Vivimos días difíciles, en que la inseguridad, la ralentización de la economía y el alto costo de la vida se apoderan de nuestras preocupaciones y —por cierto— de nuestras ocupaciones. La pandemia, los conflictos externos y la falta de gobernabilidad del país nos han llevado a lo que parece ser un callejón sin salida, bajo condiciones que nos han impedido desarrollar habilidades que nos conduzcan al encuentro de nuevas alternativas que, su vez, nos permitan crear y cimentar patrones de convivencia que nos ayuden a interpretar la realidad y actuar de manera distinta. La apuesta estratégica está —creo yo— en la educación, la cultura y las artes.
El pasado 22 de junio, el INEGI presentó las estadísticas de Museos 2021, cuyos datos adquieren mucho mayor sentido ante la complejidad de la vida actual y la reflexión en torno a la necesidad de potenciar la cultura y las artes. Con base en esta información, sabemos que una parte importante de los museos tuvo que cerrar debido a la pandemia, sin contar con la certeza de que puedan reabrir en el corto o mediano plazo. Del total de museos registrados por el INEGI, para febrero del 2022 apenas el 68% lograba su total apertura. Otro dato que resulta clave es el origen del financiamiento de los museos: el 70.8% contó con recursos públicos para su operación, con una distribución bastante homogénea entre niveles de gobierno (37.3% con recursos de origen municipal; 34.7%, estatal, y 28%, federal); el 12.6% operó con recursos de origen privado; el 5.3% logró hacerlo con recursos mixtos, y el 11.3% con recursos autogenerados. Como podemos apreciar, existe una fuerte relación de dependencia de los museos hacia el Estado mexicano.
El 52% de quienes acuden a los museos son mujeres y el 48% son hombres; estas visitas se explican en su mayor parte por el nivel educativo de las personas: el 60% de los visitantes a los museos en México cuenta con educación superior. Por otro lado, la mayoría de las visitas —que representa el 84%— son por primera vez, mientras que el 10.5% son por segunda o tercera vez, y únicamente el 5% representa visitas por cuatro veces o más durante el año. A propósito de estos datos, podemos formular cuando menos tres hipótesis: 1) no se han desarrollado las condiciones necesarias para fomentar el hábito de ir a los museos; 2) la oferta no es la suficiente para que en cada visita las personas encuentren nuevas obras y propuestas artísticas; 3) la promoción y difusión de actividades en los museos es bastante débil.
Los resultados del INEGI revelan que el 28.5% de las y los visitantes se enteró del museo al que visitaron por amigos, familiares o conocidos; el 14.2% por internet; el 14% por casualidad, y menos del 5% lo hizo a través de folletos, espectaculares o anuncios. Aunado a ello, los resultados del INEGI muestran que los principales motivos por los que las personas no visitan los museos son la falta de cultura o de educación, así como la falta de difusión y publicidad. En efecto, pareciera que las actividades de promoción y difusión de museos son bastante débiles.
Por entidad federativa, destaca la oferta y la demanda en la Ciudad de México, con 139 museos y una afluencia 4.7 millones de visitantes al año, seguida de Nuevo León, con 37 museos y 3.2 millones de visitantes. Aguascalientes se encuentra en el lugar quince, con apenas 10 museos y una afluencia de 175 mil 410 visitantes.
En este mismo espacio editorial he enfatizado en diversas ocasiones el poder que posee el enfoque del aprendizaje a lo largo de nuestra vida como una virtud para virar hacia sistemas educativos más integrales, con la capacidad de crear oportunidades de formación por y para la cultura y las artes, en cualquier lugar (dentro y fuera del sistema educativo), en todos los dominios del conocimiento y en diversas modalidades, es decir, presencial, a distancia o en línea. Como señala la UIL-UNESCO, el aprendizaje a lo largo de la vida fomenta itinerarios de aprendizaje flexibles y valora los conocimientos y habilidades adquiridos de manera informal, lo que deriva en una mayor integración de los sectores de la población que han sido históricamente excluidos de los cambios socioeconómicos, artísticos y culturales.
Como presidente de la Comisión de Educación y Cultura del Congreso del Estado, me preocupa que, en comparación con otras entidades, en Aguascalientes no se produzcan las condiciones adecuadas para potenciar y ampliar la oferta de museos, y al mismo tiempo no se ha capturado una mayor demanda a través de políticas y programas de apoyo, participación, difusión y creación de habilidades artísticas. Es urgente, pues, fortalecer la institucionalidad que da vida al intercambio cultural en el estado, a través de acciones e incentivos para que cada vez más jóvenes se integren y sean parte del desarrollo artístico que impulsan espacios como los museos.
Estoy convencido de que, en este rubro, la oferta que logremos potenciar generará su propia demanda; se trata de que las y los jóvenes artistas de la entidad tengan la oportunidad de expresarse en museos de la entidad, superando, de una vez por todas, esa mala práctica de concentrar el arte en una pequeña élite que, evidentemente, no ha sido capaz de penetrar en la sociedad. Es tiempo de abrir las puertas de los museos a más y mejores artistas que sean capaces de concientizar a la ciudadanía sobre la importancia de convertir los museos en espacios en donde se pueden construir nuevas y más prósperas realidades.
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