“Pseudo”: thriller entre ideología y negocios - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Luciano Campos

 

Julián es un taxtista de Bolivia, atrapado en la rutina. No tiene mucho futuro con su trabajo en La Paz, donde una y otra vez recoge pasaje por las empinadas calles de la ciudad.

 

Hasta que un día, en un incidente callejero, la suerte le da la oportunidad de cambiar su personalidad por la de un pasajero, que resulta ser un pistolero con una misión muy importante, que cambiará la historia del país.

 

Pseudo (Preudo, 2019) es la segunda cinta escrita y dirigida por el boliviano Rodrigo Gory Patiño, que reflexiona sobre la desesperación de las clases desposeídas, que harán lo que sea por ascender en la escala social.

 

Con un guion astuto, y a través de un relato frenético, Patiño crea un thriller policiaco relacionado con lo que parece ser un magnicidio. El desesperado Julián (Cristian Mercado), se hace pasar por gatillero profesional, para recibir la encomienda de ajustar cuentas con un militar que incurrió en cruentas tropelías en el pasado. La izquierda revolucionaria quiere que pague la sangre que derramó. Sin embargo, lo que parece ser una ejecución política es un acto criminal ordenado por alguien que quiere al militar eliminado por motivos que nada tienen qué ver con el interés de la sociedad.


 

“Es un thriller policial sin policías, porque aquí no se ve ninguno. Esa parte de la justicia está ignorada. Hay mucho de thriller político también, claro. Y cuando vemos que, en realidad, el asesinato que aquí se ordena puede tener una relación con los negocios, nos damos cuenta de que la política tiene mucho que ver con el dinero”, dice Gory en entrevista.

 

Luego de la presentación de la película en la Cineteca de Nuevo León, dentro del 13 Festival Ternium de Cine Latinoamericano, el realizador menciona que en esta película se puede observar que el desencantamiento de las ideologías de la generación actual es por enterarse que los políticos y otros actores sociales muchas veces actúan por plata, y no por motivaciones nobles, como puede ser la búsqueda de justicia para acabar con la impunidad.

 

“Ahora ya no se pueden ver utopías como las que se buscaban en la década de los 70. Lo que aquí se dice también puede causar incomodidad, por supuesto, porque hay una manipulación de quienes realmente creen en la causa. Por ahí aparece el personaje de Naira (Carla Arana) que tiene ideología, pero también puede una motivación de venganza”.

 

“Entonces los intereses personales o colectivos pueden ser cegados por el odio, a causa de la discriminación. Los valores políticos y sociales se esfuman y te vuelves ciego. Por ahí los militares también tienen su postura política y quieren hacer justicia. Todos, a fin de cuentas, podemos tener una doble visión del problema”, dice.

 

El guion escrito por el mismo Patiño junto a Luis Reneo, que también codirige tiene elementos de pobreza, represión, dictadura, venganza social, lo cuál puede ser un reflejo no solo de la realidad boliviana, si no de cualquier país de Latinoamérica, dice el cineasta.

 

“Puede pasar en cualquier ciudad. Si vemos en esta historia, hay ex militares que hacen el oficio de costureros, taxistas que no tienen otra fuente de ingreso, hay quienes quieren cambiar entre la izquierda y la derecha y quienes manipulan las ideologías políticas para hacer dinero”, señala.

 

Parece que la única vía para para hacer justicia aquí es la de la violencia, reconoce el director, porque en su desesperación, todos necesitan recurrir a las balas, lo cual mueve a suponer que no hay otra alternativa.

 

Sin embargo, él ve esta historia con esperanza, pues mediante el diálogo y la razón se pueden encontrar acuerdos para prosperar, como asegura.

 

“Vivimos en una inseguridad latente en las grandes urbes. Te meten un cuchillo para robarte un celular. La violencia es presente en todos lados, aunque hay algunos que tenemos esperanza y pensamos que podemos dar un ejemplo mejor a nuestros niños. No es un retrato pesimista de nuestra sociedad, aunque lastimosamente es realista”, dice.

 

Afirma que él, como guionista no toma posición ante los problemas sociales y políticos que proyecta la película. Trata de entender las motivaciones de todos, aunque parece ser que quienes se mueven por dinero o venganza lo hacen en una dirección equivocada, pero su trabajo, desde la imparcialidad, es abrir el diálogo para que el espectador saque sus conclusiones.

 

La cinta fue filmada en el 2019, en La Paz durante poco más de tres semanas, con un costo de 350 mil dólares. Por la pandemia se archivó y hasta el año pasado se hizo la postproducción en Chile. La música la realizó Emilio Kauderer, el mismo que hizo la ganadora del Oscar El Secreto de sus Ojos (2009).

 

La cinta que recorre festivales, se estrena en septiembre en Bolivia, aunque ya fue adquirido por HBO Max para exhibirse en Estados Unidos. Se espera que próximamente pueda ser vista en salas mexicanas.

 

 

 


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