Es una bonita tradición en la política mexicana, si señor, no importan los colores de los partidos en el poder, no importa la estirpe, no importa si es la plebe, la prole, o los fifís, no importa el tiempo, mucho menos el género, si les gustan las faldas o los pantalones, vamos, no importa el pueblo, eso es lo de menos, la idea es perpetrarse en el poder para la eternidad o por lo menos unos setenta, ochenta añitos sangrando a los habitantes del cuerno de la abundancia, fabricando en serie más pobres, dándole en toda su jefa a la raza de bronce, al fin que para eso estamos.
Tal cual, una tradición, así como los tamales el día de la candelaria, el grito en el zócalo, los reyes magos, el día de muertos, el tapado es un personaje que encabeza el inicio de la sucesión presidencial en México y que a lo largo de los años a dejando en la lona a tantos políticos decepcionados que algunos desaparecen del mapa, otros cambian de profesión, incluso enferman, se deprimen y rompen en llanto, claro no es para menos, se imagina, ser el jefe supremo de las fuerzas armadas de una república bananera, de un país que sigue en vías de desarrollo, una economía emergente, o que tal aquel adjetivo calificativo que la verdad sonaba muy gacho, el tercer mundo, somos del tercer mundo, es decir los pobres de la geopolítica del planeta, que fuerte. El chiste es que, cuando se acerca el ocaso del reinado de la figura presidencial en turno, este mismo personaje acabado por los retos que implica gobernar un país, flaco, canoso, cansado, con el rostro lleno de arrugas, ese pobre ser humano que dio su vida por servir a la patria, que no se llenó los bolsillos de su pantalón con dinero manchado por la corrupción, por la sangre o por cualquier otro mal que ataca a los presidentes malvados de otras latitudes, esa inmaculada persona casi desde su lecho de muerte decide seleccionar a tres a veces cuatro sucesores al trono; pero cuáles son los requisitos mínimos que necesita el favorecido, es decir el tapado, muy fácil, lealtad al presidente saliente, si claro para garantizar que no lo van a meter al tambo terminando su gestión, que le dé seguimiento a su plan de gobierno, que enaltezca sus obras, sea dócil para que, desde el lecho de muerte el mandamás saliente pueda seguir gobernando, quiere un ejemplo, tenemos muchos. La lealtad a Díaz Ordaz le garantizó la presidencia a Luisito, además aguantó vara, pues le toco uno de los pasajes más oscuros de la historia moderna de nuestro país y desde la Secretaría de Gobernación, como buen punching bag supo soportar todos los golpes para el gobierno de su jefe, pero valió la pena, alcanzó la silla presidencial. Ahí un ejemplo de tapado noble, sumiso, conocedor del sistema, apostando por la perpetuidad y que por cierto lo está logrando, por lo menos de manera física, don Luis aún vive en su casa de San Gerónimo en la CDMX. Qué me dice del tapado malogrado, otro Luis, dicho sea de paso, fue el delfín del presidente, el hijo pródigo de los ahora desahuciados priístas, la contienda estaba entre Manuelito y Donaldo, Carlitos tan fuerte como ahora Andrés, movía a diestra y siniestra los hilos de su partido y del país, seguramente por eso el odio y rencor del actual preciso contra el mismísimo Salinas, nunca lo peló, no era de su altura. Cuando yo era niño (no me salí del tema, contextualizo) recuerdo que los moneros de los principales diarios de circulación nacional representaban al tapado a través de un dibujo de un hombre de traje con el escudo de partido a la vista, usualmente en la solapa y la cabeza cubierta con una capucha que mostraba dos orificios para los ojos; me gustaban esos dibujos pues dentro de la inocencia de la infancia pensaba que eran fantasmas con traje. Regresando al tema, en esos tiempos la caricatura de los tapados apuntaba a dos personajes de peso completo, Luis Donaldo Colosio Murrieta y Manuel Camacho Solís, lo demás ya es historia, lo que es cierto es que a Carlitos le gustaba el perfil de Luisito y pensó que le podía garantizar el proyecto del Tratado del Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, pero ándele que se le sale del huacal, fin del recuerdo. Lo que es un hecho es que para que exista uno, dos o tres tapados es necesaria una figura presidencial autoritaria, toda poderosa, dominante y con mucha pero mucha cola que le pisen, estar en modo político de los setenta, de esos que el crimen organizado y la corrupción son parte de la nómina y que su palabra es la ley.
Es temporada de tapados, de hecho, el preciso ya tiene tres corcholatas, tres colaboradores sumisos, moldeables, garantes del proyecto de nación, pero sobre todo incapaces de tocarlo con el pétalo de una rosa, es decir, como diría Elsa de Frozen “libre soy, libre soy” libre será de toda culpa después de haber destruido el país durante seis años. Una mujer y dos hombres, quienes, por cierto, si la oposición no se pone las pilas (y ya van tarde) serán los sucesores de la silla presidencial y de la oficina en el primer cuadro de la ciudad. Creo yo que, en este momento cualquiera de los tres embona en lo que necesita el jefe, ojo, el jefe, no la sociedad ni el pueblo bueno; pero qué va a pasar con los otros dos que no alcancen la bendición; si la elegida es Claudia, seguramente Adán desistirá de sus ambiciones políticas y puede que acompañe a ya sabe quién a manejar el país desde la mismísima Chingada, porque claro la candidata será solamente un instrumento para gobernar; pero el canciller si alcanzará a hacer berrinche y con suerte busca la candidatura por los naranjas o incluso los del sol azteca en alianza con todos los demás; pero si uno de los dos varones resulta seleccionado por el dedo mágico del dueño del destapador, pudiera ser que la jefa de la ciudad más contaminada del país también haga pataleta pero a diferencia del canciller no haga olas y espere seis años más haciendo campaña por el país como lo hizo su mentor.
Lo bueno es que hay muchos tapados y los paleros les gritan parejo presidente a todos, esa gustada tradición heredada por los ancestros tricolores se mantiene intacta como muchos otros vicios de la administración pública. Debemos estar al pendiente de los tapados, el chisme de telenovela se va a poner bueno cuando el destapador anuncie su decisión.
@ericazocar