Así no, Presidente.  (3)/ Cátedra   - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Nuestros enemigos tendrán todas las ventajas,

mientras no unifiquemos el gobierno de América.”

Simón Bolívar.

 

Tenía como propósito manejar otro tema para el día de hoy, pero acontecimientos recientes me llevaron a la conclusión de darle preferencia a complementar lo expresado con otros argumentos que me parecen recomendables para ubicarnos de una manera más precisa en relación con el desempeño del actual régimen.

Pero antes de entrar en materia, me permito aclarar una especulación acerca de mi filiación política, porque por lo expresado en mi columna de la semana pasada, hay quienes piensan que pertenezco a algún partido político de oposición al que se encuentra en el poder.

No; no pertenezco a partido político alguno.  Pero como dije -y lo repito- apoyo de manera inquebrantable la institución presidencial, independientemente de la persona que la ocupe; sin embargo, como ciudadano tengo el derecho, así como también la obligación, de opinar tanto sobre los aciertos (como el formidable de cancelar la criminal condonación de impuestos a las grandes empresas, o el “Plan para combatir inflación, compromiso de seis meses”, publicado el día de ayer por El Economista) como sobre los yerros que son tan exageradamente frecuentes que revelan la grave incompetencia para gobernar, al grado de que carece de la necesaria formación autocrítica para reconocerlo.

Como pruebas de lo que acabo de decir van dos hechos recientes, el primero de política interior:

El favor que le está pidiendo el ciudadano Presidente de la República a un presunto delincuente para que cambie el nombre de su organización, (Pide AMLO cambiar el nombre del Cártel Jalisco Nueva Generación. El Occidental. Guadalajara, 03-05-2022) lo que significa, en buen romance, que puede continuar tranquilo en su ilícita actividad, si consiente en cambiarle el nombre a su organización por otro que le parezca bien al ciudadano presidente. Ni a Fox se le ocurrió cometer una tontería de tan grueso calibre.


El segundo es de política exterior y evidencia la absoluta ignorancia que el actual ciudadano Presidente tiene acerca de la historia del Continente Americano y de los grandes esfuerzos que han hecho las naciones latinoamericanas para desprenderse de la “tutela” que los Estados Unidos nos han impuesto desde el siglo XIX para utilizarnos como su mercado cautivo para vendernos los productos de su industria elaborados con las materias primas y con la fuerza de trabajo, de los que nos despoja previamente.

Nada de esto parece saber el presidente López Obrador y mucho menos de los planes Francisco de Miranda a fines del siglo XVIII y de los catorce años de luchas de Simón Bolívar hasta que los ejércitos libertadores destruyeron totalmente las esperanzas de la corona española por recuperar sus colonias en América, en la batalla de Ayacucho de 1824 en la que Bolívar designó como comandante general al Mariscal Antonio José de Sucre, lo cual significó la libertad total del yugo de España, a partir de la cual comenzó otra lucha para defenderse de las aspiraciones del naciente imperio estadounidense, que a partir de su mal llamada “doctrina” Monroe de 1823 ha hecho lo imposible por inventar un nuevo yugo, logrando imponernos el panamericanismo con la Unión Panamericana en 1889 bajo su liderazgo.

Después del triunfo de México sobre Francia en 1867, cuando fracasó en su intento por conquistarnos, terminando derrotada por la fiereza de la guerra de guerrillas que supo conducir Benito Juárez en nuestro territorio y a la fuerza de la razón manejada con un arte sin igual por Jesús Terán en Europa cuando despojó a Napoleón III de la máscara con que había engañado a las potencias europeas que terminaron retirándole su apoyo, América Latina empezó a recuperar la confianza en sí misma, que se fortaleció cuando la Revolución Mexicana paró en seco las aspiraciones de los Estados Unidos de apoderarse de nuestras riquezas, especialmente al expropiar las posesiones petroleras en manos de empresas extranjeras.

Las esperanzas de liberación renacieron en nuestras naciones y empezaron a fortalecer sus aspiraciones de integración mediante diversos esfuerzos. Por ejemplo, la creación del organismo de la ONU denominado Comisión Económica para América Latina (CEPAL) en 1948; la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) en 1960; el Sistema Económico para América Latina (SELA) en 1975; la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) en 1980 o la Reunión de los 8 (Contadora. Grupo de Apoyo) en 1987, todo esto para ir incrementando las medidas de integración económica de América Latina sin la tutela de los Estados Unidos.

 

El gobierno de los Estados Unidos no podía quedarse de brazos cruzados viendo cómo se le iba de las manos la posibilidad de adueñarse de América Latina y entonces aprovechó la llegada al poder del presidente Salvador Allende en Chile, quien por primera vez ganó una elección pacífica para cambiar el sistema capitalista de su país por el sistema socialista.

 

Aquí el gobierno de los Estados Unidos propició el golpe de Estado que derrocó al presidente Allende para imponer al dictador militar Augusto Pinochet y repitió el procedimiento en otros países de América Latina hasta imponer el gorilato que llamó “Operación Cóndor”, que prácticamente terminó con la vida democrática en nuestra Región, en cuyo juego tuvo un papel de primera línea la Escuela de las Américas que tenía en Panamá para adoctrinar a militares de los países que se lo permitieron en las criminales técnicas de represión que asolaron a nuestros pueblos.

 

El corolario de todo esto se manifestó en un nuevo instrumento inventado por el gobierno de los Estados Unidos que inauguró en 1994 con el nombre de Cumbre de las Américas, con el propósito de crear la Asociación de Libre Comercio de las Américas, en lo que estuvo trabajando duramente hasta el año 2005, en cuya cumbre de Mar del Plata, Argentina, debió de haberse fundado bajo la rectoría de los Estados Unidos; pero contra sus deseos, la mayoría de los países de América Latina rechazó la propuesta, con la gran rabieta de Vicente Fox, que había trabajado también duramente en favor del gobierno estadounidense.

 

Ahora pretenden revivir esa momia y resulta que uno de sus principales promotores es nada menos que el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, al seguir el ejemplo de Vicente Fox. A tal grado llega su ignorancia que, desconociendo todo lo explicado, está trabajando por someter a América Latina a los deseos imperiales de los Estados Unidos. ¿En dónde quedó, entonces, todo lo prometido en su campaña de veinte años?

 

Yo le recomendaría que fuera a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM a solicitar nuevamente su inscripción en el primer semestre, para ver si cuando termine la carrera, pero bien estudiada, podría volver a la presidencia para actuar con bases sólidas en beneficio de la Nación.

 

Por eso también dije -y lo repito para que quede bien claro- que soy un ciudadano independiente que, eso sí, trata de juzgar críticamente, con base en un criterio forjado en la lucha diaria y asimilando al ejemplo de ciudadanos como Jesús Terán y Lázaro Cárdenas. Por eso me manifestaré siempre y en primer lugar -mientras existan las fronteras- en defensa de nuestra soberanía nacional, sea quien sea quien pretenda atentar contra ella. Sobre cualquier otro tema podríamos discutirlo, negociarlo y hasta hacer concesiones; sobre la soberanía jamás.

 

Por la unidad en la diversidad

Aguascalientes, México, América Latina

[email protected]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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