Este día 1º de septiembre, 2022, el presidente, Lic. Andrés Manuel López Obrador rinde su 4º Informe de Gobierno, de ejercicio constitucional. Acto simbólico de poder que nos retrotrae al día en que fuera juramentado y ungido como Titular del Poder Ejecutivo, de los Estados Unidos Mexicanos, 01/12, 2018. Ceremonia republicana en que asumía la Presidencia de México mediante el protocolo de “rendir protesta” ante el Congreso de la Unión y ser investido con la Banda Presidencial; dos actos simbólicos de la transmisión de mando sobre el Estado y el Gobierno del país.
Hablo, si se quiere, con una licencia retórica al declarar: “juramentado y ungido”, para significar el fondo y la forma del ancestral acto público mexicano de asumir el poder político del Estado soberano e independiente. Un pie de guión que me da la oportunidad de recuperar los hechos de ese acto de poder público, y traerlos a la memoria ciudadana; con el fin de repensarlos desde la óptica del análisis de la cultura, y así encontrar su significado tanto de dirección como de sentido con que se apuntan dichos actos de poder político. (Nota mía. LJA. Opinión. Opciones y decisiones. Gala en Palacio. Sábado 01/12, 2018).
En primer término, recupero el giro simbólico con que me referí al inicio de su mandato, y afirmé: – México sí eligió al caballero andante que salió triunfante de la justa electoral del pasado 1º de julio, 2018, Andrés Manuel parece reunir el mayor número de características que lo hacen tal, un caballero observante del fuero imaginario de Caballería. Se atrevió a soñar, quiero ser un gran presidente de México; invocó un intangible que resultó el más preciado, la esperanza, sobre todo para los jóvenes; optó por un cambio radical de cosas sobre y contra el Statu Quo del país, vamos por la Cuarta Transformación de México –sucesivamente, la Independencia, la Reforma y la Revolución mexicana, acompasando en cada caso los ilustres protagonistas de sus gestas respectivas-.
Y abundé en sus rasgos personales. – Se reconoce justiciero, se acabarán los privilegios de los que gobiernan y de esa minoría rapaz. Se confiesa de ánimo magnánimo y reconciliador, al pronunciarse por la redistribución de la riqueza sobre todo para los más pobres y desprotegidos. Invoca como prendas más queridas la rectitud moral y la plena honestidad. Promete no ser un jactancioso del poder, no vamos a ser prepotentes.
Hace 4 años, enlisto sus promesas: a) A cualquier divergencia se antepondría la deliberación en foros y en consultas con la sociedad, ya había integrado dos consultas –así fuesen cuestionadas-. b) Declaraba su lealtad a las Leyes y al Estado de Derecho; que hoy contrasta con su invectiva: “no me vengan con que la Ley es la Ley. c) Se levantaba como un caballero armado contra la inseguridad y la impunidad… lo que a cuatro años de distancia, dista mucho de ser un pliego cumplido. D) Se declaraba a sí mismo como muy presto al perdón y a la reconciliación, “mi pecho no es bodega”, y notamos un largo y sinuoso camino de “prisiones preventivas”, que pretende extender indefinidamente. Incluso las pesquisas de la Fiscalía General de Justicia están acelerando a sus potenciales indiciados, bajo el sino que gestaron treinta años de corrupción para México. E) Señala con índice flamígero el mayor pecado de los “gobiernos neoliberales”, el haber impuesto las normas fatídicas del Neoliberalismo hegemónico y global, que ha sido causa de la desigualdad social y en detrimento de “los pobres”; (nota que dicho sea de paso, ni Gorbachov se salvó de este sino en la Unión Soviética, ni Obama en Cuba, ni China en su inserción al mercado Capitalista, tampoco). F) Finalmente, y esto exhibe su lado romántico, vamos a construir la paz de México, ¡ah! Y el amor, admiro a Jesús y a Ernesto Che Guevara, por eso así nombré a mi hijo menor.
