Entrevista a Alma Karla Sandoval sobre Cartas a una joven feminista
El libro Cartas a una joven feminista de la escritora y académica morelense Alma Karla Sandoval, llegó recientemente a su cuarta reedición, gracias a la publicación realizada recientemente por la editorial Universo de libros. La obra de la también poeta mexicana se inscribe dentro del género epistolar, que ha dado obras cumbre de la literatura internacional, entre las que podemos señalar a Cartas a un joven poeta de Rainer Maria Rilke, Drácula de Bram Stoker, De profundis de Oscar Wilde. Pero ahora en Cartas a una joven feminista, las misivas son enviadas por una maestra universitaria a una de sus jóvenes alumnas y se encuentran enmarcadas dentro de los cambios sociales, políticos y culturales más recientes que han sido determinados por el movimiento feminista, que como una ola está transformando los paradigmas en los que se movían la sociedad. El feminismo ha venido a cuestionar el statu quo que durante siglos el patriarcado y la hetero normatividad habían construido, para permitir la prevalencia de las opiniones y de la figura masculina. En todos los sentidos. Desde lo privado hasta lo público, desde el hogar hasta los lugares de trabajo, pasando por el campo cultural y académico.
Esto es justamente lo que observamos a través de la mirada escrutadora de una profesora, cuya vida da un vuelco a partir del sismo de 2017, que destruyó la ciudad de Jojutla en el estado de Morelos, lugar de origen de la voz narrativa de estas cartas, quién le escribe a su joven alumna desde esta crisis social. Pero las cartas abordan también una serie de reflexiones personales, que le permitirán a la protagonista cuestionar y analizar a partir de la rica tradición teórica y literaria feminista, las relaciones de pareja, las estructuras familiares, el poder al interior de los claustros académicos, convirtiendo al libro, en una visión necesaria y fresca sobre la revolución que implica el feminismo en la vida contemporánea de México, de América latina y del mundo.
Alma Karla Sandoval es poeta, narradora, ensayista, académica y se ha hecho acreedora al Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano 2013 por “Tratado de bengalas”; del Premio Nacional de Poesía “Noble Ciudad de Tepic” 2015 por “Testimonial de otras palomas”; el Premio Nacional de Narrativa Dolores Castro por “Cuaderno negro para el ojo” y Premio Nacional de Poesía María Elena Solórzano 2019 con “Por defecto de melena”. Además, ha publicado ensayos, entre los que podemos mencionar Vocabularia, diccionario feminista y Necroescritura de los días muy vivos, y es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte y Literatura. Conversamos con ella sobre Cartas a una joven feminista y esto fue lo que nos comentó sobre el origen del libro: “Esta es la cuarta edición de este libro, que puedo decir que fue algo venturoso, porque fue una edición independiente de autor, que salió con Ediciones Zetina de Cuernavaca, y tiramos cien ejemplares que se acabaron en menos de un mes. Eso fue a principios de 2018. De ahí se hicieron más impresiones y perdimos la cuenta de cuántos ejemplares terminamos vendiendo, perdimos la cuenta cuando llevábamos vendidos más de dos mil ejemplares. Nos fue llevando el libro hasta que salió una edición digital con Marina Ruíz en su editorial Astrolabio, y luego se publicó en España, pero no teníamos la distribución nacional, lo cual no nos permitía llegar a más mujeres del país. Y esta nueva edición contiene cuatro cartas nuevas, ahora son dieciséis, ya que originalmente solo eran doce cartas, digamos que es un plus. Cartas que retoman la historia desde 2019, ya que la conversación entre ellas se ve interrumpida por los viajes que este alter ego hace y el libro termina finalmente en Barcelona, con las cuatro cartas de cierre.”
Javier Moro Hernández (JMH): Es un libro muy personal, ya que nos habla desde la historia del personaje de la maestra, desde su voz y sus ideas más personales.
