Un homenaje al padrastro - LJA Aguascalientes
24/11/2024

Entrevista a Juan Vilá, acerca de su novela 1980

 

 

En 1980, en plena transición española a la democracia, tras el fallecimiento del dictador Francisco Franco, una familia madrileña se recompone, se reconfigura. Y este es el viaje al pasado, a la identidad, emprendido por el autor español Juan Vilá en su más reciente novela titulada 1980, que fue publicada recientemente por la editorial Anagrama

¿Cómo entendemos a nuestra familia? ¿Cómo nos entendemos nosotros, como personas, a partir de nuestra familia, nuestro entorno más cercano, con todo su peso y con todo su pasado? Porque la novela de Vilá toma como eje central a su familia. Pero, sobre todo, a su padrastro, porque será el padrastro el eje rector de esta familia compuesta por una madre, también viuda, con tres hijos y la abuela, que viven en ese Madrid de la transición.

Una madre que trabaja en los medios de comunicación, y que es cercana a los sindicatos, que han sido perseguidos a lo largo de la Dictadura. Una abuela que nace en 1914, que conoce y cruza los horrores de la Guerra Civil, y que se quedará también viuda muy joven. Mujeres de carácter, que no se dejan amedrentar fácilmente por las circunstancias. Mujeres libres en medio de sociedades conservadores. Y un padrastro que rápidamente eclipsará al padre real, fallecido cuando el narrador es aún muy joven. Un padrastro, que el narrador, define como un burgués de Barcelona. Un hombre de sesenta y cuatro años, que dejará todo: familia, ciudad, amigos, porque se ha enamorado de una mujer totalmente alejada de su vida y sus valores. Un hombre conservador, que también vivió durante su infancia la guerra, y que ha sorteado muchos eventos. Un hombre que decidirá construir una nueva familia. Y que lo hará, tal vez convencido de salvar al hijo menor de esta joven viuda. Un niño tan solitario como lo fue él en otro momento de la historia.

1980 es una novela que podríamos considerar un homenaje al padrastro. Una novela que tiene como eje central la relación entre este hombre que decide asumirse como padre de tres niños de una mujer que contraviene todas las formas de pensamiento de un burgués de Cataluña. Es ahí en donde se encuentran las aguas más profundas que bucea Vilá con una prosa limpia, que dirige su mirada, sin ambages, en su propia familia: Madre y hermanos incluidos. Una visión que es al mismo tiempo un recorrido por la historia de su país y de su ciudad. Una novela que es al mismo tiempo un libro que recupera esos intersticios, esos recovecos de libertad que los seres humanos han logrado construir aún en los momentos más oscuros de la historia, como lo puede ser una dictadura como la que se vivió en España bajo el gobierno de Franco.

Juan Vilá nació en Madrid en 1972, y es autor de las novelas El sí de los perros y El librero asesino de Barcelona, publicados por la editorial española La piel de Zapa y además trabaja como periodista para distintos medios de comunicación en España. Conversamos con el autor, quién nos comentó que el tema de la familia: “me obsesiona, la familia en general y me obsesiona mi propia familia en particular, llevaba mucho tiempo queriendo escribir sobre la familia y sobre mi familia en particular, lo que pasa es que siempre he intentado hacer unas aproximaciones quizá demasiado directas, y cuando intentar acercarse de forma demasiado directa es muy probable que fracases. Empecé a escribir 1980 después de la presentación de mi anterior novela en Barcelona, y al empezar a escribir de Barcelona y lo que para mí significaba la ciudad de Barcelona apareció, inevitablemente, la figura de mi segundo padre y justamente era de él de quién no quería hablar, y no quería hablar porque a mí me interesa escribir de las cosas con las cuales tengo problemas, y no tengo ningún problema con mí padrastro. Así que fue una novela escrita un poco con muchas ganas y al mismo tiempo a contrapelo.

Javier Moro Hernández (JMH): El narrador nos dice que al aceptar a este nuevo padre cambian las relaciones familiares y cambian las relaciones que tienen sus hermanos con el recuerdo de su padre fallecido, es decir la aparición de tu segundo padre genera un cambio un golpe de timón a las relaciones internas de la familia.


