“El pasado es el devenir del futuro”
Estimado lector de LJA.MX con el gusto de saludarle como cada semana, quiero aprovechar esta ocasión para hacer referencia sobre un tema que resulta de un vasto análisis, la explotación de los recursos en América latina. Sin duda alguna, las riquezas que caracterizan a este continente resultan ser el punto de equilibrio de alguna otra latitud, o mejor expresado, implica la posibilidad de funcionamiento sobre ciertos ejes productivos que determinan la interacción en un mercado mundial y globalizado.
La economía política conlleva un mapeo de intenciones y de aspiraciones, desde Montevideo hasta Río de Janeiro, desde Buenos Aires hasta San Andrés Veracruz, existe una reseña de como desde la conquista se ha presenciado una explotación que figura como una vena, como una herida, como un nicho del cual constantemente emana un elixir que da origen a riqueza y más riqueza, con ínfulas de poder. Existen grupos de poder y sectores que legitiman los privilegios por la herencia en el cultivo de la nostalgia, esto en pleno siglo XXI. Se estudia historia como una lección de literatura, no obstante, es un manual de conquista en el pragmatismo de Jürgen Habermas.
En las cicatrices y en las venas siempre reaparece el pasado, siempre se hace sentir una historia que ya fue, pero que es necesario volver a contar. La pobreza que azota a Latino América, tal y como lo expone el aclamado escritor Eduardo Galeano, tiene que ver con un capital monopolista que esta montado en un engranaje internacional el cual funciona a toda marcha. El mercado internacional resulta ser una llave de la operación que ostenta una dictadura invisible, la cual extrae la riqueza y del mismo modo explota la mano de obra de los bienaventurados individuos que convergen en la cultura loable del esfuerzo y de la frase acuñada a José María Escriba de Balaguer “El trabajo dignifica al hombre.
Es importante recalcar que la riqueza no se crea ni se destruye, solo se transfiere, en tanto que, si América es una vena abierta de recursos esenciales para una economía que versa sobre las necesidades de factores productivos y no sobre las necesidades básicas plasmadas por Maslow, entonces, la explotación será constante, será latente, será herencia y por consecuente quien hizo conquista y controla ciertos momentos y elementos en la cadena de suministro seguirá siendo quien controle y quien despoje. El texto no es un discurso de la propia antítesis de como funciona el capitalismo y en los preceptos del destacado economista Milton Friedman; es el neoliberalismo en el que se interactúa todos los días, todas las noches, cada minuto, cada segundo.
Algunos autores y críticos hacen mención de que la nueva esclavitud es el trabajo, hace algunos siglos la esclavitud era una práctica atractiva para la generación de dividendos. Toda acumulación de riqueza desproporcionada es un desequilibrio en el preámbulo general.
Referente a la responsabilidad social del mundo financiero para con Latinoamérica es fundamental vislumbrar lo siguiente: el FMI otorga préstamos y autorización para que otros lo hagan, nacido en Estados Unidos, con sede en Estados Unidos y al servicio de Estados Unidos, es un inspector internacional, y da el visto bueno para los intereses de la Agencia para el Desarrollo Internacional e incluso otros organismos filantrópicos de alcance mundial. Todos los países latinoamericanos reunidos no logran sumar la mitad de los votos que disponen la orientación de la política para crear un equilibrio económico.
En cada nueva implementación tecnológica aparece el yugo opresor ante quien tiene la mano de obra e incluso la tierra. Es una especie de dominio invisible que traza y ejerce las fuerzas de la dinámica económica. Las líneas discursivas de abatir a la pobreza, a la desnutrición son meros soliloquios. La inflación esta muy por encima de la estabilidad de un ingreso, se liberaliza el comercio, prohibiendo los cambios múltiples y convenios de trueque, obliga a contraer una asfixia de créditos internos con tasas elevadas, que por supuesto van dirigidos a una clase social que aun no tiene el criterio para distinguir las desventajas del interés compuesto, esto en cierta manera es un modo de esclavitud, la inercia financiera sobre un segmento oprimido que no dilucida la eudaimonia, sino que palpa la angustia de una pretensión material, agotando lo más valioso que tiene, su tiempo.
Las venas abiertas de América Latina son una catarsis de lo que sucedió, de lo que sucede y del devenir de un ciclo económico, no hay vanidad en el silencio de las heridas que aun duelen y lastiman.
In silentio mei verba, la palabra es poder.