Alma Karla Sandoval (AKS): Tenía que ser así, para ser congruente con una de las grandes aportaciones de la filosofía de género y al feminismo de esta tercera ola, que menciona justo que lo personal es político. Justo ahora estoy terminando de leer Vivian Gornick, un libro que se llama Cuentas pendientes, en donde ella habla de cómo los ensayos de Natalia Ginzburg, desde lo personal, le permiten encontrar una grita para que su escritura se desarrolle y diga lo que tiene que expresar. Al mismo tiempo acabo de leer Huaco retrato de Gabriela Wiener, que también tiene que ver con estas escrituras de no ficción, a partir del yo, de un yo que atraviesa a todas las experiencias, atraviesa los campos minados, y en mi caso, en el caso de estas Cartas, atraviesa las ruinas de una ciudad, que es mi ciudad natal completamente destruida, destrozada por un terremoto. Le tenía que compartir a mi joven feminista lo que era estar en estas brigadas de apoyo, en estos comedores, cuando se te cae la infancia. A mí se me cayó, se me hizo ruina, porque los lugares a los que yo iba, los lugares en donde yo me formé, donde yo crecí, en donde están mis padres, tenía que ser el lugar, con más de dos mis casas destrozadas, tenía que ser el lugar desde donde se escribiera el libro, porque se habían juntado tantas cosas a nivel personal también, la cuestión de un trabajo, la cuestión de la salud, y todo eso cuenta, y por eso se rompe la grieta, y eso me permite escribir muy rápido, porque el libro lo escribí en menos de quince días.
JMH: También están el nivel familiar y el nivel de relaciones amorosa, y eso le permite al lector conocer al personaje de la maestra, que se va deconstruyendo ante nuestra mirada, la vemos transformarse, empoderarse, pero, sobre todo, vemos cómo va circulando en todas estas relaciones.
AKS: El libro no llega aún a la deconstrucción del amor romántico, pero de alguna manera lo persigue, perfila esta necesidad de deconstruir el amor romántico desde esa asimetría, y en alguna parte del libro se cuentan las relaciones que son fallidas. Ella viene de un divorcio, y luego va a otra relación, que también es complicada, vamos viendo la evolución hasta decidir que se opta por la soledad antes que, por el maltrato, y eso también es un posicionamiento completamente político desde el feminismo. Porque en la terapia se le pregunta ¿Mejor sola que maltratada? En una de las cartas se habla de la soledad, a partir de Elizabeth Stanton y su gran discurso de la soledad de las mujeres, que, aunque no la citó, yo la tenía muy presente cuando escribí esa carta. Marcela Lagarde, que es una de las grandes maestras del feminismo en México, circula en muchas de las cartas, y es muy citada, y ella ha hablado de la diferencia entre la soledad y la desolación. Creo que ahí hay un quiebre en las relaciones sentimentales que perfila la deconstrucción del amor romántico y también la asunción de la soledad como un estadio en donde se está a salvo, en donde se es autónoma y en donde las mujeres que hemos sufrido este tipo de relaciones tóxicas tenemos que encontrar una forma de tramar algo que realmente algo que nos convenga a ambos. Esto es importante, porque si te fijas, se toma siempre en cuenta al otro, y es mejor asumirlo desde ahí, desde ese nivel, y hacer política desde ese lugar en donde nos han dicho que no debemos hacerla, como, por ejemplo, la familia. Para mí fue un reto, porque de repente es hacer un striptease emocional, pero vuelvo a Gornick, se cita a María Moreno, autora argentina, periodista. Algo que es curioso es que ellas vienen del periodismo, de la crónica, y me puse a pensar, sí está literatura de no ficción, que tiene esta bastardía literaria, periodística, tiene varias generaciones haciéndose, desde el periodismo están haciendo esta literatura y ampliando los horizontes.
JMH: El tema de las diferentes generaciones de mujeres es muy importante, porque los temas se han estado trabajando, escribiendo, analizando desde el feminismo desde hace muchos años. Son aprendizajes diferentes, pero si hay muchas líneas de conocimiento, de aprendizaje, que como bien dices, permiten esta es una tercera ola, que está protagonizada por muchas jóvenes.
