- “En términos económicos no nos está yendo bien”: Jael Pérez
- Necesario tomar decisiones técnicas en el tema hídrico sin politizarlo
Entre los principales retos para Aguascalientes están: el tema del agua, la urbanización de la zona metropolitana, el crecimiento económico, diversificación económica, y la mejora de los salarios, expuso Jael Pérez Sánchez, vicepresidente regional de la Federación Nacional de Colegio de Economistas. Aseveró que la entidad está dejando de crecer, ya que los datos duros de los dos últimos años así lo señalan.
Explicó que en el 2020, respecto al Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal del Inegi, en los primeros tres meses, todavía sin pandemia, ya se detectaba una tasa anual de decrecimiento de -3.3%; en el segundo trimestre, con el despegue de la pandemia se registró -23.1 y para el tercer trimestre fue de -5.1% y el último trimestre fue de -1.4%.
Para el 2021 se registró una tasa de recuperación de 4% comparada con el 2020 y para el segundo trimestre, comparado con el mismo periodo del 2020, trajo un crecimiento del 23.3%; pero el resto de los trimestres siguieron en decrecimiento.
“Las cosas hay que aceptarlas, en términos económicos no nos está yendo bien, el sol no se puede tapar con un dedo”, subrayó.
El expresidente del Colegio de Economistas de Aguascalientes observó que todo el Bajío está también en decrecimiento, inclusive entidades como Nuevo León y Coahuila; el motivo se lo atribuyó a que son estados muy industrializados, y al depender altamente de las manufacturas, y la problemática en las cadenas de suministro del sector automotriz y otros a nivel mundial, ha provocado que la producción se detenga, la demanda de automóviles ha disminuido ante la imposibilidad de competir con China, lo cual afecta también a esta entidad.
Reiteró la recomendación que han hecho los economistas de la entidad respecto a la importancia de que se diversifique la economía de Aguascalientes, a fin de que deje de depender de la industria automotriz, lo que en gran medida ha traído como consecuencia las actuales cifras económicas.
Pérez Sánchez destacó que esta situación implica un reto para la próxima administración estatal en cuanto al desarrollo económico, pues es efecto inmediato es la precarización del mercado laboral, que significa salarios más bajos, limitaciones en las prestaciones sociales y menos puestos de trabajo.
“Ojo, en el crecimiento económico no vamos bien, esa es una realidad, y hay que hacer algo”, recalcó.
Destacó que en cuanto al aspecto urbanización, se debe tomar en cuenta que el 70% de la población en el mundo va a vivir en ciudades, por lo que es momento de pensar qué ciudades se quieren para los próximos 50 años, ya que el modelo de los ochenta ya se agotó, y ahora se debe pensar qué estado se quiere de aquí al largo plazo, y con ello incluye la movilidad, aspirar a una mejora.
Recordó que Aguascalientes es una entidad con una gran cantidad de vehículos de motor, debido a que se le ha apostado a una ciudad para los autos particulares, sin que acabe de mejorar el transporte público y planificar la manera en la que habrá de evolucionar en las siguientes décadas.
Observó que el hecho de que se piense en una ciudad donde haya cada vez más concreto y menos árboles trae como consecuencia el clima que se sufre actualmente, por eso es necesario que haya un equilibrio entre crecimiento urbano y naturaleza.
El economista consideró que el tema del agua se ha politizado en gran medida, más en medio de las campañas, sin que se aborde con la seriedad que se merece y sin soluciones a largo plazo, ya que los documentos oficiales de la Conagua evidencian que es más el agua que se extrae que la que regresa a los acuíferos, lo que provoca un déficit importante especialmente en el del Valle de Aguascalientes; aunque esos datos no exponen cuántos años se podrá contar con el recurso hídrico. Este problema se conjunta con el de la calidad del agua, con repercusiones importantes, por lo que pasa a ser un asunto de primer orden para el estado.
“Se debe hacer un trabajo fuera de la política, un proyecto técnico de mediano y largo plazo, no para los próximos 6 años, sino para los siguientes 50 años, un plan integral, que incluya a las plantas de tratamiento”, apuntó. Recordó que el 76% del agua del estado es para uso agropecuario, y solo el 24% para el resto de las necesidades, entre ellas para casas-habitación.