Jesús Esquivel
Capturado mediante la coordinación entre la DEA y la Marina mexicana el viernes 15, el capo Rafael Caro Quintero es codiciado por las autoridades de Estados Unidos, que lo acusan de participar en el secuestro y asesinato del agente federal Enrique Camarena Salazar. Fuentes de la agencia antinarcóticos revelan a Proceso detalles de la planeación de la captura, reconocen que será difícil obtener su extradición y se congratulan del éxito del operativo pese a que su corporación no es bien vista por López Obrador.
Estaba escondido en la sierra de Sinaloa, en las montañas alrededor de Badiraguato. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos lo detectaron hace meses y finalmente, en el decimocuarto intento, la Marina mexicana arrestó a Rafael Caro Quintero.
En entrevista con Proceso, un alto funcionario de la Administración Federal Antidrogas (DEA) de Estados Unidos expone algunos de los detalles detrás de la captura de quien fuera uno de los jefes del desaparecido Cártel de Guadalajara, concretada la mañana del pasado viernes 15.
“Hace algunas semanas se logró detectar y confirmar la ubicación y la zona de la sierra donde se escondía; en coordinación con la Marina de México se comenzaron a diseñar operativos muy específicos para que no se escapara o se filtrara la información”, expone el funcionario.
Caro Quintero es el criminal mexicano más buscado y codiciado por el Departamento de Justicia. La DEA siempre ha querido echarle el guante por el secuestro, tortura y asesinato en 1985 de uno de los suyos, el agente Enrique Kiki Camarena Salazar.
La investigación del homicidio del agente de la DEA, aun con la captura de Caro Quintero, sigue abierta. El gobierno estadunidense no descansará hasta procesar o por lo menos interrogar a todos los presuntos involucrados; incluido Manuel Bartlett Díaz, secretario de Gobernación en 1985 y actual director de la Comisión Federal de Electricidad en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Desde hace meses, luego de que se confirmara la zona donde Caro Quintero tenía su guarida, agentes estadunidenses viajaban con frecuencia a México y se intensificaron las negociaciones con la Marina –no con el Ejército, institución de la que la DEA desconfía– para llevar a cabo el operativo de captura.
“Antes de ésta, que finalmente concluyó con su detención, la Marina de México tuvo otras 13 oportunidades de capturar a Quintero y no lo hizo; esto ocurrió a lo largo de un periodo de unas cuatro semanas”, explica el alto funcionario de la DEA.
Las tácticas para localizar a quien en Estados Unidos consideran como el autor intelectual del secuestro, tortura y asesinato de Camarena Salazar, ocurrido hace 37 años en Guadalajara, no siempre implicaron tecnología sofisticada.
Por encima de que tiene cerradas casi todas las puertas con el gobierno de López Obrador, como lo expuso en entrevista el canciller Marcelo Ebrard en el número anterior de este semanario, la campaña de la DEA para encontrar a Caro Quintero se sustentó en traiciones.
Por medio de informantes, miembros de diferentes cárteles del narcotráfico que operan en la región del Triángulo Dorado –en la Sierra Madre Occidental y la cual comparten Durango, Sinaloa y Chihuahua–, la DEA fue cerrando el círculo de pistas que llevaron a Caro Quintero.
“Pagamos mucho dinero a personas que nos iban dando información. Los datos no los compartimos hasta que pudimos corroborarlos por medio de otros métodos de inteligencia, de que se trataba de Caro Quintero. Así fue el operativo”, revela el alto funcionario de la DEA.
Los capos del narcotráfico que lo resguardaron en la Sierra le bajaron la protección a Caro, quien fuera uno de los capos innovadores del trasiego de mariguana de México a Estados Unidos, junto a Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo, según la DEA,
Comenta otro funcionario de la agencia estadunidense: “Caro Quintero, además de viejo, también está enfermo. En los últimos dos años se convirtió en un problema para los narcos que lo protegían. Lo respetan por ser uno de ellos y uno de gran calaña, pero la vida es así; aflojaron su seguridad”.
Y justo eso fue lo que las agencias de inteligencia estadunidenses y la DEA aprovecharon para avanzar en las operaciones de ubicación y arresto, no obstante los 13 otros intentos de captura que no concretó la Marina mexicana hasta el viernes pasado; los esfuerzos no flaquearon.
“Teníamos dudas de que lo fueran a detener. Entendemos que está complicada la relación del gobierno mexicano con nosotros, pero nos decepcionó que en 13 ocasiones tuvieron la oportunidad de capturarlo y no lo hicieron; francamente nos sorprendió que en la decimocuarta ocasión lo hicieran”, dice la fuente de la DEA.
La notificación de la Marina a la embajada de Estados Unidos en México sobre el arresto de Caro Quintero no dio muchos detalles del operativo realizado la mañana del viernes pasado.
“No conocemos mucho por ahora cómo se realizó; lo importante es que ya está bajo la custodia de las autoridades mexicanas y seguro muy pronto sabremos más detalles de lo ocurrido”, enfatiza el alto funcionario de la DEA entrevistado el día de la captura.
“Compartieron el incidente con el helicóptero de la Marina que se desplomó durante el operativo y podría haber víctimas, pero desconocemos los motivos o razones del siniestro”, dice la fuente.
La Marina confirmó la caída de un helicóptero Black Hawk en las inmediaciones de Los Mochis, a 132 kilómetros de Choix, el municipio sinaloense donde fue detenido Caro. El siniestro causó la muerte de 14 marinos. La Secretaría de Marina aseguró no tener evidencia de que el hecho estuviera relacionado con la captura.