Caso Heidi Mariana: Piden a AMLO no exonerar a priori a los militares implicados - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Los defensores de Cristina Araceli Pérez Rodríguez, madre de la menor Heidi Mariana que murió por una bala disparada por militares en Nuevo Laredo, sostienen que los peritajes no muestran que las tropas hayan sufrido un presunto ataque, como alegan. El activista tamaulipeco Raymundo Ramos relata que hace 12 años hubo un caso similar y el entonces presidente Felipe Calderón exoneró a los inculpados: ojalá no haga lo mismo Andrés Manuel López Obrador y escuche a los familiares de Heidi Mariana, añade.

 

La noche del 31 de agosto, Cristina Araceli Pérez Rodríguez esperaba impaciente a su pequeña Heidi Mariana en el Hospital General del IMSS para que fuera atendida de un dolor estomacal. Nunca se imaginó encontrarla tendida sobre una camilla, rodeada de médicos que, desesperados, intentaban salvarle la vida.

“Yo ya estaba esperando a mi niña porque le íbamos a tomar radiografías porque le dolía la pancita. En ese momento me marca mi papá y me dice que ya iban a llegar pero que les habían balaceado el carro. Me pidió llamar a Griselda (pareja de su papá y conductora del vehículo). Hice dos llamadas y me mandó a buzón.

“Caminé hacia la entrada del hospital, un enfermero me dice muy tranquilo que mi niña está en el área de urgencias. Me encaminé ahí. Al verme, la jefa de enfermeras me dice, ‘Cristi, espérate, tu niña está muy grave’.

“En ese momento corrí, busqué a mi niña. Ella estaba en una plancha, la tenían los compañeros con vendas agarrándole su cabecita del lado izquierdo, tenía sus ojitos abiertos y su boquita la tenían con un tubito. Me dijeron que me saliera. Busqué a mi niño (Kevin), estaba con Griselda, quien estaba llena de sangre. Mientras me explicaba lo que había pasado, me llaman y me dicen que mi niña ya había fallecido”, narra Cristina a Proceso.

Griselda Zamora Saavedra, pareja del papá de Cristina, y también trabajadora del IMSS, le había contado que la calle por la que normalmente transita para llegar al hospital, estaba bloqueada por una pick up del Ejército, sin advertir presencia de vehículos civiles o escuchar algún intercambio de disparos. Viró a la derecha y casi de forma inmediata escuchó como “granizo” en el techo del vehículo, un Colt Chevrolet 2010, y vio “luces amarillas”. Después escuchó la voz de Kevin, quien dijo: “Mi hermanita está muerta”.

“Mi niño tiene siete años, tiene una esquirla en la mandíbula del lado derecho, tiene muy irritados sus ojitos donde cayeron los vidrios y el trauma psicológico. No duerme bien, a cada ratito recuerda lo que pasó; mi niña prácticamente murió en sus piernas.

“Ha sido un golpe muy fuerte para mí, pero quien me preocupa es mi niño. No puede comprender su dolor y no puede expresarlo, eso es para mí muy doloroso”, agrega Cristina.


Cristina y su familia fueron entrevistados la víspera de acudir a Palacio Nacional el jueves 8, donde entregaron un escrito en el que solicitan una reunión con el presidente Andrés Manuel López Obrador, “para que nos escuche”.

“Quiero la verdad, que se haga justicia; que pague quien sea culpable, con la ley, por la muerte de mi niña”, dice la madre de Heidi Mariana.

Ante las declaraciones de López Obrador, de que la pequeña falleció en medio de un enfrentamiento, deslindando a miembros del Ejército de los hechos, Cristina es contundente: “Antes de hablar debió haber escuchado nuestra versión: solamente se ha guiado por lo que dice la Sedena. No nos han escuchado como familia, como víctimas.

“Esa noche no había nadie más que militares en la calle, aquí está la sobreviviente, que también es víctima. “Ella (Griselda) lo vivió todo y su cuerpo también tiene esquirlas. ¿Qué habría pasado si a Griselda también la hubieran matado? Mi niño no podría declarar”, apunta.

–¿Qué le dirías al presidente si pudieras hablar con él?

–No creo que él entienda el dolor que yo siento. Ojalá nunca esté en mis zapatos, pero que trate de comprender que necesitamos de su ayuda, porque solamente con él se puede llegar a la verdad y se puede llegar a justicia, no nada más para mi hija, sino justicia para todas las personas que han vivido lo que yo vivo y para que Nuevo Laredo esté en paz, esté tranquila.

 

Ciudad militarizada

De 25 años, Cristina ha vivido las últimas dos décadas en una ciudad con calles controladas por el poder castrense. En 2002, durante el gobierno de Vicente Fox y después el de Felipe Calderón, Nuevo Laredo fue puesta bajo la supervisión de la Sedena. Con Enrique Peña Nieto la seguridad pública se dejó manos de la Secretaría de Marina y ahora está bajo la vigilancia de la Guardia Nacional, que patrulla en tándem con la Sedena.

Cristina y su hermano José Ángel, así como su padre y Griselda –su actual pareja–, comparten las complicaciones que los habitantes de Nuevo Laredo viven a diario por la militarización de sus calles.

“A cualquier persona, ya sea jóvenes, adultos, de cualquier edad, en Nuevo Laredo con los militares todo es: ‘Párese, esto es una revisión’, pero en los últimos tres años han estado más groseros”, comenta Cristina.

José Ángel, su hermano, añade: “De parte de los militares a los civiles, hay un trato más prepotente. Los militares se han vuelto más agresivos, explotan por cualquier situación. Por eso, cuando los ves, mejor te alejas”.

El padre de Cristina cuenta que 15 días antes de la muerte de Heidi Mariana, de regreso de un balneario, transitando a las ocho de la noche, se toparon con un retén militar, por lo que le indicó a Griselda que diera vuelta y buscara otra ruta.

“De repente un soldado nos encañona y nos grita, ‘¡Hey! ¿A dónde van?’. ‘Tranquilo –le dije–, nosotros también somos trabajadores federales, somos empleados del IMSS’.

“Esa noche llevábamos los vidrios abajo, el soldado se asomó, el niño (Kevin) hasta lo saludó, y nos dejó ir. El 31 (de agosto), Griselda llevaba los vidrios arriba y tenía puesto el aire acondicionado. Ella sólo pensaba en la niña y además me estaba hablando por teléfono, si los soldados le hicieron una señal de que se parara, ni cuenta se dio”, dice el padre de Cristina.

 

 

 


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