Se esperará que el “suicida” frustrado vuelva a comenzar; que el agitado rompa todo y que el “delirante” continúe divagando.
André Bourguignon
Desde hace algunas décadas la salud mental ostenta una visibilidad inusitada alrededor del mundo. Tanto la organización mundial de la salud (OMS) como algunos países miembros se han convertido en impulsores de la atención a esta. Si bien se puede considerar que la salud mental es un fenómeno complejo determinado por múltiples factores de índole social, ambiental, biológica y psicológica, no hay que olvidar que en tanto se problematiza es crucial la reacción del Estado ante la misma. Las decisiones políticas y económicas influyen en nuestra individualidad, los juicios colectivos afectan directamente la unicidad dentro de una sociedad, en la cual la mayoría de las veces somos mínimamente partícipes, observadores pasivos, comparsa, séquito, escolta, procesión, parte del entramado, del funcionamiento, las grandes estructuras nos cooptan, nos manipulan, nos encierran en psiquiátricos intangibles en los que todos estamos numerados, donde seguimos pautas y comportamientos que preservan y multiplican el status quo, la norma, donde las filosas aristas del sistema nos trituran, nos colapsan, nos cercenan, no siempre en la visibilidad del cuerpo, peor aún, en la profundidad de nuestra psiquis.
Sintomatología. En Aguascalientes, apenas a inicios de este año se ha buscado mejorar los servicios dentro de esta área promoviendo la ley de Salud Mental, sin embargo, cabe destacar que hasta el día de hoy solo permanece como una iniciativa que está en espera de ser aceptada, con ella se busca mejorar la sistematización del tratamiento profesional de la salud mental de la población. El foco rojo que ha llamado a generar esta ley, al parecer ha sido el alto índice de suicidios que nos mantiene en el segundo estado a nivel nacional después de Chihuahua (según el comunicado 520/21 del 8 de septiembre del 2021, publicado por el INEGI).
La OMS reconoce que el suicidio es una prioridad para la salud pública. Es también la problemática que aborda prioritariamente el Programa de Acción Mundial para Superar las Brechas en Salud Mental, que proporciona orientación técnica basada en la evidencia para ampliar la prestación de servicios y la atención en los países a los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias. El vínculo entre el suicidio y los trastornos mentales está presente en particular con la depresión y el consumo de alcohol, además en muchos casos se dan en personas que lo cometen impulsivamente en situaciones de crisis en las que su capacidad para afrontar las tensiones de la vida, como los problemas económicos, las rupturas de relaciones o los dolores y enfermedades crónicos, está mermada. Además, se ha demostrado suficientemente que vivir conflictos, catástrofes, actos violentos, abusos, pérdida de seres queridos y sensación de aislamiento puede generar conductas suicidas. Somos sin reparos arrojados a las fauces de las violencias; económicas, físicas, mentales, aquellas disimuladas por los gobiernos, provocadas por el capital, aprovechadas por la religión, estamos explotados en el trabajo, hacinados en las viviendas, enfermos en los hospitales, sin servicios básicos, sin alimentación digna, sin educación, sin cultura ni esparcimiento. Vendemos la cura y la enfermedad, creamos y destruimos, nos internamos y nos damos de alta, gritamos y callamos, padecemos y fomentamos nuestra propia violencia amplificada, el abuso, la represión, somos consumidores de nuestros propios males, incitados, y mansamente sin cuestionamientos acudimos a la liturgia de la autodestrucción para escuchar y seguir a los profetas de la muerte.
