a una reunión con él para ver en privado uno de los videos del equipo. Ella ya sabía qué esperar. Cuando comenzó el video el entrenador le dijo que por cada pase que ella hubiera fallado durante el partido él la iba a tocar.
Simon trató de empujar las manos de Holly y de cruzar las piernas para evitar ser abusada sexualmente. Cuando el video terminó la jugadora se fue con una compañera de equipo que la llevó a casa, en el automóvil Simon rompió en llanto.
Sally Yates explica que Christy Holly no es el único entrenador que ha abusado de una jugadora en la NWSL y que Erin Simon no es la única futbolista que ha sufrido abusos en esta liga, por lo que el 2 de octubre de 2021, la Federación de Futbol de los Estados Unidos (USSF, por sus siglas en inglés), le solicitó a ella, y a la firma de abogados King & Spalding, realizar una investigación independiente sobre “las denuncias de comportamientos abusivos y conductas sexuales inapropiadas” en la NWSL. Dicho documento fue publicado este 3 de octubre.
De acuerdo con Yates, el informe reveló que “la mala conducta verbal, abuso emocional y conducta sexual inapropiada se ha vuelto sistémica, abarcando diferentes equipos, entrenadores y víctimas”. Además, explica que los abusos que ocurren en la NWSL tienen sus raíces en “una cultura más profunda en el fútbol femenil estadounidense, los cuales comienzan en las ligas juveniles”.
La investigación detalla que tanto jugadoras de la Selección Estadounidense como campeonas del mundo, y de Juegos Olímpicos, han sufrido este tipo de abusos. Para el recabado de la información se realizaron más de 200 entrevistas, incluyendo a jugadoras retiradas y que se encuentran en activo, así como a entrenadores, propietarios de clubes, personal administrativo y empleados de 11 equipos.
El informe establece que tanto los clubes, como la liga y la federación estadounidense, no sólo fallaron repetidamente en responder ante las evidencias de abuso y acoso sexual que sufrieron las jugadoras, sino que tampoco generaron medidas para prevenir y abordar los problemas. De acuerdo al documento, esto no sólo no minimizó los delitos, sino que, además, encubrió a los perpetradores.