Notas personales que me indicaban, en su arranque, que no había otro candidato más asimilado a los rasgos emblemáticos del caballero andante, imposible. Razón por la cual, sin mucho devanarnos los sesos, hoy podemos refrendar que, simbólicamente, es un auténtico Quijote. Su animus y su ánima son quijotescos, en ello veo una primera nota de su perfil psicológico! Ojalá, menos nefasta, ciertamente, que la exhibida por Trump.
Allí, en su toma de posesión vimos su comportamiento en el triunfo. Un doble discurso de triunfo, por cierto, ante los empresarios y luego en la plaza pública del Zócalo con piezas oratorias de pacificación, reconciliación y promesa de un mundo mejor. Cuatro años transcurridos, muestran un país dividido, polarizado, exacerbado en invectivas y pretendidas sentencias morales de acusación y condena. Este ejercicio real y simbólico del poder presidencial, a no dudar ha concitado a las masas a impugnar a los dueños del Capital y a los funcionarios extraídos del Neoliberalismo. Hay que decirlo, en un principio cautivó a una mayoría de jóvenes.
Aunque, precisemos, este desbordamiento de los símbolos de poder -a cuatro años de distancia- están apelando más a las entrañas y a la riñonada que a la mente y a la fría razón. Él en lo personal, se propone como un “trail seeker” (un rastreador, un seguidor de huellas –pisadas presidenciales de gentilhombres de la Historia mexicana, no de aquellos bad- hombres como los de Trump-; se plantea como un guía de caminos para el resto de sus connacionales… como el presidente Juárez, como el mártir de la Revolución, Francisco I. Madero, o como el General Lázaro Cárdenas del Río, en lo simbólico; pues en la realidad se ha abierto una enorme brecha con ellos.
Su apresuramiento por acometer a los supuestos gigantes y a los molinos de viento, también le traen las duras consejas de las palizas y los revolcones; lo que está por demás ostensible en la disputa por el TMEC, bajo el prurito de autonomía nacional en el manejo estatal y monopólico de la Industria Eléctrica. El auténtico putsh que está acometiendo contra el Poder Judicial, porque parece negarle un instrumento discrecional, en la “prisión preventiva oficiosa”. Además, El tardo y sinuoso camino de aprendizaje de cómo reacciona el nerviosismo de los mercados, sobre todo post-pandemia, post crisis económica y declive en la peligrosa estanflación; todo ello es el mejor indicador de las ondas vibratorias que alertan de caídas y tropiezos, para la política económica de México. Se añaden los pescozones propinados a los inversionistas que se podrán convertir en abolladuras de yelmos y escudos para la Hacienda Pública de México. Hoy hace cuatro años, una voz se hace más perentoria, me refiero a el alerta que emitió con sus palabras de despedida, el ministro de la Suprema Corte de Justicia José Ramón Cossío Díaz, cuando hizo un llamado al máximo tribunal, SCJN, para: “retener los intentos” de un gobierno que quiera hacer “lo que venga en gana” al amparo de la legitimidad y una votación mayoritaria. Profunda intuición del ministro en retiro.
A lo dicho, deseo complementar este ejercicio mnemotécnico del tránsito recorrido por el presente Régimen.
- A) De la Forma.- Es un hecho constatable el sacudimiento del aparato de gobierno causado por las re-definiciones de políticas públicas implementadas en este gobierno. Porque a la hora de interpretar su significación, me temo que se han estado traslapando órdenes, niveles, tipos y modos de llevarlas a cabo, lo que ha provocando una errática confusión respecto de su verdadera naturaleza. Y por ello me permití hacer estas precisiones. (Nota mía. LJA. Opinión. Opciones y Decisiones. Gea política. Sábado 08/12, 2018).