Disforia. Aguascalientes se ubica por encima de la media nacional en su porcentaje de población con síntomas de depresión, según los datos de la Encuesta Nacional de Bienestar del INEGI. Con relación al consumo de alcohol, Aguascalientes es el estado donde más alcohol puro se consume per cápita anualmente a nivel nacional, según muestra la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco realizada por la Comisión Nacional contra las Adicciones y publicada en 2017. Cabe mencionar que no existe actualización sobre este dato. Asistimos jubilosos a la festividad del alcohol, el juego, la sexualizacion y la violencia a los animales, a las minorías, a los sin voz, orgullosos de nuestras absurdas tradiciones, somos autocomplacientes, folclóricos, eufóricos en compañía de la pirotecnia y la noche. Nos adormecen con sustancias, con streaming, con aparatos inteligentes que nos conectan con miles y con ninguno a la vez, nuestra singularidad se disloca, nos integramos en la decadencia para no dejar de pertenecer, el aislamiento de la soledad, de la reflexión, de la compasión no vende, no se oferta, no consume. Anestesiados con nuestros delirios de poder o de desdén nos fugamos de lo insoportable, del hastío, de la repetición, de la cotidianidad que nos va moliendo de a poco hasta diluirnos, hasta borrarnos en la masificación. Estamos en la celda del exitismo y el individualismo, donde nos dan cucharadas de meritocracia y pastillas de egoísmo para que el manicomio ande.
Psicóticos. Durante el 2020, el número de nacimientos entre madres menores de edad colocó a Aguascalientes entre los primeros lugares a nivel nacional en contar con la mayor tasa de embarazos adolescentes, señalaron datos del INEGI y del Consejo Nacional de Población (Conapo). De acuerdo con el INEGI, la tasa de mujeres de entre 10 y 17 años que se convirtieron en madres es de 12.4 por cada mil mujeres de este grupo de edad en Aguascalientes, lo que representa a mil 270 madres adolescentes. Con esto, la entidad se coloca en el décimo lugar nacional con la mayor tasa de nacimientos entre niñas y jóvenes. Preservamos la moral al lado de la hipocresía, los más abyectos lo hacemos mejor, los más vulnerables son los que más sufren, debatimos desde nuestra comodidad en el curul, el aula, el púlpito, la oficina, politicas publicas de educacion sexual y derechos, que no avanzan, apelamos a nuestros dogmas para invisibilizar el sufrimiento del otro, preferimos preservar las buenas costumbres, el arcaico pensamiento, nuestras propias fobias, nuestros traumas, les recomendamos oración, resignación, educación, los dejamos a su suerte y los integramos sin pudor a los datos, a las estadísticas, ahí donde el futuro es inexistente.
Claustrofobia. En tema de violencia, a principios del presente año, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública informó que el número de víctimas de feminicidio es de .34 mujeres por cada 100 mil, sin embargo, Aguascalientes la supera y ocupa el tercer sitio, después de Morelos con .84 y Nuevo León con una tasa de .73. En lo que a municipios respecta, en Aguascalientes se tiene un registro de 502 mil 908 mujeres y por cada 100 mil de ellas, .80 son víctimas de violencia, lo que sitúa a la capital en la sexta posición a nivel nacional. Cabe resaltar que la incidencia va al alza, a comparación con el mismo lapso de tiempo de años anteriores, además, cabe señalar que la violencia contra la mujer va en aumento considerable, ya que, a nivel nacional, la entidad se ubica en tercer lugar en llamadas al 911 y en la décima posición en violencia sexual. No educamos para el amor, la ternura, la comprensión, el diálogo, y si se aprende, se aprende tarde, se aprende poco, y si se aprende no es suficiente, nunca es suficiente, no hay tiempo para edificar lo que no reluce falsamente en la materialidad, lo que no se puede comercializar, así distorsionados repitiendo arquetipos y mandatos, nos aterroriza confrontarnos con nosotros mismos y violentamos al otro en la desesperación de no encontrar sentido, de abrirnos, nos justificamos en nuestras creencias de superioridad y de mando, déspotas, escondiendo traumas, heridas, mitos y mentiras, lastimamos, atrapamos.