AKS: Para muchas es una cuarta ola, algo que justo conversaba mucho con Francesca Gargallo sobre este tema, tuve la enorme fortuna de ser su amiga y su alumna, y he aprendido mucho de feminismo con las italianas, y ellas hablan de algo fundamental que es la mentoría y la admiración entre mujeres, y sin duda, Cartas a una joven feminista es una relación de mentoría, entre una mujer mayor y una chica más joven, y esta mentoría, y este pasar la estafeta y compartirla, entre las que venimos con cierta trayectoria y las que están asumiéndose como feministas, pero protagonizando el movimiento de una manera inédita, con una fuerza impresionante. De hecho, yo lo veo en mis alumnas, ellas son las que inspiran el libro, y eso es completamente verdadero. Ellas se me acercaban desde hace años con dudas, con preguntas, y yo me decía que tenía que escribir un libro sobre todo esto, y llegó el día. Ellas vienen con todo, con un movimiento teórico, militante, con unas denuncias en las universidades públicas y privadas, y no solo en México y Latinoamérica, también está en los Estados Unidos, en donde la fuerza del movimiento ha dado lugar a que surja la llamada “Cultura de la Cancelación”, tan polémica, tan controversial, pero al lugar al que estamos yendo, estos polos, estas orillas, que son filosas y polémicas, pero se están discutiendo, y se están discutiendo gracias a las jóvenes. Son una marea que ha logrado la despenalización del aborto en Argentina, en Colombia. El presidente de Chile, Gabriel Boric, un presidente joven, progresista, no hubiera llegado a la presidencia sin el movimiento feminista. Lo que dicen algunas como Rita Segato, que es otra gran maestra, de que el feminismo es hoy el movimiento social más potente y auténtico a nivel internacional.
JMH: En ese sentido, hay un momento en una de las cartas, la maestra menciona el silenciamiento que se ha hecho a lo largo de la historia hacia las mujeres, tenerlas en las casas, silenciadas. Eso es muy interesante, el tomar conciencia del silenciamiento y transformar esa historia, también es una ola de cambio.
AKS: Las feministas de Bolivia y las feministas decoloniales, como María Galindo, tienen una categoría, digna de análisis, y es que ellas hablan de que las mujeres somos la memoria del conflicto, y cuando puedes analizar esta larga senda de secretos que nos han hecho tragar, callar, porque calladitas nos veíamos más bonitas, bonitas de acuerdo a estos cánones coloniales, que nos atraviesa y que nos ha herido, es hasta cierto punto motivo de orgullo convertirse en memoria, pero convertirte tú en la memoria del conflicto, y poner el cuerpo, como lo han puesto las sudamericanas, como lo han puesto las chicas en las marchas, y cuando se pone el cuerpo colectivo, acuerparnos y sentir en nosotras la cuerpa, esta otra categoría y convertirte en cuerpa. Desde la memoria del conflicto, de lo que nos ha hecho callar, desde que nos han hecho doler, se puede ser esa memoria, tramar esa memoria en colectivo, y eso es lo que buscan también estas cartas. Simplemente el acoso estaba normalizado hace unos cuantos años, podemos ver casos de mujeres famosas que vivieron acoso, violencia, y todo el mundo diciendo “así eran las cosas.” No lo hablaron nunca, nos parecía normal esa violencia.
JMH: En otra de las cartas hablan del matrimonio, como el lugar al que hay que llegar, y que también es un espacio en donde se había normalizado la violencia, y ha permitido el silenciamiento de muchas mujeres, a las que se les obligó a terminar con sus carreras, porque el matrimonio era “el lugar” al que deberían llegar, deberían esperar.
AKS: Ahí se habla de un determinismo biológico, porque a nuestras abuelas, madres, las criaron precisamente para casarse y tener hijos, como el fin último, eso es un determinismo. Yo no creo que todos los matrimonios sean lugares de violencia y de pesadilla, a mí me parece que no está prohibido casarse porque todas las relaciones van a ser así. No se trata de generalizar, pero el matrimonio entendido desde una mirada patriarcal, heteronormada, cerrada, romantizada en extremo, en donde la unicidad, la fidelidad, el sacrificio, la renuncia, son elementos que engrandecen la posición de ella y no la de él, si es un lugar de violencia, basta con enunciar para que sea violento, no solo es visto normal, sino que ha sido llevado a la práctica. No todos los matrimonios, ni las uniones son así, por supuesto, pero si entramos en ellas con esas miradas, con esos determinismos, ahí estamos en un problema, y desgraciadamente es una estructura y una dinámica que, en muchos lugares de nuestro país, en donde no han roto estos determinismos.