Quiero iniciar agradeciendo la gentileza del maestro Julio Vázquez Valls, director titular de la Orquesta Filarmónica de la Universidad Autónoma de Aguascalientes por la invitación que me hizo para asistir a la segunda de las dos presentaciones de la ópera Dido y Aeneas del compositor británico Henry Purcell que tuvieron lugar en el Teatro Morelos.
Esta ópera recurre a uno de los temas más frecuentados por la música, se han escrito muchas partituras al rededor de este tema, digamos que el origen de todo son los dos poemas épicos de Homero: La Ilíada y la Odisea, a consecuencia de estas joyas de la literatura clásica se han escrito muchas cosas, La Eneida, por ejemplo, del poeta latino Virgilio, que es la historia de Eneas o Aeneas, un valiente capitán del ejército derrotado, los troyanos después de que “la bien trazada Ilión”-, como dice Homero-, es saqueada e incendiada “por los gallardos aqueos de blonda cabellera”, para seguir citando a Homero. Esta ópera de Henry Purcell está basada en el Canto IV de la Eneida de Virgilio, aquel que fue la guía de Dante en su paso por el Infierno y el Purgatorio. Tiene libreto en inglés del dramaturgo y poeta británico Nahum Tate. No conocemos con precisión al fecha de su composición pero debió ser alrededor de 1688. La historia relata el amor entre Dido, reina de Cartago y el forastero troyano Aeneas y la desesperación final ante la imposibilidad de ese intenso amor. Es una verdadera joya del lenguaje operístico del período barroco de la música.
La Orquesta Filarmónica de la UAA, trabajando con los conjuntos corales de nuestra máxima casa de estudios y los solistas que participaron en cada una de las dos presentaciones, nos ofrecieron una propuesta de la ópera de Purcell en formato de concierto, es decir, sin una escenografía, pero sí con un vestuario aproximado al contexto histórico de la obra, o por lo menos caracterizando al personaje de la manera más fiel posible.
En lo que respecta al coro, me pareció débil e incluso en algunos momentos desafinado, pero hay que entender que son estudiantes y en su proceso de formación tendrán que ir corrigiendo esos detalles, no tengo duda de que con trabajo y compromiso, y férrea disciplina, recordemos que la música es pasión y disciplina además de un conocimiento erudito de la técnica, estos problemas se corregirán sin contratiempos, sobre todo bajo la dirección del maestro Javier Zuñiga Aceves, no pongo en duda su solvencia en la enseñanza de la técnica vocal.
Por otro lado los solistas que me tocó escuchar, es decir, el viernes 3 de junio, fueron Tania Patricia González García, mezzo soprano en el papel de la reina Dido, José Manuel Alfaro Martínez, barítono, es Aeneas, el príncipe de la destruida Troya, Belinda, la hermana de la reina de Cartago fue representada por la soprano Alondra Salas Sánchez, la segunda dama de la reina fue caracterizada por la soprano Amelie Romo Villalpando, ella misma también caracterizó a una de las brujas. Beldame el hechicero fue responsabilidad del barítono Axel Santiago Gómez Peralta. El papel de la bruja le fue encomendado a Ana Isabel Ramírez Lomas, ella es mezzo soprano. El dios Mercurio, el de los pies alados recayó en la responsabilidad de la soprano Sara Paola Hernández Pedroza y el marinero fue el tenor Sergio Naranjo Limón. Los dos protagonistas de la historia, Tania Patricia González García como la reina Dido y José Manuel Alfaro Martínez fueron los más destacados, seguramente por eso obtuvieron los papeles protagónicos de la ópera. Afinados y con un notable desenvolvimiento escénico, fundamental para el cantante de ópera, los demás sí los sentí muy limitados en sus posibilidades, sobre todo histriónicas, muy inseguros en el escenario con movimientos poco naturales, a veces rígidos como bolos de boliche. En cuanto a la voz con problemas de afinación, salvo Amelie Romo Villalpando, aunque insegura en el escenario, si mostró buenas formas en su entonación. Por su parte, Beldame, el hechicero representado, como ya comenté por el barítono Axel Santiago, lo sentí sumamente sobreactuado y con algunos problemas muy evidentes en la entonación.
Pero no se puede, incluso no se debe ejercer una función crítica a un grupo de estudiantes que hicieron un esfuerzo descomunal para hacer este par de presentaciones con todo el compromiso y convicción que esto requiere, no al menos como podríamos hacer una crítica de cantantes profesionales. En este caso es señalar, desde un punto de vista estrictamente personal y sin proponerlo como verdad absoluta, algunos puntos que considero claves y factibles de solucionar para que las cosas mejoren.
Por su parte, la Orquesta Filarmónica de la UAA bajo la dirección del maestro Vázquez Valls no deja de impresionarme, tiene un nivel extraordinario, me gustó mucho la forma de abordar un repertorio que no fue escrito exactamente para una orquesta de estas dimensiones, en el barroco eran solo pequeños ensambles, con la honrosa excepción de la Suite de Música Acuática de Haendel que convoca a media centenar de músicos. La afinación en el barroco es diferente, entre otras cosas. Pero los jóvenes de esta orquesta que ha llegado muy lejos y todavía le falta un largo tramo por recorrer, no deja de sorprender, su disciplina y conocimiento erudito de las obras que le son encomendadas es sorprendente. El bajo continuo perfectamente bien trabajad.
En este caso hablamos de una orquesta reducida y adaptada a las necesidades de la música compuesta por Henry Purcell. No tengo duda de que el maestro Julio Vázquez Valls ha hecho un trabajo muy convincente y en pocos meses ha elevado notablemente el trabajo de la Orquesta Filarmónica de la UAA. Felicidades a todos por este extraordinario esfuerzo.