Belascoarán/ Así es esto  - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Sólo la realidad puede ser tan mamona como la literatura

Hector Belascorán en Desvanecidos difuntos

 

Mi primera discusión sobre esta serie de Netflix, giró en torno hacía si Luis Gerardo Méndez había resultado ideal para encarnar al detective Belascoarán, a mi interlocutor le parecía que el porte debería ser más rudo, más de barrio. Mi perspectiva es que no, justamente la facha del hidrocálido es la ideal, ni tan fresa, ni tan chairo, recordemos que justamente el personaje de la serie, tiene educación, buen trabajo y nivel de vida; que deja todo para incursionar en el submundo del crimen, justo por eso para agarrar barrio necesita del plomero, encarnado de forma muy divertida por Silverio Palacios. A mi Luis Gerardo se me hace un chingonazo, como actor y productor, y aunque aún le falta mucho por construir, ya tiene su lugar ganado dentro la cultura cinéfila hidrocálida, al lado de Humberto Hermosillo, David Reynoso o Aurelio de los Reyes.

Por otra parte, desde que Paco Ignacio Taibo II nos salió con aquello de que “se las metimos doblada” cuando se violentó el estado de derecho y lo aplaudió, dejé de ser su fan número uno, renuncié a él, a sus nuevos libros, a pesar de que debemos de reconocer que es un gran constructor de historias, una prosa impecable; ya no lo he leído, pero siempre me quedaré con unas de sus grandes invenciones: Héctor Belascoarán Shayne, la serie de libros sobre el investigador más chingón de la literatura mexicana, y es que sí hay otros como Filiberto García (Complot Mongol) o Edgar «el Zurdo» Mendieta, pero yo me quedó con este, el detective independiente.

La premisa no puede ser más atractiva: renunciar a todo, abandonar la vida relativamente resuelta y feliz, pero monótona del trabajo día a día y transformarse en detective. Aunque es el punto de partida de nuestro héroe, suena a lo que todos algún de nuestras vidas hemos deseado, por eso llama aún más la atención. Ahora que el derecho cambia a pasos agigantados (¿Cuándo no?) y las materias, todas, se vuelven super especializadas, he pensado seriamente lo mismo, mandar todo al carajo y volverme detective, publicar un anuncio en Facebook: se busca plomero para compartir despacho. Y es que todos los días hay nuevos reglamentos, lineamientos, jurisprudencias y me cuestiono seriamente si quiero seguir perdiendo mi tiempo leyendo las aburridas cosas del Estado en lugar de novelas de detectives.

En fin, que después de algunos años de haber leído toda la serie de PIT II, escuché emocionado en las redes de Luis Gerardo Méndez, que por fin se animarían a sacar una serie del detective adicto a las coca colas, bueno, en realidad le llaman Keli-colas pues es evidente que el izquierdoso no podría hacer énfasis en una marca como esta, aunque hubiera estado fenomenal que en la serie la famosa marca refresquera, apareciera con su nombre comercial, que es verdad, los mexicanos somos adictos a esta bebida. A mí me gusta con limón, es verdad lo que dice Héctor Belascoarán: “La revelación que tanto había esperado llegó y me sacudió por completo: la keli-coca con limón, sabia poca madre, Doña Isola había logrado lo imposible, mejorar la receta de la ya de por si perfecta Keli-cola”.

La serie está, como la novela, ambientada en los setentas y se trata, como lo han afirmado muchos, de una oda a la ciudad de México, esa de los chilangos, las quesadillas, policías corruptos y edificios emblemáticos. Ya no me gusta PIT II, pero esta obra en Netflix, es una maravilla, hasta suerte tiene (supongo estará recibiendo buena cantidad de regalías) me imagino que como dice Belascoarán en Algunas nubes: “Los hijos de la chingada siempre tienen una voz interior que les hecha una manita”.

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