Escribiendo y pensando en el Romanticismo, ese periodo de la historia literaria donde los sentimientos crearon obras extraordinarias llenas de pasión y emoción en el mundo, una conversación con una estudiante me hizo reflexionar sobre nuestro futuro, justamente en esa pregunta retórica que muchos hacemos cuando vemos el avance de la tecnología ¿seremos reemplazados por softwares y robots?
La tecnología, durante los últimos 70 años o quizá más, ha evolucionado al punto de tener sistemas “inteligentes” que mejoran la vida productiva de las empresas y disminuyen costos en las líneas de producción pues son robots quienes realizan las ciertas actividades, las cuales eran realizadas por humanos hace apenas unos años. Por ejemplo, Harley Davidson es una de las pocas empresas de ensamblaje de vehículos que continúa el armado de sus motocicletas de manera tradicional es decir, a mano, por ello es que son tan costosas pero, al mismo tiempo los clientes tienen la oportunidad de personalizar su pedido ya que es hecho artesanalmente.
Quizá, esta empresa puede darse el lujo de mantener sus procesos artesanalmente en la mayor parte de su área de producción porque su mercado es muy específico, pero en empresas más grandes donde su producción es de cientos de autos al día no fue posible el continuar trabajo de manera tradicional ya que un sistema de robotizado de automatización hace las cosas más rápidas y precisas.
Debido a la demanda de productos que nosotros como consumidores establecemos, las empresas tuvieron que encontrar la manera más rápida de eficientar la producción, así como de economizar en el proceso por lo que recurrieron a la automatización, donde ya no se paga mano de obra y se da mantenimiento a los robots que realizan los procesos. Si bien es una inversión bastante costosa el adquirir robots para x o y proceso el retorno de la misma es rápido debido, justamente, al incremento de la producción.
La paradoja es que muchas ciudades, como la nuestra, su actividad económica principal es la industria automotriz, pero en un futuro una parte de su personal será reemplazado por las máquinas, que trabajan 24 horas sin goce de sueldo por lo que, finalmente el costo se reduce y la producción aumenta o se mantiene.
Pensaríamos que, únicamente ocurriría eso en la producción de productos pero ¿pasaría también en los servicios?
Durante la sesión de ayer, una chica nos contó lo que la llevó a cambiar de profesión y volver a la universidad. Ella trabajaba, hasta hace unos meses para una empresa que tiene el distintivo Best Place to Work, era la encargada del área de Wellness es decir el espacio donde se crean planes, programas, actividades orientadas al bienestar físico, social y emocional de los empleados. Las empresas que tienen o buscan el distintivo Best Place to Work enfocan su atención en el empleado para que los procesos de la empresa se mantengan con estándares de excelencia gracias a que el empleado se encuentre en óptimas condiciones por lo que les abren espacios de esparcimiento, cuidan el peso y están atentos a su salud emocional, es un trabajo muy personalizado con grandes resultados. Además hay que reconocer que es una certificación difícil de obtener, y que muchos soñamos con tener en nuestras instituciones.
Lo que le ocurrió a la estudiante que nos confió su historia fue que los embajadores Wellness se sustituyeron por aplicaciones donde el personal tiene que medir y auto gestionar sus avances en alimentación, salud, deporte. Naturalmente, en cuestiones de salud y bienestar las máquinas jamás podrán reemplazar a un humano y existe un mayor riesgo de que algunos de los empleados regresen a sus hábitos no saludables pues a una aplicación es fácil mentirle y poco probable el comprometerse si las cuestiones de hábitos saludables no son importantes o fáciles de mantener, sobre todo porque requieren mucha disciplina.
La pregunta es ¿se pueden reemplazar los servicios de bienestar por softwares o robots? Es decir, podemos tener una consulta con un nutriólogo, psicólogo, consejero de orientación por medio de una aplicación y no me refiero a las videollamadas sino a completar un cuestionario y obtener un resultado de la consulta con unas pautas a seguir. Todos sabemos que cuando tenemos un régimen alimenticio específico es más sencillo el mantenerlo si hay apoyo, este comienza desde la consulta y el diseño del menú que se realiza en conjunto entre el nutriólogo o el consultante. Lo mismo ocurre con la terapia psicológica, si durante nuestra jornada laboral tenemos un accidente de trabajo o un conflicto que requiera atención psicológica posterior el hablarlo con una máquina pierde esa calidez y confort de saber que somos escuchados y tal vez comprendidos.
Me sorprende el que algunos aspectos laborales como el bienestar sea como servicio reemplazado por una aplicación, un robot o una máquina, sobre todo porque aunque este lleno de algoritmos ningún humano es igual por lo que siempre le faltará algo que le permita encontrar el ciento por ciento el bienestar de una persona en algo en específico debido a la biodiversidad.
Hay empresas, como donde laboro, en las que el bienestar de sus empleados no importa sin embargo, en aquellas donde sí es importante descubriremos, en unos años, si los logaritmos de las aplicaciones y sus métricas pudieron reemplazar a los humanos en los servicios de bienestar.
Laus Deo
@paulanajber