En la canción de Rubén Blades y Willie Colón, Tiburón, dicen “en la unión está la fuerza y nuestra salvación/ (Si lo ven que viene palo al tiburón) / Pónganle un letrero que diga en esta playa solo se habla español”, para combatir al escualo que acecha sin descanso, se propone darle duro y sin vacilación a hablar un solo idioma, me gusta pensar que implica comprometerse con la verdad, como forma de combate a la amenaza que viene desde el poder.
En el documental de Abner Benaim, Yo no me llamo Rubén Blades, el compositor panameño cuenta que escribió Tiburón molesto, muy irritado, por lo que estaba pasando en Centroamérica, porque el gobierno de los Estados Unidos en la época de Ronald Reagan apoyaba a las dictaduras que controlaban Centroamérica, y organizaba intervenciones militares para derrocar gobiernos democráticos en toda Latinoamérica.
Entre las diversas entrevistas incluidas en Yo no me llamo Rubén Blades me llamaron la atención las intervenciones del escritor Junot Diaz y Sting; el autor de La maravillosa vida breve de Óscar Wao (novela con que ganó el Pulitzer) cuenta que creció escuchando las canciones de Blades y lo influyeron en el desarrollo de su escritura, que no se puede hacer a un lado el compromiso social y político al momento de escribir ficción; Sting también destaca este compromiso en las canciones de Blades, frente a las acciones de los gobiernos, dice el cantante de The Police, no se puede evadir la verdad, es indispensable señalar cuando el Poder miente, señalar las mentiras del Poder.
Sobre el compromiso social y político del artista se han desarrollado múltiples tesis, en las importantes hay una coincidencia, el arte, esa herramienta, está al servicio de la sociedad y nada peor puede hacer el artista es rendirse a las órdenes del Poder, convertirse en vasallo de las instrucciones de Palacio, contra los abusos del Poder, sin importar el color o la personalidad de quien lo ejerce en contra del bienestar de la mayoría.
Cuando Rubén Blades habla del compromiso que asume al componer, insiste en que es una obligación responder ante esos abusos del Poder, sin importar si son órdenes de Reagan, Nicolás Maduro o Donald Trump.
En México, un amplio sector de los artistas ha tomado en sus manos la responsabilidad de combatir las fake news, perdieron la confianza en los medios de comunicación y decidieron elaborar sus propios canales para hablar a favor de la verdad. Para desmentir al periodismos tradicional, al que señalan de ser cómplice de las oligarquías que gobernaron y corrompieron al país, estos artistas difunden su trabajo a través de las redes sociales, establecen escuelas de formación ideológica, escriben panfletos y organizan asambleas informativas para exhibir como los adversarios del antiguo régimen intentan desestabilizar a la Cuarta Transformación, cuando se publica cualquier evidencia que muestre lo contrario a lo que el presidente Andrés Manuel López Obrador considera logros y avances de su administración.
Cualquier información que difundan los medios señalados por el presidente como adversarios, inmediatamente es desmentida, puesta en duda, se le califica de paparrucha, rumor infame, conspiración, porque estos artistas están comprometidos con evitar más engaños al pueblo bueno que representa López Obrador.
En esta defensa de la verdad cuatroteísta, se repiten las peores formas de comunicación de los gobiernos corruptos, se califica sin verificar, se dan por hecho las declaraciones sin cotejar con los hechos, porque la Cuarta Transformación y su líder no pueden estar equivocados. Sin importar cómo, cumplen con su compromiso, y olvidan que justifican no a la verdad, sino al Poder.
Coda.
Eh, tiburón, el canto de sirena
(Tiburón, que buscas en la orilla, tiburón)
Serpiente marinera
Ay, tú nunca te llenas
(Tiburón, que buscas en la orilla, tiburón)
Cuida’o con la ballena.
@aldan