Disociación. Estadísticas del INEGI revelan que 5 de cada 10 niñas, niños y adolescentes (de 12 a 17 años de edad) son víctimas de violencia en cualquiera de sus formas: psicológica, física y sexual. Según la procuraduría de protección de derechos de niñas, niños y adolescentes, el 78% de ellos son por situaciones de descuido y abandono. Desamparados de la risa, el juego, la alegría, destruimos la inocencia, la mancillamos, sometemos, golpeamos, mutilamos lo que crece, borramos futuros, estamos presas de nuestros egoísmos y compulsiones salvajes, miramos a otro lado, nos distanciamos, castigamos, estigmatizamos, fragmentamos, nos lavamos las culpas, nos purificamos, no pertenecemos y así nos disociamos del horror y el asco.
Memética. Estas estadísticas dan muestra, complementan y dan un informe más amplio y específico sobre las problemáticas que repercuten en la dinámica social y psicológica y que por ende tendrán impacto en nuestra biología y en el ambiente de nuestra sociedad. En 1976, Richard Dawkins, biólogo evolutivo de la Universidad de Oxford, dedicaba un breve capítulo de su obra El Gen Egoísta a un nuevo concepto ideado por él, el “meme”. Según Dawkins, un meme es un módulo de información contagioso que infecta la mente humana, donde se replica y altera su comportamiento, provocando la propagación de su patrón, a través de dos procesadores informativos que poseemos, el primero es el genoma o sistema genético; el proceso por el cual las características de los individuos se transmiten a su descendencia. El segundo es el cerebro y el sistema nervioso. Estos sistemas permiten procesar la información cultural recibida mediante la enseñanza, la imitación o la asimilación.
Entonces, debería de ser de gran interés por parte de instituciones, organizaciones y/o establecimientos públicos y privados dedicados a promover la salud, educación, religión, política, generar un análisis y proponer iniciativas de prevención, partiendo de la dimensión interactiva del sujeto. Pues la interacción y las relaciones sociales son constitutivas al sujeto, no accidentales o externas. La afiliación con los demás nos construye desde adentro. Ampliar nuestro criterio y hacer una observación respecto a nuestra identidad social, nuestra ideología ética sobre la estructura de la realidad, las crisis de creencias (religiosas y morales) y quizá la promesa de una identidad en fase de un cambio perdurable. Nos aislamos, nos abstraemos y encerramos en las fantasiosas creaciones de nuestra propia mente que delirante compartimos con otros, defendemos a ultranza la creencia, el dogma, cualquier resquebrajamiento alteraría toda la estructura, la volvemos sólida, rígida, erecta, sin cuestionamientos, ritualizamos falacias en búsqueda de la verdad para tranquilizar nuestras ansias, nos cerramos para sentirnos sólidos, inamovibles, lo ligero, lo ambiguo, lo que danza nos da pavor, no podemos controlarlo, tomarlo, aprisionarlo, está fuera del poder que sostenemos y por ende representa un peligro para nuestros esquemas, y nos acercamos para convencerle o para destruirle, adotrinamos hablando de libertad, de nuestra libertad, la del otro es enajenación y sumisión, la nuestra es cuerda y sensata.
Dobles alienados. No se trata de etiquetar, clasificar y diagnosticar. Que experimentemos niveles insoportables de sufrimiento no significa que seamos enfermos mentales, ya que sencillamente no existe una definición específica sobre salud mental, cuando se hace una exploración sobre cada caso individual se comprueba que individuos aparentemente “sanos” pueden tener delirios o síntomas que no generen conflictos en su vida, y que consecuentemente, no llaman la atención. Cada uno de nosotros se enfrenta a problemas que aborda a su manera, y lo que se denomina enfermedad mental, puede como veremos, constituir un intento de solucionar y explicar estos problemas. Estamos los alienados, aquellos que como mecanismo de defensa recurrimos a la “locura”, dejamos, perdemos el juicio, nos comportarnos como tal, o estamos aquellos que pertenecemos a una sociedad alienada y creemos haber transformado el pensamiento irrumpiendo en un sistema en borderline.
*Docente de la Universidad Británica, Maestría en Psicología Cognitiva por la Universidad de Buenos Aires (UBA).