Juan Vilá (JV): Es que la aparición de mi segundo padre en la familia, lo que hace es crear una familia, o sea, antes había una familia desestructurada, la aparición de mi segundo padre vértebra a la familia, crea una familia nueva y no solo modifica mi relación con él, crea relaciones nuevas con todo el mundo, de él con mis hermanos, de él, por supuesto con mi madre, pero también con mi abuela, se convierte en una familia nueva, una familia es completamente distinta.

JMH: La figura de la madre juega un papel esencial en la novela. La madre y la abuela del protagonista son personajes poderosos, libres, aunque también pueden ser muy autoritarios.

JV: Es que son personajes fuertes, no hay una voluntad de hacerlo así, porque eso que yo me he encontrado, las mujeres de mi familia han sido mujeres extremadamente fuertes y cuando eres fuerte y poderoso, implica también una serie de riesgos, y eso implica que puedas utilizar el poder de una forma o de otra, y luego marcado por las condiciones vitales muy distintas. Las de mi abuela, por ejemplo, es una mujer que nace en 1914, una mujer que tiene que pasar la Guerra Civil en Madrid, una mujer extremadamente dura, una mujer extremadamente fuerte, que pasa mil penalidades, frente al modelo de mi madre que es una mujer nacida en los años 40 en plena posguerra y que vive la transición española, se queda viuda de repente y decide ser libre. Lo que pasa es que la libertad con frecuencia tiene un precio y ella decidió pagar ese precio. Yo no tengo nada que reprocharle en ese sentido, desde hoy, desde el Juan Vila que te habla de casi 50 años, pero en su momento sí que supuso una serie de heridas. Eso es lo que yo cuento en la historia de ese niño huérfano, con un padre muerto, con una madre ausente, con una mala integración en el colegio y con una abuela despótica, extremadamente dura. Pero sin dramatismo, porque no es una historia de malos tratos, ni de abusos sexuales ni, o sea, mi infancia y mi vida ha sido privilegiada pero también pues con una serie de carencias, hasta la aparición de mi segundo padre que es el que vertebra, y el que crea esa esa nueva familia. Las mujeres de mi novela y de mi vida, supongo que no encajan con el paradigma de mujer débil.

JMH: Eso que mencionas sobre el hecho de que la libertad conlleva muchos riesgos y muchas responsabilidades y la sociedad española durante la dictadura era una sociedad muy conservadora, y una mujer como la madre, debía desentonar dentro de esta sociedad.

JV: Con respecto a mi madre ya son los años del cambio, son los años de la Transición y son los años que yo llamo de la falsa revolución en España, porque es un momento en donde se da una revolución muy fuerte en cuanto costumbres, pero  a nivel político pues fue más eso, una transición, no fue una ruptura, sino que fue un proceso de continuidad y que llevó hacia una democracia y luego mi abuela es un modelo de mujer distinta, porque mi abuela  no creo que desentonaba con lo que era el franquismo. Por ejemplo, cuento la historia de la amante que tuvo mi abuelo, y el amante o supuesto amante que tuvo mi abuela, que incluso en sociedades muy cerradas, estas cosas siempre han ocurrido, pero siempre se han podido encontrar estos huecos más o menos de libertad. También es muy significativo que mi abuelo sí tuvo una relación con su con su amante femenina, amante a la que mi abuela le pega en esa escena que cuento, cuando mi abuelo le llevaba unos bombones, y mi abuela se los pega en la cara a la amante. Es probable que nunca tuvo ninguna relación, que es una relación sexual una relación plenamente o igual sí, no lo sé. Pero eso sí creo que siempre había esos huecos de libertad en la vida, incluso en las sociedades más cerradas.

JMH: Es una novela que reconstruye la historia familiar, en relación con la de su sociedad, pero sin cuestionar las decisiones que tomaron cada uno de los miembros de la familia, porque al final de cuentas son personajes que también pertenecen a su momento histórico a su sociedad.