En primer término, la idea general más importante en el análisis político consiste en referir la Forma de Estado Mexicano. Ésta que pertenece a un Estado nacional capitalista, en su fase monopólica dependiente de los Estados Centrales dirigentes: (Unión Europea, Reino Unido y estados miembro –Canadá-, Estados Unidos, Japón, y ahora, el gigante asiático expansionista, China). Se trata de la forma histórica indiscutible que constituye nuestro actual orden mundial vigente. Es una hegemonía global, actuante, no facultativa. En términos marxistas e históricos hoy se impone su forma hegemónica como Capital Dirigente a nivel global del planeta Tierra. México, por ende, es un país capitalista dependiente, en su fase de desarrollo emergente, tributario del Capital globalizado, de los países centrales. No atender esta nota fundante, es vivir fuera del contexto internacional y mundial.
En segundo término, el Tipo de Estado Mexicano está definido por la Constitución Política, Artículo 40. Es una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos. El federalismo nos tipifica como país democrático, no como una república central, dictatorial, autoritaria.
En tercer término, su Figura de Gobierno está definida por la Constitución Política, Artículo 41. El pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión, en los casos de la competencia de éstos, y por los de los Estados y la Ciudad de México, en lo que toca a sus regímenes interiores, en los términos respectivamente establecidos por la presente Constitución Federal y las particulares de cada Estado y de la Ciudad de México, las que en ningún caso podrán contravenir las estipulaciones del Pacto Federal. – Los poderes son Tripartitos: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Un federalismo o pacto de estados soberanos y autónomos que resisten el modo centralista y autoritario de imponer normas y presupuestos.
En cuarto término, el Régimen de Gobierno corresponde al modo fáctico u operativo de cómo la Administración Pública, puede adquirir diversas modalidades: Estado Benefactor, de Pleno Empleo, de esquemas universales para el Desarrollo Social, de Seguridad Ciudadana con mandos centrales; o bien régimen centralista, federalista, de participación mixta, concurrente de los estados y municipios, subordinación al régimen tributario central y, por tanto, cesión de Participaciones Federales; o bien, predominio autoritario, de participación social, y gobernanza desde Lo Local. Objetivo histórico de cambio de la 4ª Transformación.
Si atendemos a esta categorización básica, es obvio que el gobierno que define el presidente Andrés Manuel López Obrador, con todo y su pretensión de la Cuarta Transformación, corresponde a este cuarto grado de orden Constitucional, y no otro. De manera que su encendida narrativa sobre el Neoliberalismo y sus adversarios antecesores en la presidencia, que tilda de “corruptos” y comparsas de una “minoría rapaz”, precisamente por instrumentar las causas del neoliberalismo económico dominante y hegemónico. Evidencia su contradicción principal, fundacional. De modo que el pretendido rescate de las masas obreras, campesinas e indígenas como núcleo de su transformación, es un objetivo fuertemente mediado y condicionado por las tres categorías que le anteceden, y esto no es “voluntario”.
- B) Del Fondo. – (Nota mía. LJA. O. cit., Las caras de Gea. Sábado 15/12, 2018). Lo refiero sólo en su esencia. La tesis intocable para el artífice y líder de la 4ª Transformación es “no crear nuevos impuestos, ni generar incrementos” que, de manera llana y simple, se llama Política Fiscal, y en la praxis de gobierno se convierte en Reforma Fiscal, y para efectos de la actual Administración es el Tótem intocable. Objeto de política pública que es insoslayable, en el entorno mundial de crisis económica, con Inflación de dos dígitos y contra la que los gobiernos de todo el mundo están ensayando el diseño precisamente de políticas anti-cíclicas. Los datos de Tasas de Interés del Banco de México son, hoy, una elocuente praxis de manejo de un fenómeno tan extraordinario como atípico para las finanzas nacionales y que inciden directamente en el sistema monetario mexicano. Pero, corresponde al poder político en funciones de Estado, inducir lo otro, lo Fiscal propiamente dicho… Ergo! Política a la que, por cierto, ubicamos como la gran Madre/Gea de todas las Políticas (pero, esto es asunto de otra historia con la que habremos de bregar).