Entre el 6 y 10 de junio próximos, en la ciudad de Los Ángeles, California, se tiene programado realizar la IX “Cumbre de la Américas”. A partir de 1994, fecha en que se celebró la primera cumbre, en Miami, Florida, los temas recurrentes a discusión entre los países participantes ha sido adoptar una agenda continental que incorpore temas como el comercio, la economía, los derechos humanos, el combate a la pobreza y la sostenibilidad ambiental, entre otros. El proceso de organización es complejo e involucra una serie de instancia interamericanas, organismos de la sociedad y los propios gobiernos de la región e indica que el evento se efectúa cada dos años, desarrollando en cada Cumbre un tema central y es la primera vez que repite un país organizador.
Para su realización la Organización de los Estados Americanos, OEA, aparte de un intrincado proceso de análisis y planeación, toma como plataforma doctrinal la Carta Democrática Interamericana, misma que se aprobó por su Asamblea General del 11 de septiembre de 2001 en Lima, Perú, misma que en su capítulo IV, relativo al Fortalecimiento y preservación de la institucionalidad democrática, específicamente en el artículo 19, se señala lo siguiente: “Basado en los principios de la Carta de la OEA y con sujeción a sus normas, y en concordancia con la cláusula democrática contenida en la Declaración de la ciudad de Quebec, la ruptura del orden democrático o una alteración del orden constitucional que afecte gravemente el orden democrático en un Estado Miembro constituye, mientras persista, un obstáculo insuperable para la participación de su gobierno en las sesiones de la Asamblea General, de la Reunión de Consulta, de los Consejos de la Organización y de las conferencias especializadas, de las comisiones, grupos de trabajo y demás órganos de la Organización.”
Con base en lo arriba señalado de la Carta Democrática Interamericana, el país anfitrión determina las condiciones de su convocatoria, en este año, siendo Estados Unidos el país anfitrión, determinó, hasta ahora, no invitar a los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, por considerar que, en esos países, se ha roto el orden democrático o constitucional en perjuicio de sus respectivas poblaciones.
En su reciente gira por Centroamérica y el Caribe, el presidente López se comprometió a gestionar ante el gobierno norteamericano la inclusión de todos los gobiernos de América a la Cumbre o no asistir personalmente a la misma. A partir de esa “amenaza”, ha puesto en el ánimo de la opinión pública su postura y obligado a una parte importante de la opinión pública nacional a entretenerse en el asunto. Líderes de opinión, académicos, exdiplomáticos, investigadores se han volcado a evaluar la advertencia presidencial. Cabe aclarar que la participación de México no está en duda, sólo la presencia del mandatario mexicano, en su ausencia, la representación recaería en el Canciller Ebrad. Ahora bien, el tema de la propia Cumbre aún no se ha hecho público, por lo que la delegación del país no está definida plenamente.
Pero… las últimas dos semanas han sido de un tironeo constante por la citada Cumbre, lo que ha levantado una cortina de humo, muy conveniente a otros temas y problemas internos, nacionales, que debe atender y resolver el presidente López Obrador y necesita el espacio que le ha brindado el ruido mediático del tema continental. Los temas que presionan al gobierno de la 4t son muchos y variados y realmente está urgido de distraer a la opinión pública nacional.
Economía. Sí hay un tema que preocupa al presidente sobre todas las cosas es la incontrolable inflación, apenas el miércoles 11 de mayo pasado, el Banco de México, a pesar de la “atenta sugerencia” de López Obrador de no subir la tasa de interés, está subió 50 puntos base quedando en un 7%, para contraatacar la inflación que ronda ya (otra vez) sobre el 6.58%, más del doble del 3% considerado por las autoridades financieras del país. Y no hay nada peor que aquello que impacta en el bolsillo de los mexicanos (votantes) en temporada electoral, al grado que debieron integrar de urgencia el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC), con inciertas perspectivas de éxito, toda vez que sus efectos se verán reflejados sólo en el mediano plazo. Elecciones. En tres semanas se resolverán seis procesos electorales en otros tantos estados, y lo que parecía un día de campo, pronto se topó con negros nubarrones y los resultados no son tan claros para el movimiento del presidente.
Seguridad. En los últimos días, se sumaron tres periodistas más a la lista de ultimados de manera violenta, elevando la cifra a 11 periodistas asesinados en lo que va del año. Asimismo, los feminicidios siguen aumentando de manera alarmante en este gobierno que se presume como el más feminista de la historia, y ya no hablemos de los crímenes violentos a nivel nacional, que a estas alturas ronda las 120 mil muertes. Habría que agregar el “no desliz” presidencial al afirmar la “calidad moral” de su administración y que ahora se procura la preservación de la vida de los delincuentes porque también son seres humanos (?). Zas. ¿Y las víctimas? ¿y el cumplimiento de la obligación constitucional? ¿y la dignidad de las fuerzas armadas nacionales? La atención y contención de la violencia e inseguridad en el país se ha ideologizado bajo una mera perspectiva personal, en perjuicio del interés general.
Salud. Otro asunto que, prácticamente, desde el inicio de esta administración federal ha generado problemas serios ha sido la atención de la salud de los mexicanos, a través de una serie de malas decisiones por sus perniciosos efectos. La desaparición del Seguro Popular y la ocurrencia del INSABI, ambas instancias hoy muertas y la aparición del IMSS Bienestar. La falta de medicamentos a nivel general, la descoordinación de los sistemas de salud y el negativo impacto en la población.
Así que el humo de la Cumbre tiene propósitos muy claros para mitigar la angustia del presidente López.