JV: Cuando hablamos de la guerra, o sea las partes que yo hablo de la Guerra Civil, que es un tema que en España es muy candente, y que estamos permanentemente juzgando, yo no me atrevo a juzgar lo que hicieron mis antepasados en la guerra, porque yo he tenido una posición muy cómoda, nunca me he tenido que enfrentar una guerra afortunadamente, nunca he tenido que correr esos peligros que ellos corrieron, Creo que mi generación y desde el presente nos resulta muy fácil, evaluar, situaciones, tremendamente duras y conflictivas que vivieron otras personas en el pasado, y yo por lo menos prefiero no hacerlo,  yo no sé si la gente se plantea que hubieran hecho ellos realmente, yo lo que lo que sí que me planteo es que yo creo que hubiera sido mucho peor que de lo que pudo ser mi segundo padre o mucho peor de lo que fue mi abuelo, los cuales no fueron malos, pero yo hubiera sido un cobarde, y a la mejor ser un cobarde hubiera sido ir al frente a luchar por algo que no creía, y a luchar por un bando que no era el a ti te correspondía. Es un tema extremadamente complejo, que desde el presente juzgamos con demasiada facilidad.

JMH: Quería preguntarte por la figura de este segundo padre, que termina siendo el padre de la familia, que como dices cohesiona a la familia, pero que es un hombre que tiene muchas aristas muy interesantes este personaje.

JV: Es que es lo curioso, y eso lo que digo, porque mi padre era un burgués, un burguesito catalán, de derechas, católico, que viene a enamorarse de una progre madrileña, de comisiones obreras, comunista, que intenta atropellar a un ministro del franquismo, a Manuel Fraga. Es una historia bastante extraña, pero al mismo tiempo bastante normal porque cómo ese señor que podía ser el padre de mi madre acaba enamorándose. Yo no entiendo que es lo que es lo que vieron el uno en el otro, y, sobre todo, que es lo que vio mi padre a mi madre, y es una cosa que no entiendo, mi madre que al mismo tiempo ha tenido una capacidad de seducción con un montón de hombres y hombres muy distintos y mi padre crea una familia, cuando se viene a vivir con nosotros abandona su propia familia. Era viudo, abandona a sus hijos, que ya eran mayores. De hecho, el hijo mayor de mi padre tenía la edad de mi madre, y mi padre también se convierte en otro, la familia se convierte en otra familia y mi padre se convierte en otro, para poder encajar. Hay gente que incluso ha querido verlo como una como una metáfora de la transición y quieren hacer una lectura política de la novela. Yo no sé sí tanto, yo defiendo que estoy contando mi historia, que es una historia real, pero también creo que es una derecha completamente distinta, estoy seguro de que la educación que me dio mi padre a mí no tiene nada que ver con la educación que dio a sus hijos, pero él inevitablemente se tiene que convertir en otro. Era una persona mayor, que pasa por mil historias, desde su pasado de niño abandonado en la Barcelona de los años 20, hasta su papel en la guerra, hasta eso fue el burguesito catalán que pierde la cabeza y se vuelve ligeramente moderno por la comunista madrileña.

JMH: Hay una escena que me parece central y que es cuando la madre, tu madre, lleva a este hombre catalán mayor a la casa, solo por un momento, porque iba como a cambiarse para salir con él. Ese momento cambia la historia de la familia.

JV: A mí esa escena me sirve también para ejemplificar una de las teorías del libro, por decirlo de alguna forma, y es que en el fondo seguimos siendo siempre el niño que fuimos en su día. Esta es una idea que no me gusta, porque hay algo que nos viene impuesto, o que la identidad que se labra de una forma que no sabemos muy bien cómo se labra y que nosotros no tenemos responsabilidad, pero intento explicar a partir de ahí,  a partir de ese recuerdo mi identidad y de mi hermana, como mi hermana intenta seducirle, y yo sin embargo le odio porque viene a robarme a mi madre y al mismo tiempo que me produce un miedo infinito, o sea, el miedo y el odio como las dos fuerzas que han  conducido mi vida, y que la siguen conduciendo hoy en día. Aunque luego, por supuesto con mi padre la relación, es fantástica y se transforma en amor y se convierte en otra cosa, pero sí es esa primera reacción. Pero yo no sé porque mi madre le trajo esta es una cosa. Es otra de esas cosas que nunca he entendido y tampoco entiendo porque él subió. Pero sí que es una escena que él y yo comentábamos mucho, y él me decía o llegaba a la conclusión de que lo había hecho por mí, o sea más que por mi madre, lo había hecho por mí, y de alguna forma que es otra de las ideas del libro, que lo había hecho por una especie de identificación, de cómo él niño huérfano había intentado salvarse a sí mismo, salvándome a mí.


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