CIUDAD DE MÉXICO.– La inflación en la primera quincena de julio tocó su nivel más alto no visto desde hace 21 años, en enero de 2001, ya que registra una tasa anual de 8.16%, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Ni el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC), lanzado por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, ni el alza de 375 puntos base de la Tasa de Interés por parte del Banco de México (Banxico), que pasó de 4.00% en mayo de 2021 a 7.75% en junio de 2022, logran contener el aumento de precios.
En los primeros 15 días de julio, la inflación subyacente, la cual se obtiene eliminando del cálculo del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) los bienes y servicios cuyos precios son más volátiles, o bien, que su proceso de determinación no responde a condiciones de mercado, se ubicó en una tasa de 7.56%.
Por su parte, la inflación no subyacente tuvo un aumento anual de 9.96%, derivado del aumento en los costos de los productos agropecuarios, energéticos y tarifas autorizadas por distintos órdenes de gobierno.
Los aumentos más significativos en la primera quincena del séptimo mes del año fueron observados en el huevo, la papa, la cebolla, la naranja, los refrescos envasados, las loncherías, fondas y taquerías, la electricidad, los servicios turísticos en paquete, los restaurantes y el transporte aéreo.
En contraste, disminuyeron los precios del pollo, aguacate, uva, chile poblano, calabacita, las salas, juguetes y juegos de mesas, zapatos tenis y pantalones para mujer.
De acuerdo con el análisis del Grupo Financiero Monex, desde una perspectiva más específica, las tendencias atípicas se encontraron en agropecuarios y energéticos, pues los primeros tuvieron aumentos descomunales en comparación con lo que se había visto recientemente, mientras que los segundos tomaron un respiro tras varias semanas de incremento.
De hecho, acotó, a nivel de producto cuatro de los 10 elementos con la mayor incidencia alcista pertenecieron al rubro de agropecuarios, destacando la papa, la cebolla y la naranja.
Por donde se le vea, el análisis de Monex advirtió que el dato de la primera quincena de julio es una mala noticia, no sólo en el contexto local sino como antecedente de lo que pueda observarse más adelante con los datos de otros países.
“Si bien es cierto que la composición de la canasta de productos mexicana amplifica el impacto de los incrementos en los precios de ciertos alimentos y que, el proceso de actualización de precios no necesariamente debe coincidir con el timing y estrategias de empresas internacionales, será difícil que el resto de las economías escapen enteramente de las presiones que se observan en estas primeras dos semanas”, concluyó.