A 10 días de la Revocación de Mandato, en contra de todas las mentiras que el presidente Andrés Manuel López Obrador, el Instituto Nacional Electoral (INE) no ha dejado de informar sobre las condiciones y características de este ejercicio; participar o no en él, no debería ser cuestionado, sin embargo, en lo personal, sigo dudando si acudiré o no a las urnas el próximo domingo, incluso me preocupa que compartir mis dudas pueda alentar o desalentar la intención de alguien más.
Cuando señalo las mentiras que dice en la conferencia matutina López Obrador es porque, a diferencia del País de los Otros Datos, desde donde perorata y ataca al INE el presidente, en el país que vivo la Revocación de Mandato ha sido publicitada hasta el cansancio, por lo que creo que cuento con los elementos suficientes para decidir si participo o no; el problema es que la enorme mayoría de la información que se ha generado en torno a este ejercicio no proviene del INE sino de los actores políticos, gobierno y oposición, que se han encargado de desnaturalizar lo que la Revocación de Mandato es.
De acuerdo al INE, la Revocación de Mandato es “un instrumento de participación solicitado por la ciudadanía para determinar la conclusión anticipada en el desempeño de la persona titular de la Presidencia de la República, a partir de la pérdida de la confianza”, bien, hay que aprovechar estos instrumentos, aunque en el artículo 83 de la Constitución se establezca que el presidente durará en su encargo seis años, y que sólo puede renunciar por “causa grave” (Artículo 86).
Otra consideración que brinca en este proceso, es la pregunta que estará en la boleta:
¿Estás de acuerdo en que a Andrés Manuel López Obrador, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, se le revoque el mandato por pérdida de la confianza o siga en la Presidencia de la República hasta que termine su periodo?
¿Pérdida de confianza?, ¿por qué permitimos que se sesgara de tal manera el análisis de las políticas públicas y el ejercicio del gobierno? Millones le tienen confianza a López Obrador, y esa misma cantidad puede no estar de acuerdo en la forma en que administra los recursos o las políticas públicas. La Revocación se convirtió en una Ratificación, no de mandato, sino de la percepción ciudadana sobre el carisma personal de un gobernante.
Con la capacidad de distraer la atención hacia donde él quiere, López Obrador convirtió a la Revocación de Mandato en su herramienta favorita para atacar al INE, violar la ley y ejercitar a sus huestes rumbo a las elecciones del 2024, al presidente no le importa ganar el concurso de popularidad, lo mueve la oportunidad de movilizar a sus huestes para entrenarlas en la captación del voto.
La oposición cayó, de nueva cuenta, en la trampa y se ha inventado escenarios sobre la Revocación de Mandato que sólo alimentan la visión conspiranoica de López Obrador. Si votamos, dicen, y gana, estaremos alentando la reelección del presidente. Si votamos y pierde, ayudaremos a que Morena elija al presidente que sustituya al actual; en el discurso de la oposición, el hecho de acudir a las urnas, sin importar el sentido del voto, hará ganar a López Obrador. En todo esto, lo que no importa es la decisión ciudadana.
Urge limpiar la discusión pública de las mentiras.
Coda. Mi hijo estudia el cuarto año de primaria, en un ejercicio reciente, le pidieron que encontrara las diferencias entre el periodo virreinal y el actual en materia de derechos, mientras leíamos el material escolar, descubrió que en ese entonces no se podía elegir a sus gobernantes, “derecho a votar y ser votado”, le dije, ese un derecho que no teníamos; es un derecho que nos está siendo arrebatado, pensé.
@aldan