- El desarrollo de la tecnología incide en su trabajo; su formación debe ser permanente: César Augusto Ramírez Velázquez
- La UNAM cuenta con la carrera de Bibliotecología y Estudios de la Información; se imparte en sistema presencial y abierto
UNAM
Aunque los grandes avances tecnológicos impactan a las bibliotecas, se descarta que estén condenadas a desaparecer; por el contrario, junto con los bibliotecarios son el sostén de la información, afirma el académico del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información (IIBI), César Augusto Ramírez Velázquez.
Actualmente, la simbiosis entre los soportes en papel y los digitales genera amplia gama de servicios a ofrecer al usuario, por tanto los documentos permanecerán, pues tienen su lugar en los espacios físicos; al igual que los textos en línea, se resguardan en estantes y computadoras o aparatos tecnológicos, lo que garantiza la preservación del registro cultural del pasado y del presente.
Con motivo del Día Nacional del Bibliotecario, que se conmemora el 20 de julio, Ramírez Velázquez recalca que los profesionales en el área y los recintos son ejemplos de la adaptación a las nuevas demandas de la sociedad. Por ello, los bibliotecólogos “tenemos toda una gran gama de posibilidades para apoyar a los usuarios”.
De acuerdo con el “Manifiesto de la Unesco sobre la Biblioteca Pública”, el bibliotecario es un intermediario activo entre los lectores y los recursos, por lo que es necesaria su formación permanente.
En ese sentido, el experto comenta que los avances tecnológicos han llevado al uso de novedosos servicios en línea de manera expedita, además de interactuar con archivos, catálogos, libros o documentos en texto completo y de acceso abierto, pero también con aquellos que físicamente se encuentran en los centros de documentación.
Resalta que durante la pandemia hubo expansión en ese sentido, además de la adquisición de materiales no impresos, sino digitales, que se ofrecieron en forma directa y sin cortapisa. “Como bibliotecarios tenemos la obligación de orientar a los usuarios y capacitarlos para que sepan cómo buscar y acceder a esos recursos en línea”.
Además, cuando se carece de herramientas para hacer uso de los materiales de manera remota, los recintos deben tener un área específica de atención, añade.
Los estudios en la UNAM
En la Universidad Nacional la carrera de Bibliotecología y Estudios de la Información se imparte en la Facultad de Filosofía y Letras, en los sistemas presencial y abierto. En el ciclo escolar 2020-2021 el total de aspirantes a ingresar fue de 432, mientras que la oferta disponible fue de 178 lugares; es decir, uno de cada dos ingresó a la carrera. Del total de alumnos del primer semestre, 59 por ciento son mujeres y 41 por ciento varones.
En esta licenciatura se forman especialistas capaces de conocer y analizar los diferentes recursos de información; recuperar, administrar, organizar, sistematizar y difundir el material impreso y en otros formatos; así como identificar los principios y sistemas que serán aplicados en la organización de la información bibliográfica y documental, entre otros conocimientos.
Los servicios del bibliotecario pueden emplearse principalmente en organismos del sector público, privado y descentralizado, entre ellos instituciones educativas y de investigación, organismos gubernamentales e internacionales, banca y seguros, compañías de servicios y consultoría, industria editorial y de la información, además de medios de comunicación y publicidad.
La Universidad Nacional también cuenta con un posgrado en la materia: el Programa de maestría (modalidades: presencial y a distancia) y doctorado (sistema por tutorías) en Bibliotecología y Estudios de la Información.
Digitalización
Ahora con los metabuscadores, quienes buscan, ordenan y ponen llaves de acceso a los acervos “somos los bibliotecarios, mientras que los ingenieros en Informática se encargan de hacer más veloces los equipos de cómputo; es decir, realizamos actividades en equipo que garanticen la accesibilidad”.
En particular, agrega, a partir de la emergencia sanitaria se transformó el funcionamiento de los espacios y el trabajo del recurso humano (bibliotecario).
En este sentido, los retos de los profesionales son, entre otros, no conformarse con el título profesional, sino seguir especializándose mediante una preparación académica formal; existen numerosas áreas, líneas y lugares dentro de la disciplina bibliotecológica y de la información en las que se pueden profesionalizar y luchar por abrir brecha en el campo laboral.
Por ejemplo, en sistemas de información, en la adquisición de materiales o bien en la creación e innovación de servicios de primer orden, hasta generar aplicaciones en las que la Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información de la UNAM ha empezado a incursionar para el sistema bibliotecario de esta casa de estudios “o, como en mi caso, en el área de servicios para grupos vulnerables”.